En las PASO de este domingo en Santa Fe, por primera vez en décadas los tres tercios en que se dividía la elección provincial –Frente Progresista del socialismo y la UCR, el PRO-Cambiemos y el peronismo– se repartirán entre dos grandes frentes. Por un lado, Juntos Avancemos, que integran los sectores del ex Frente de Todos que ganó la provincia en 2019. Por otro lado, el llamado “frente de frentes” Unidos para Cambiar Santa Fe, que conforman las dos patas del ex Frente Progresista, el socialismo y la UCR sumados al PRO, los libertarios y CREO del intendente de Rosario Pablo Javkin. De todo este conglomerado solo quedó por fuera la CC-ARI, que lleva candidato propio.

La interna de Juntos Avancemos lleva para la categoría gobernador cuatro precandidatos de diferentes sectores del peronismo. Marcelo Lewandowski, que aparece como el candidato del oficialismo del gobernador Perotti y quien tiene mayores chances de ganar la interna; Marcos Cleri, de La Cámpora; Eduardo Toniolli, del Movimiento Evita, y Leandro Busatto, del kirchnerismo de la ciudad de Santa Fe. Si esta interna, más allá de las diferencias y matices hacia la gestión del gobernador de los últimos tres candidatos, se lleva con debate pero con tranquilidad, la interna del Unidos para Cambiar está marcada por la belicosidad entre Carolina Losada –expresión de la línea bulrrichista del PRO: de hecho, su candidato a vice es Federico Angelini, mesa chica de Patricia Bullrich y de mucha confianza de Mauricio Macri– y el radical Maximiliano Pullaro, alineado con el armado de Rodríguez Larreta a nivel nacional.

En este escenario, la mirada sobre la importante elección santafesina –en ella vota el tercer padrón más grande del país, después de provincia de Buenos Aires y Córdoba– estará puesta, primero, sobre los números que alcanzará la interna de Unidos para Cambiar Santa Fe –que puede llegar cerca del 50 por ciento– y quién se consagre ganador o ganadora, ya que podría ser el próximo gobernador. Y, en segundo lugar, sobre lo que pasará en Rosario, donde el frente Juntos Avancemos, integrado por el peronismo con Roberto Sukerman como candidato y Ciudad Futura que lleva a Juan Monteverde, puede ganarle la ciudad al socialismo.

Conversamos con la trabajadora de prensa Belén Degrossi sobre la realidad provincial, de cara a las PASO de este domingo y también con las perspectivas de las elecciones generales de septiembre.  

Después de varios años de gestión socialista, el Frente de Todos logró en 2019 quedarse con la gobernación. Sin embargo, de acuerdo a las encuestas, no podrá retenerla en esta elección. ¿Cuánto tiene que ver en esto la evaluación de la gestión del gobernador Perotti? ¿O tiene que ver los armados políticos y la constitución del “frente de frentes” que, en lugar de los tres tercios a los que estaba acostumbrado la política provincial, beneficia al hoy Unidos para Cambiar Santa Fe?

En principio, me cuesta un poco pensar cómo esta campaña provincial no está atravesada por temas que son de índole nacional, incluso cuando las elecciones están desdobladas por cuestiones específicas de la provincia. Yo diría que los dos ejes centrales sobre los que ha girado la campaña son, primero, uno profundamente provincial, que tiene que ver con la seguridad-inseguridad; y el otro es la cuestión económica, de la inflación, de la caída real del salario, de la suba de los alimentos, de las tarifas, etc. Si bien uno entiende que la gestión del gobernador Perotti se va a plebiscitar este domingo en las PASO, al no ser él el candidato, al no tener un candidato natural –porque Lewandowski no forma estrictamente parte de su armado político–, al estar esta campaña muy nacionalizada, sobre todo por los candidatos del otro frente, con Pullaro y Losada haciendo más campaña en los medios porteños que en la provincia, con la interna descarnada, con el apoyo de Bullrich y Larreta, vamos al domingo sin muchas sensaciones de qué es lo que va a pasar. Solo hay una suerte de sentido común, de cierto hartazgo o hastío, pero que la gente no puede ubicar bien a dónde apuntarlo: si es al intendente, al gobernador, a un concejal, un diputado o al presidente de la Nación.

