A pesar del intento de judicialización de las elecciones –que se encuentran todavía sin dictamen–, este domingo Formosa elige autoridades provinciales. Es la tercera presentación ante la Corte Suprema de Justicia, aunque en las dos oportunidades anteriores, en 2005 y en 2013, el máximo tribunal falló a favor de la reelección indefinida de Gildo Insfrán, quien busca este domingo ser reelecto por octava vez. Enfrenta a Fernando Carbajal –actual diputado nacional por Juntos por el Cambio– y al productor agropecuario Francisco Paoltroni, de escaso recorrido en la vida de la provincia. Con un triunfo provincial bastante asegurado, el mayor interés estará centrado en la capital, donde, con la Ley de Lemas vigente, se presentan varios candidatos para intendentes desde el oficialismo.

Sobre la situación en la provincia a partir del reclamo de intervención a la Corte y el horizonte provincial, desde las particularidades locales y la articulación con el gobierno nacional, conversamos con el ingeniero Jorge Bazán, docente universitario, exconcejal y exinterventor de Canal 11.

Las elecciones en Formosa se encuentran judicializadas por presentación de pedido de suspensión e impugnación de la candidatura a la reelección de Gildo Insfrán realizadas por dirigentes de Juntos por el Cambio. ¿Cuál es la lectura que hacen desde la provincia de este intento –todavía, porque aún no hubo pronunciamiento de la Corte– de intervención a la provincia? ¿Cómo creés que va a impactar en la conducta electoral de los formoseños este domingo cuando vayan a las urnas?

La impugnación a la candidatura de Gildo Insfrán a través de los distintos sectores opositores en Formosa –el radicalismo aggiornado con el PRO y un partido que apareció recientemente de Francisco Poltroni, un bonaerense ganadero que armó esto en Formosa para disputarle la gobernación a Gildo– no es algo nuevo. Desde que el gobernador accedió a la primera magistratura provincial, siempre han intentado distintas opciones con tal de evitar que el pueblo se pronuncie e impedir la victoria de Gildo. En años pasados tuvimos dos presentaciones hechas ante la Corte Suprema de Justicia, una a mediados de la década del 90 y otra en el 2003, por las cuales (sobre todo la del 2003) se pedía que se declare inconstitucional el artículo 132 de la Constitución provincial, cosa que en aquel entonces no ocurrió. El máximo tribunal del país dijo que no tenía motivos para intervenir en Formosa, dado que se trataba de una cuestión federal.

Durante estos años, la oposición intentó distintas alternativas: desde poner como candidato a gobernador a un sacerdote de cierta raigambre aristocrática, hasta impulsar al hijo del exgobernador de la provincia Floro Bogado para que el pueblo de la provincia los acompañe, lo cual no ocurrió. Lo que pasa ahora es que, ante la segura derrota, aprovechando lo que ocurrió con las provincias de San Juan y Tucumán, ciertos sectores de la oposición avalados por juristas nacionales han hecho una lectura que, para nosotros, es errónea. Porque si leemos con detenimiento ambas constituciones, tanto para Uñac como para Manzur, las constituciones provinciales no eran lo necesariamente claras como para permitir un nuevo mandato. No ocurre eso con la Constitución de Formosa, que en su artículo 132 dice en forma taxativa y clara: el gobernador y vice durarán cuatro años en sus cargos y podrán ser reelectos. De hecho, todos los cargos provinciales, desde intendentes hasta concejales, tienen una reelección indefinida. Y esto no nos tiene que llamar la atención, porque si miramos a otros países –Alemania, España, la propia constitución estadounidense que no fija límite alguno para varios estados de la unión– nos asombra que hagan tanto hincapié y vayan con tanta vehemencia contra la opción de reelección del gobernador Gildo Infrán.

Lo que ocurre es que tenemos un gobernador invicto. En esta provincia jamás ganó, desde el regreso de la democracia en 1983, otra opción que no sea el justicialismo. Sí, en el año 99, en la capital de Formosa ganó la intendencia el radicalismo, pero duró cuatro años y luego no se volvió a repetir. Entonces, pensamos que todo esto es fruto de la desesperación: hace dos o tres días, uno de los candidatos a gobernador y exjuez federal salió con los tapones de punta contra la Corte Suprema, diciendo que el silencio de la Corte estaba “avalando una dictadura”. Querían utilizar el escritorio –como se dice en el fútbol– en vez de ganar el partido en la cancha. Nosotros estamos tranquilos. Sabemos que va a haber un triunfo contundente del justicialismo el domingo. Y va a ser una noticia a nivel nacional también.

Del lado de la oposición, por un lado, está el actual diputado nacional Fernando Carbajal, que se hizo conocido por ser el primer magistrado que firmó una resolución para permitir durante el aislamiento del Covid el reingreso a la provincia de personas sin cuidado sanitario adecuado, responsable del pico de contagios y muertes posterior. Y, por otro lado, está el productor agropecuario Francisco Paoltroni, quien, aunque no juegue explícitamente como candidato de Milei, se mostró siempre cercano a él y no descarta ser candidato a senador provincial por esa lista. ¿Con que discurso se instalaron cada uno de ellos para enfrentar al gobierno provincial?

