Lanús es el partido más densamente poblado de toda la Argentina, casi 10.100 habitantes por kilómetro cuadrado de suburbio fabril. Cemento y gente, la configuración de una intensidad que se vuelve estirpe. Con la seguridad de saberse capaz de sostener los tiempos largos de las cotidianidades obreras y las sobremesas de borracheras, y también de sobrevivir con paso veloz a las superficies más chatas de la ciudad sin fagocitarse. Una superpoblación que, fiel a su pertenencia de clase y a la Tercera Sección Electoral bonaerense, es históricamente morocha y peronista. Sin embargo, en la elección de 2015, más allá de que Daniel Scioli se haya impuesto a nivel nacional, el municipio quedó en manos de Cambiemos. Este año, Néstor Grindetti –el intendente del PRO que lo conduce desde entonces– busca su reelección. 

Lanús no tiene un centro importante, ni peatonales, ni muchas plazas. La política, como el resto de las sociabilidades, se hace caminando por sus calles, encontrándose en las esquinas. Sobre ese tejido el peronismo, el Frente de Todos, unificó experiencias y trayectorias para pelear por el municipio y enfrentó a Grindetti en las PASO con cuatro listas. Lanús tiene una memoria en la que se cuentan historias de comunidad que, contra la brutalidad y el odio, vuelven a aparecer en los gestos de los hijos de los trabajadores que se resisten a volverse meras fatalidades. Desde ese piso, se construyó el triunfo abrumador del Frente de Todos en las PASO, que superó a Juntos para el Cambio en diez de los 13 Circuitos Electorales (el intendente sólo ganó en los circuitos que corresponden a las áreas más céntricas de Lanús Este y Oeste y a Remedios de Escalada). En algunos circuitos la paliza fue histórica: como en el 274 (Villa Caraza), donde el peronismo se impuso con una diferencia de 16 puntos por 49 a 33 por ciento; el 273 (zonas de Lanús Oeste y parte de Valentín Alsina), donde el Frente ganó 56 a 27; o el 262 (Villa Independencia, Monte Chingolo, Villa Urquiza, Villa Mauricio), donde obtuvo la mayor diferencia con el 57 por ciento de los votos y una ventaja de 32 puntos sobre Grindetti, que cosechó apenas el 25 por ciento. Ahora, ya unificado tras la candidatura de Edgardo Depetri, el Frente de Todos busca ratificar la victoria en las elecciones de octubre.

Los que nacemos en Lanús aprendemos rápidamente que la única forma de andar es sostener lo que se niega con la urgencia del pulso popular. Con una seguridad que a veces necesita ser un poco impostada, pero que, en definitiva, arraiga en tres fundamentos impecables, trabajo, amor y el descanso absoluto sobre los que caminan con uno. Entre las primeras veces que vivencié esto figura, seguro, la imagen de mi viejo y Germán en reuniones clandestinas montadas en las parrillas del fondo del club Lanús, desde donde planificaban la recuperación de ATE, de la CGT, de la clase trabajadora, del peronismo. En esa constelación, apareció un día un negro veinteañero patagónico que venía de sostener, junto sus compañeros, las luchas en las minas de Río Turbio. Técnico minero de profesión, Edgardo fue secretario general de ATE Río Turbio, pasó a integrar rápidamente la conducción nacional del sindicato y en 1991, participó de la fundación de la CTA. Su larguísima trayectoria sindical, política, social lo llevó también a ser diputado nacional por el Frente para la Victoria entre 2005 y 2013 y, desde 2015, concejal en Lanús. “Diferente, igual, del suburbio que se escapa”, canta Dárgelos. Es que, a veces, uno se escapa, pero siempre regresa porque hay verdades que solo habitan en las calles de Lanús. Volvimos, como siempre, una vez más, para entrevistar a quien fue un compañero referente en muchos momentos de nuestra trayectoria en la CTA, a la hora de entender discusiones, tensiones, matices en plenarios, congresos, marchas, cierres de lista. Con Edgardo, entonces, conversamos sobre la situación actual de Lanús y los desafíos de una nueva etapa política que lo puede encontrar como intendente.

Edgardo Depetri

¿Qué evaluación hacés de la elección y qué perspectiva tiene el Frente de Todos de cara al 27 de octubre, en pos de consolidar el triunfo que tuvieron en agosto?