Me parece que la gestión del gobernador Perotti ha tenido buenos tramos, siendo el momento de la pandemia la parte más prolija, más certera, más ordenada, no solo en términos sanitarios, sino también en términos económicos. Es un gobierno muy ligado a la parte productiva, al aparato productivo y la generación de puestos de trabajo. Pero, a su vez, también es un gobierno que asumió prometiendo paz y orden para la provincia, y eso es algo que no solo no se ha logrado, sino que la situación en los ejidos urbanos ha recrudecido. Es conocido el caso de Rosario, porque apela al morbo, al imaginario popular de los sicarios, de los tiros, de la gente que muere todos los días, pero hay una matriz de violencia instalada en la provincia que excede a Rosario. En otras ciudades grandes –como Santa Fe, Reconquista, San Lorenzo, Venado Tuerto, Santo Tomé– se ve, se palpa esa cuestión ligada a la violencia.

Y aunque desde afuera parezca que el frente de frentes Unidos para Cambiar Santa Fe logró condensar todas las opciones opositoras, ahí adentro está todo atomizado. Yo creo que nos vamos a encontrar los santafesinos este fin de semana con una de las boletas más grandes que hemos tenido en años. Y me parece que esa atomización hace que sea muy difícil prever cómo puede llegar a salir la elección y después, a su vez, leer desde esos resultados del domingo qué quiso decir la ciudadanía. Creo que eso va a estar más ligado a lo que pase en las generales que a lo que pase en las PASO.

Desde Buenos Aires, al menos, el voto en la provincia parece dividirse entre lo que ocurre por un lado en Rosario, por otro en Santa Fe, y también el peso del voto vinculado al campo. ¿Esto es así? ¿Cómo capturan votos en cada uno de estos sectores y lugares las distintas opciones electorales de los dos frentes? Los distintos lugares y sectores de la provincia implican políticas diferentes, ¿cuáles son los problemas centrales de la provincia para resolver y las propuestas de los dos frentes principales?

En nuestra provincia tenés el sur, que es el cordón industrial. A su vez, en Rosario se nuclea toda la problemática “narco”. Y que ha estado teniendo un crecimiento económico en el último tiempo. La parte industrializada de nuestra provincia, y no solo las grandes industrias, también las pequeñas y medianas empresas han estado creciendo en los últimos años, han estado generando trabajo genuino. Esto tiene que ver con la forma en que trabajó el gobierno de Perotti, y ellos se lo asignan como un éxito de su gestión. Después, hay un centro-norte donde es verdad que el modelo tiene más que ver con el agro, la ganadería, la cuestión exportadora, y donde las discusiones quizá se concentran ahí. Pero no quiere decir que exista en ese centro-norte provincial solo la cuestión agroexportadora. De hecho, lo que más se ha estado profundizando en los últimos años es la cadena de valor: no solo producir la materia prima o los commodities, sino procesarlos en frigoríficos, en lecheras, productoras de alimentos y biocombustibles. Hay todo un sistema productor del centro para arriba que se ha estado dinamizando mucho más, que sigue siendo campodependiente, pero de alguna manera no está tan ligado a lo que se pensaba hace diez, quince años, cuando discutimos la 125, sin ir más lejos.