Fernando Carbajal es un exjuez subrogante que es mal recordado en la provincia, ya que, como bien recordás, torpedeó la política sanitaria del gobierno provincial. No habíamos tenido un solo fallecido en Formosa hasta que él dio lugar a todos los amparos para ingresar a la provincia sin los protocolos correspondientes. A partir de ahí hubo muchos muertos, centenares de muertos. Y eso el pueblo formoseño se lo achaca a él, justamente porque le salió bien la estrategia jurídica en ese momento, pero nos complicó la estrategia sanitaria. No es un personaje que pueda captar votos en Formosa. Además, tiene una procedencia de afuera de la provincia, y eso es difícil, porque somos muy localistas. Es muy difícil que alguien con tonada correntina, que fue fiscal de Estado del gobernador Colombi, que se manifiesta más correntino que formoseño, le llegue a los formoseños. O sea que no mueve la aguja en Formosa.

Lo mismo ocurre con Francisco Paoltroni. Es un hacendado, como dice Gildo Insfrán, “revoleador de hacienda”, porque se dedica a la compra y venta de animales. Tiene –o pretende tener– algunas plantaciones de soja y otras cuestiones en el interior. Es un bonaerense que tampoco mueve la aguja, porque no conoce la provincia. Es muy difícil para alguien de afuera ganarle una elección a Gildo, que es un candidato que habla guaraní, que no se molesta cuando lo llaman “paraguayito” sino que lo toma con orgullo, que tiene sus raíces muy arraigadas en Laguna Blanca, la ciudad donde nació, en una familia muy pobre, muy humilde. Entonces, es muy difícil. Comentaba antes el caso del sacerdote que había sido candidato a gobernador: el sacerdote era Nazar Anchonera, de una familia patricia de Buenos Aires. Y, si bien había vivido entre los aborígenes, tenía una impronta bonaerense o porteña que no cuajó en la provincia.

Milei acá no tiene gente, no lo conocen. El desconocimiento de Milei supera el 95 por ciento. Algunos sectores de la juventud, pero muy, muy acotados, podrían llegar a votarlo, pero no tiene ningún tipo de estructura acá en Formosa. Como decía, Formosa es muy difícil para el que no conozca la idiosincrasia del formoseño. No es casual que Gildo venga gobernado desde el 95. Todas las veces que se presentó tuvo unos resultados electorales muy, muy buenos. Y esto es porque hace política todo el año, recorre, habla con la gente. ¿Cómo hacés para ir contra alguien que llega a un pueblo y conoce a los abuelos de quienes lo van a saludar, que ha recorrido todo el interior de Formosa a caballo, siendo veterinario, antes de dedicarse a la política, y por eso tiene un conocimiento muy profundo de todos los poblados, los parajes? Los que vienen de afuera tienen una idea muy equivocada de lo que es Formosa: esto no es un feudo, ni nada que se le parezca. La gente vota como quiere. Pero hay una figura central que tiene una impronta, un liderazgo y un carisma particulares.

Finalmente ¿cómo evalúan desde la provincia, estos cuatro años de gobierno del Frente de Todos, sobre todo en cuanto a la articulación con la gestión formoseña para el desarrollo provincial? Y, en este sentido, ¿qué importancia tiene para la provincia la próxima elección nacional, donde puede haber continuidad del oficialismo, pero también volver la derecha de la mano de Juntos por Cambio?

En estos cuatro años hubo una complementación entre el gobierno nacional y el gobierno provincial. Han desfilado los principales ministros nacionales, ha venido varias veces el presidente Alberto Fernández, hubo una coordinación especial con el área de Obras Públicas. De todas las obras que habían sido neutralizadas –porque ésa fue la palabra que se utilizó durante el gobierno de Macri, una especie de eufemismo para decir que las obras se habían parado totalmente por el corte de suministros de fondos– se restablecieron todas.

Si hubiera algún cambio de signo político, es muy probable que volvamos a lo que pasó antes. Durante el gobierno de Macri ni una sola obra nacional con financiamiento acordado se terminó. Está el caso de la planta de agua potable de Clorinda –que es la segunda localidad de la provincia– que acaba de finalizar, porque durante el gobierno de Macri, a pesar de que durante sus primeros días de gobierno estuvo en Clorinda y anunció que no se iba a parar la construcción de la planta, lo cierto es que se paralizó. Y se pudo terminar durante la gestión de Alberto Fernández.

En el gobierno de Macri se había llegado a afirmar que la provincia de Formosa junto con otras del norte éramos inviables. Eso te marca cómo nos ubicaban en ese momento. Por el contrario, nosotros con los gobiernos justicialistas nos hemos llevado siempre muy bien. Y ellos han interpretado las necesidades de estas regiones –para algunos, periféricas– para que se desarrollen. Durante los gobiernos de Cristina y, sobre todo, de Néstor Kirchner, tuvimos un acompañamiento muy fuerte por parte de Nación. El caso de Néstor Kirchner es muy importante, porque aun cuando Néstor no había asumido había conversado muchas veces en las reuniones del Consejo Federal de Inversiones con el gobernador Insfrán. Él le había comentado que tenía un desarrollo muy básico de infraestructura en Formosa en relación a otras provincias, porque Formosa había sido siempre dejada de lado. Había hasta razones geopolíticas por las cuales no se implementaban inversiones importantes. Cuando llegó Néstor al poder, a los pocos días, después de haber estado en Entre Ríos, vino con todo su gabinete y firmó el Acta de Reparación Histórica, que significó para nosotros la concreción de cientos de obras de infraestructura eléctrica y vial. Todo lo que te puedas imaginar se llevó a cabo durante el gobierno de Néstor, gracias a esa reparación histórica.