La elección fue un cachetazo brutal que el pueblo argentino le pega al gobierno de Macri y a todos sus candidatos: a Vidal en provincia y a Grindetti en Lanús, ante una política que lo único que hizo crecer fue la pobreza. Creció la pobreza, la desocupación, la indigencia, el cierre de fábricas. En Lanús cerraron fábricas emblemáticas como la ex Nidera, que es una aceitera multinacional que dejó a trescientos trabajadores en la calle. O la papelera Papel Tec, dejo a cincuenta familias en la calle. Cerró Faurecia, una industria exportadora de las más importantes del sector automotriz, que dejó doscientos trabajadores en la calle. Todos los días cierran fábricas y negocios. Eso hizo que aumentara la desocupación del 6 al 12 por ciento, lo cual pega un golpe también en la economía informal: en los barrios deja de haber changas, tareas de construcción, de limpieza, de pintura. Todo eso ha desaparecido y aparece el hambre, que llega a muchas familias al no tener trabajo, al no contar con ingresos, y además porque se cae el valor de la Asignación por Hijo por la inflación, de la misma forma que cae la jubilación, la pensión frente al aumento de los alimentos más los tarifazos. Es una combinación que provoca mucho enojo, y esa bronca es la que se canaliza votando en contra de Macri y que nos dio a nosotros, de nuevo, una oportunidad para gobernar.

Creo que el resultado de la elección es esto, el momento donde al gobierno se le cae el blindaje mediático, de las redes sociales, y aparece esta realidad. El pueblo se movilizó mucho durante estos años –el movimiento obrero, los movimientos sociales, los movimientos populares–, peleó contra el ajuste. Los organismos de derechos humanos, los docentes, los productores, la CGT, la CTA, se movilizaron permanentemente. Eso canalizó en un resultado electoral que fue contundente y del que el gobierno no se puede recomponer, contra el que no tiene posibilidades de pelear, con Macri a nivel nacional cayéndose cada vez más, igual que Vidal y Grindetti.

En el contrapeso entre Macri y una mejor evaluación de Vidal y Grindetti, se esperaba un corte de boleta. Se dio un grado de corte en Lanús, pero, de todas formas, el Frente ganó por muchos votos de diferencia. ¿Qué evaluación de la gestión del Municipio ves en esa selección?

En Lanús hubo corte. Grindetti sacó 20 mil votos más que Macri y 10 mil más que Vidal. 10,5 puntos de diferencia hubo entre ellos. Así y todo, quedó 38 mil votos abajo del Frente. Hubo corte favoreciendo la gestión local que el vecino comparó con otros momentos y sintió, intuyó, pensó que estaba mejor su ciudad y alentó al intendente local. Pero también hay una crisis que se lleva puesto a Grindetti y a Vidal, porque la gente no come cemento ni luminarias. La heladera está vacía. La gente siente que las tarifas son impagables, que son confiscatorias de su salario, que le alcanza para los primeros quince días del mes. Que cada vez le es más difícil comprar el alimento, vestirse; ni hablar de salir a comer afuera o irse de vacaciones. Hay un quiebre de expectativas. Esa municipalización que planteó Grindetti tampoco le da resultado, porque el pueblo de Lanús es un pueblo peronista. O sea, hay una cultura muy fuerte del peronismo, y el gobierno nacional los doce años de kirchnerismo le dejó un piso muy alto de derechos. Sintió que hubo un gobierno que lo defendió, que lo protegió y ahora no tiene a nadie que le garantice eso. Al contrario, ve en Macri alguien que gobierna para los ricos, que favorece la concentración de la riqueza, que hizo que se llenen de plata los bancos, las empresas de servicio, los sectores exportadores.

Uno lo escucha a Grindetti y explica que el país va a estar mejor porque Vaca Muerta está arrancando y va a generar petróleo, porque el turismo mejoró y la soja también. Pero de eso no tiene nada Lanús: ni turismo, ni soja, ni petróleo. Parece que nos cuenta una historia como si estuviera gobernando un emirato, Dinamarca o París; y estamos en Lanús. Las obras que hace Grindetti son un maquillaje que vende mucho porque, además, está, al igual que Vidal, muy blindado. El gobierno de la provincia gasta seis millones de pesos por día en publicidad en las redes. Pero todo ese blindaje se destruyó con el voto popular.

Ahora bien, hay que tener en cuenta que ya se le había astillado en el 2017. Recordando eso, no hay que sorprenderse tanto por los votos. En 2017, en nuestro peor momento, cuando a nosotros nos estaban revoleando los bolsos de López, nos acusaban de todo, nos decían que el peronismo no tenía destino, Grindetti saca 40 por ciento y Unidad Ciudadana 38 por ciento, Massa saca 10 y Randazzo 5. Hoy nosotros unificamos todo eso en el Frente de Todos. Si bien no es matemático y no se suman los votos directamente, sí suma el espacio unificado. La unidad de peronismo, más la unidad del movimiento obrero, más la unidad de los movimientos sociales, más la unidad de los sectores populares fue la que hizo la elección. No es magia, ni es divina. Es un laburo, y acá se laburó un montón.