Me parece que el tema es que, así como los porteños nos hacen creer que los problemas de Buenos Aires son los problemas de todo el país, los rosarinos y los capitalinos también instalamos una agenda que después se termina imponiendo en el resto de la provincia. Entonces, es muy difícil después saber cuáles son los problemas de la provincia de Santa Fe y cuáles son los problemas de los rosarinos. Porque, por una cuestión de urgencia, siempre parece más importante lo que está pasando en Rosario o lo que nos pasa a nosotros en la Capital; pero en el norte profundo te diría que, a lo mejor, su mayor problema es la conectividad práctica y material de rutas y caminos. Si bien el gobierno de Perotti ha tenido una obra interesante en materia de infraestructura, sobre todo en la construcción de puentes y el mantenimiento de las rutas, a esa gente quizá le interesa más que llegue el ferrocarril que lo que pasa en el sur con la inseguridad. Por eso es muy difícil saber cuáles son los sectores que tienen demandas más urgentes y las que se tendrían que atender.

A su vez, los candidatos, las campañas, están cien por ciento reducidos a la variable seguridad. Si ustedes recorren cualquier calle de la ciudad de Santa Fe, de Rosario, de Santo Tomé, de Sauce Viejo, de Reconquista o de Ceres, los carteles, los panfletos, los spots, todos prometen devolverle al santafecino la vida que tenía previo a la llegada del “narco”. Poco se está hablando de trabajo, salud, educación. Siempre que se habla de eso se lo habla supeditado a la variable seguridad. Por eso es tan difícil llegar a la conclusión de qué tal estamos en todo lo otro. Sabemos que en esto estamos muy mal, y que en los últimos veinte años no le hemos encontrado la vuelta, y que ya han pasado doce años de socialismo, cuatro años de peronismo y ninguno le encontró la vuelta. Bueno, en todos los otros temas ¿dónde estamos parados? ¿Dónde estamos parados en pobreza, en indigencia, en educación, en acceso a la salud, en acceso a derechos? Es muy difícil saberlo, porque la agenda está siempre corrida hace la seguridad.

En el armado del hoy Juntos Avancemos, el favorito es Marcelo Lewandowski. Pero hay tras tres opciones: el diputado Marcos Cleri, de La Cámpora; el diputado provincial kirchnerista de Santa Fe Leandro Busatto y el diputado Eduardo Toniolli del Movimiento Evita. ¿El hecho de que el peronismo esté fragmentado en cuatro opciones le resta posibilidades? ¿Cuáles son los matices de diferencias entre los cuatro armados para que no hayan podido convivir al menos en dos espacios dentro de la interna (sobre todo en los tres sectores más cercanos al kirchnerismo o la centroizquierda)?

La interna del peronismo es la más prolija de todas. No ha corrido sangre, no hubo declaraciones rimbombantes. Las críticas que se la hacen a la gestión del gobernador de los tres sectores de la interna que, digamos, no están tan ligados a la gestión –Cleri, Toniolli y Busatto; Lewandowski sería el candidato oficial– son críticas que no son nuevas, se las venían haciendo desde antes a través de los roles que ocupan ellos institucionalmente. Han mantenido una suerte de civilidad dentro de la interna que, para mí, hace que todos ganen. Nadie sale profundamente lastimado de esto, más allá de que las encuestas indican que Lewandowski es el candidato que podría llegar a ganar esa interna. Digo “podría” porque no hay nadie que haga encuestas estrictamente serias en Santa Fe, no hemos tenido encuestadores que nos den un panorama de lo que está sucediendo en la provincia o al menos en las grandes ciudades.

Hay un fenómeno, y vuelvo sobre la atomización: yo no creo que ningún frente (no candidato, frente) vaya a pasar un piso de un 35 por ciento. Porque la variedad de oferta en estas PASO hace que sea prácticamente imposible, no importa cuán fuerte sean los candidatos. Va a ser muy difícil que cualquiera de ellos coseche una cantidad de votos apabullante.

En este escenario, aparecen los matices y las diferencias entre los distintos espacios del peronismo. Hay una crítica constante a la forma, no de trabajar, sino de armarse políticamente de Perotti desde los otros sectores. A su vez, desde el sector de Perotti dicen que los dotaron a los otros espacios de ministerios, lugares institucionales y ellos los abandonaron. Pero me parece que se ha dado toda la interna como una réplica de lo que ya viene pasando hace más de un año, y es que ciertos sectores del peronismo vienen pidiendo una mano más firme del gobernador para algunas cosas, otro tipo de diálogo para, por ejemplo, las cuestiones de seguridad, que se los incluya más en cierta toma de decisiones, entiendo que él llegó a ser gobernador porque todos ellos trabajaron en la campaña de 2019. Todo eso se traduce en una interna donde hubo crítica, hubo discusiones, hubo debate, pero nada descarnado ni violento. Además, con Lewandowski que no es un candidato “natural” de ningún espacio: viene de la mano del peronismo, está en la lista de Omar Perotti, pero ha tenido un recorrido que no lo ubica dentro de su riñón más cercano. Y su candidata a vice, Silvina Frana, la actual ministra de Infraestructura, ha tenido diálogo con todos los sectores del peronismo en estos años: intendentes, presidentes de comuna, senadores y diputados provinciales. Es decir, dentro del espacio de Perotti es una de las personas que más diálogo ha tenido con todos los espacios del peronismo. Con lo cual, creo que ha sido una campaña muy prolija. Y le ha servido muchísimo lo que ha pasado en el “frente de frentes”. Me parece que los grandes beneficiarios de toda la disputa del “frente de frentes” han sido el resto de las fuerzas, incluso los que quedan por fuera del frente opositor. Si agarramos cualquier boleta para el domingo, vamos a tener a los cuatro candidatos de Juntos Avancemos (lo que sería hoy a nivel nacional Unión por la Patria), los tres candidatos de Unidos para Cambiar Santa Fe (el PRO, el socialismo, la UCR, los libertarios) y hay otros candidatos por fuera. Me parece interesante ver el domingo qué va a pasar con esos dos candidatos que no están en las dos grandes internas. Si van a lograr captar el voto que, por la forma en que se ha ido dando la campaña, quizá huya de los frentes más grandes.

De cara a las elecciones generales provinciales ¿hay posibilidades en septiembre para el ganador de estas PASO con el apoyo de Perotti y el armado local y nacional del ex Frente de Todos, hoy Unión por la Patria? En este sentido, ¿podrá capitalizar, por ejemplo, el voto socialista más histórico, que tendrá en el armado de Unidos para Cambiar Santa Fe una opción más de derecha?

Voy a decir algo que va a sonar antipático, pero no entiendo a los dirigentes y al votante socialista. El armado de este “frente de frentes” pone al socialismo de la línea de Miguel Lifschitz, de la línea Bonfatti, que ya tenían algunas ideas y vueltas entre ellos, y al radicalismo de la línea Pullaro, que también tenía entredichos con las dos líneas anteriores, adentro de una bolsa con la gente que fue oposición suya durante los doce años de gobierno. Y no sólo que fueron oposición, sino que ideológicamente, en teoría, no tienen absolutamente nada que ver. Entonces, vos en las categorías de más arriba podés decir “el que gana, gana y el que pierde acompaña” y no hay convivencia, pero en las categorías de senadores, diputados, concejales, van a tener que convivir en una misma lista. Cuando llegás a la Legislatura te podés atomizar en 800 bloques, pero en la campaña no. No estamos hablando de las diferencias que puede llegar a haber en un mismo partido. No hablamos de Massa y Cristina Kirchner que sellan una alianza, liman asperezas y continúan, pero que siempre estuvieron, más o menos, dentro de un mismo armado ideológico. Estamos hablando de gente que está en las antípodas ideológicas. En teoría, repito. Porque no entiendo cómo vas a conformar una lista con gente que es negacionista, con gente que es antiderechos, con aquellos que hablan de privatizar todas las empresas púbicas, que hablan de abrir las importaciones en una provincia a la que siempre la lastimó casi de muerte esa apertura. Yo no puedo leerlo en otros términos que no sea como aspiraciones políticas. El socialismo pensó que por sí solo no podía llegar demasiado lejos. Lo cual habla de cómo quedó luego de la elección del 2019: completamente desdibujado, desarmado. También por la muerte de Miguel Lifschitz que era el líder natural que le quedaba al espacio. Pero me invita a tratar de entender algo que, a seis meses, sigo sin hacerlo, que es la decisión de integrar ese frente con el PRO línea Bullrich y línea Rodríguez Larreta, con el radicalismo que ya se había ido del Frente Progresista porque estaba demasiado a la derecha como Barletta, Corral, con los libertarios, entre ellos Amalia Granata.