Se unificó un proceso político, con el liderazgo de Cristina y una enorme capacidad de conducirlo corriéndose y poniendo a Alberto. Que incluyó lo que para mí es la gran novedad de esta elección: Axel Kicillof, junto a Verónica Magario, por supuesto. Nosotros organizamos un acto de un viernes para un martes y juntó diez mil compañeros y compañeras: increíble. También hay un nuevo fenómeno político en Argentina que a la provincia de Buenos Aires en general y a nuestro distrito en particular nos ayudó a potenciar la lista, las candidaturas, las propuestas. Yo creo que se están dando diferentes elementos que van conjugando una nueva realidad, una nueva etapa política y un cambio en las relaciones de poder. En la construcción de una fuerza política que tiene, en la unidad y en la movilización de toda la sociedad que pelea por sus reivindicaciones, un piso muy importante para pensar hacia el futuro y que impactó en la elección. Se expresa en la juventud, en el movimiento obrero, en los empresarios, en el movimiento de mujeres, en las peleas de libertades y derechos individuales. Me parece que se está gestando algo que el sistema político no tuvo en cuenta, que no vio y, como un aluvión, vino y rompió todo el escenario preestablecido. Creo que fue un 2001 electoral.

Dentro de esa fuerza, de este Frente que se conformó en ese proceso que bien describías recién, ¿cómo imaginás tu camino en el municipio, junto a Russo, con toda su trayectoria también? ¿Cuáles pensás que son los puntos fuertes sobre los que se van a parar?

Primero, nosotros tenemos la certeza de que la elección no la ganamos nosotros. La elección la ganamos todos. Fuimos cuatro listas y la sumatoria de todas le gana a Grindetti. Yo solo no le gano, ni la lista 2, ni ninguno de los candidatos; pero la sumatoria de todos nos permite estar casi 40 mil votos arriba. Yo creo que hay que construir unidad en la diversidad aun pensando distintos. Además, tenemos que estar unidos, porque lo que es estratégico ahora es derrotar a Cambiemos: acá en Lanús, en la provincia y en la nación. Y para eso tenemos que estar juntos, ser generosos en el triunfo, conscientes de que falta la pelea principal, de que aún no le ganamos a nadie. Que estamos contentos, obviamente, que estamos felices y nos encanta haber hecho esta elección después de tanto sufrir, de tanta angustia, tanto destrato, tanta descalificación, compañeros presos, compañeros echados de los puestos de trabajo, compañeros perseguidos. Somos conscientes de que hemos logrado un hecho político trascendente pero que quien lo construyó fue el propio pueblo, que nos usa a nosotros para pararlo a Macri.

Ahora tenemos la responsabilidad de construir la propuesta. Resueltas las PASO, las internas, tenemos que abrir las puertas a todos y discutir. Nosotros estamos hablando con todos los compañeros, hicimos la foto de la unidad, vamos a integrar a todos al comité de campaña, vamos a volver a hablar con los vecinos, mano a mano. Vamos a volver a hablar con todos los sectores. Con los empresarios, porque no se puede seguir agudizando la desocupación que lleva a la pobreza, hay que tener un acuerdo con ellos para que no haya más despidos durante la transición. Con la participación de los sindicatos, que son la base de la defensa de producción nacional.

Lanús tiene mucha capacidad de crecer, de generar valor, porque es un corazón industrial. Lanús siempre fue fuerte en la industrialización, con lo cual tenemos condiciones. Capital hay. Lo que no hay hoy es mercado, salario, consumo: habrá que reactivar eso para sostener los puestos de trabajo. Y eso lo discutimos en Lanús, pero también en la provincia y en la nación. Como dice Alberto, hay que pensar en encender la economía, y que la industrialización nos lleva a nosotros, junto con Avellaneda, Lomas, de nuevo a recuperar el mercado interno y desarrollar la industria nacional.

Vamos a sentarnos mucho en la universidad. Tenemos una hermosa universidad, muy prestigiosa, con muchos compañeros, así que vamos a trabajar con ellos para que nos ayuden a planificar la ciudad, a integrarla: sobre todo, el este con el oeste, y los barrios que no tienen conectividad. Vamos a hacer un Estado más cercano, vamos a planificar la presencia del Estado municipal, provincial, nacional, fomentando lo más importante: la creación de trabajo. Necesitamos que cada acción del Estado nos devuelva trabajo.