Me extraña y me interesa ver qué va a pasar con ese voto socialista. Que tiene, además, otras opciones por afuera, cosa que el peronismo no tiene. Porque parte de los socialistas no aceptaron ese trato con esta suerte de “frente de derechas”. Tenés una buena línea de referentes socialistas que van a ir por afuera. También referentes del campo nacional y popular, como puede ser el diputado Carlos del Frade, que viene desde hace mucho teniendo relevancia, porque es uno de los que más ha investigado la cuestión de la banda de Los Monos. Hay muchas más opciones para el socialismo fuera de ese frente que líneas peronistas fuera del peronismo. Hay que ver si logra el socialismo retener dentro de ese frente algo de los votos de 2019.

El enfrentamiento entre Carolina Losada y Maximiliano Pullaro se mostró muy fuerte en los últimos meses. Por otro lado, aparece la socialista Mónica Fein como un aporte a la “racionalidad”. La interna entre los tres parece estar cerca de los cincuenta puntos, ¿habrá fuga de votos pos PASO, sobre todo considerando el fuerte enfrentamiento entre Pullaro y Losada?

Creo que todo el enfrentamiento entre Pullaro y Losada responde a una sola cuestión: que saben que quien gana esa interna tiene grandes chances de ser el próximo gobernador, y que los dos se disputan el mismo electorado. No le disputan electorado al peronismo, no disputan el electorado más tradicional del socialismo, no le disputan electorado a los libertarios. Se disputan entre ellos un piso de un 25, 30 por ciento de votos de derecha que esta provincia tiene, rascando con el discurso de la inseguridad, de la mano dura, algún voto de las clases medias bajas y bajas y populares que son las que están más cansadas de la inseguridad. En esa interna, la que queda desdibujada es Mónica Fein. Todos estos meses de campaña se han reducido al binomio Pullaro-Losada. Yo creo que hay gente que cuando el domingo vaya a votar se va a enterar que Mónica Fein está dentro de esa lista casi por primera vez.

Hablar de números me parece difícil porque, como dije, en Santa Fe nunca se tuvieron encuestas serias. Pero diría que de acá al domingo hay que ver qué prima más. Si el discurso anti Losada por porteña, que es muy fuerte, porque para una provincia como Santa Fe es muy importante que el gobernador sea santafesino, o el discurso de Losada de que Pullaro ya fue ministro de Seguridad y no solo no logró terminar con la inseguridad, sino que recrudeció todos los números e índices. Y estuvo involucrado en casusas que, entre otras cosas, investigaron manejos raros de la Policía de la provincia. Hay una contienda donde en ningún momento hay propuestas en discusión. Voy más lejos: creo que si salgo ahora a la calle y pregunto quiénes son los compañeros de fórmula de Losada y de Pullaro, la mayoría de la gente no los conoce. Porque ha habido un reduccionismo completo de la campaña en sus dos figuras. La gente tampoco sabe quiénes son los candidatos a diputados y senadores. Porque la boleta única hace que sean por categoría y no que estén pegados en una misma boleta por lista los candidatos a gobernador, diputados, intendentes.

No sé qué va a pasar con la fuga de votos después de las PASO. Sí creo que ni del espacio del Evita con Eduardo Toniolli, ni de la Cámpora con Marcos Cleri, ni del kircherismo de Busatto se van a fugar votos a Pullaro o Losada. Ellos van a tener que trabajar para contener el voto de los libertarios, el radicalismo, el PRO, el socialismo. Y ver si pueden sostenerlos y crecer ya como candidatos individuales para ganar en las generales.