Rápidamente tenemos que declarar la Emergencia Alimentaria. Nosotros la presentamos en el Consejo Deliberante hace un año. Acá hay sectores con hambre y no podemos esperar a que encuentren trabajo, a que la economía se reactive; hay que ir a resolver esa demanda ya. Ahí estamos trabajando con Víctor, con muchas organizaciones, movimientos sociales, populares, las iglesias. Nosotros tenemos que resolver la cuestión del hambre y tenemos condiciones para hacerlo.

Tenemos que otorgarles mucha importancia la salud hay que darle un foco importante, darles más entidad a los hospitales, los centros comunitarios, las salitas. Porque hoy los hospitales se mantienen por los enfermeros, los médicos, que a veces hasta les cargan la SUBE a los pacientes para que puedan ir a atenderse, o compran las lamparitas para repuesto. Tenemos un problema serio con pediatría, porque no hay pediatras. Tenemos problemas con los medicamentos, que tampoco hay. Y hay una crisis muy, muy profunda con adicciones. El Estado no tiene capacidad de contención: no contamos con los profesionales, no hay insumos ni medicamentos para los pibes y las pibas. Hay muchos pibes en situación compleja, de mucha vulnerabilidad: es un tema de atención provincial y local.

Otro sector con muchos problemas es el de las personas con discapacidad. No llega ni el PAMI, ni el municipio, ni la nación. Hay una crisis enorme, porque hay un alto porcentaje de personal con capacidades diferentes a quienes les tenemos que brindar una atención específica.

En educación estamos mejor porque hay mucha organización, están los gremios. Las escuelas están mal pero la comunidad las sostiene más, las cooperadoras están cercanas. Entonces, si bien bajaron el presupuesto, siempre hay más capacidad para resolver los conflictos que aparecen. De todas maneras, hay que trabajar sobre escuelas que no son seguras, con la comida que envían para los pibes que comen mal y en poca cantidad.

Tenemos que hacer que en los barrios funcionen las fábricas, las escuelas y también el club de barrio. A los clubes de barrio les tenemos que dar mucho más valor de los que le da este gobierno, que los tiene casi abandonados. Los clubes de barrio son la contención de los pibes. Cada vez que un pibe entra al club, sale de la calle, se lo estamos disputando a la droga, a las bandas, a los narcos.

Después, hay temas que no son específicamente nuestros pero que planteamos que hay que abordar. Las tarifas, por ejemplo: no solo hay que desdolarizarlas, hay que bajarlas o hay que discutir tarifas selectivas, a los jubilados, a los que cobran el salario mínimo, a los clubes de barrio. El impacto incluso de las luminarias en el municipio es terrible. También eso queremos discutir, el tema energético en general, luz, gas, agua, nafta, que sabemos que es nacional, pero sobre el que vamos a aportar nuestra mirada.

Y una cuestión sobre la que estamos entusiasmados es el desarrollo cultural, porque hay un movimiento cultural importante en Lanús y estamos un poco desacoplados de Avellaneda y de Lomas. Nosotros hemos sancionado en el Consejo Deliberante la ordenanza para los centros culturales, pero como Estado no hay una ofensiva de intervención concreta. Queremos desarrollar, para los pibes sobre todo, lo que es Bellas Artes: teatro, cine, fotografía, dibujo, pintura, poesía, música. Eso lo podemos hacer con las escuelas, con los clubes de barrio, con la universidad.

Todas estas son ideas que estamos soñando, pero que estamos cerca de poder concretarlas porque el Estado es importante. Si no gobernamos nosotros, tanto el municipio como la provincia y la nación, estas ideas no se desarrollan. Vamos a hacer un Congreso de la Militancia para largar la campaña y vamos a abrir el debate sobre cada una de las áreas: deporte, salud, educación, ciencia y tecnología. Porque lo que tienen que tener las ideas es encarnadura territorial. Por ejemplo, pensamos tratar de hacer todas las obras por administración. Es decir, no vamos a tercerizar como hoy, que para podar los árboles te contratan una empresa, para administrar los impuestos te contratan otra empresa. Al contrario: que el municipio con sus propios trabajadores potencie al máximo su capacidad productiva. Obviamente, donde no podamos, articularemos con el sector privado, con empresas mixtas, con actores de la economía social, con los movimientos sociales que trabajan la basura. Sobre este tema, tenemos que discutir cómo mejoramos la eficiencia, porque este pueblo está sucio, hay basurales por todos lados. También hay trabajadores de la economía informal a quienes hay que legalizarlos, integrarlos, mejorarles su calidad de vida y hacerlos parte del funcionamiento público, que no necesariamente tiene que ser estatal. La gente está muy mal y el Estado solo no alcanza. Tenemos que ir al Estado, administrarlo, transformarlo y también recuperar la capacidad de la gente de creer en sí misma.