Tucumán va finalmente a las urnas este domingo para elegir a su próximo gobernador y a 49 legisladores provinciales, 19 intendentes, 184 concejales y 93 comisionados comunales. La jornada tendrá a Osvaldo Jaldo y Miguel Acevedo –en lugar de Juan Manzur– por el Frente de Todos y Roberto Sánchez y Germán Alfaro por Juntos por el Cambio como principales animadores del duelo electoral. Y habrá que prestar especial atención a lo que pueda ocurrir en la capital tucumana, donde después de muchos años se presenta una elección pareja y el peronismo aspira a la recuperación de San Miguel.

Sobre las expectativas de cara a esta elección y los desafíos de la provincia, conversamos con Emanuel Gall, integrante del equipo de comunicación del hoy senador Pablo Yedlin, actual candidato a legislador por la lista oficial 830 de capital y un funcionario de muchos años en la provincia. Yedlin fue diputado, secretario general de Gobierno, ministro de Salud, tiene una recorrida importante por los últimos gobiernos tucumanos y, del riñón del peronismo, mucho protagonismo y mucha participación. Emanuel además es integrante del colectivo de educación popular Abrojos, que desarrolla proyectos de comunicación y derechos con distintos tipos de comunidades y gestiona FM Raco, una radio comunitaria ubicada en Raco, comuna a 60 kilómetros de la capital tucumana.

El domingo Tucumán podrá ir a las urnas después de la suspensión del 14 de mayo, cuando la Corte Suprema dio amparo a la presentación contra la candidatura del Juan Manzur en el cargo de vicegobernador. ¿Cómo creés que reaccione el pueblo tucumano tras esta cancelación? ¿Pensás que habrá modificaciones en cuanto a lo que se esperaba de la jornada del 14 de mayo, en particular en la capital, donde la candidata a intendenta fue una de las que sostuvo la presentación ante la Corte?

Creo que no cambia mucho el escenario inicial. Acevedo es una figura de muchos años en el gobierno, ministro del Interior, de mucha confianza del actual gobernador Manzur, pero también con buenos vínculos con el jaldismo. Me parece que era una figura cantada, dado que tiene pocas pretensiones políticas personales, que no genera un cortocircuito entre los dos sectores y que había que tomar una decisión rápida. Así que fue bastante funcional al contexto su elección. Todo estaba bastante cocinado el 14 de mayo. O sea que no creo que haya cambiado mucho, salvo el voto de los indecisos o aquellas personas más apáticas a las definiciones políticas que no deciden su voto hasta las últimas horas. Pero, en general, creo que se va a mantener la tendencia de voto bastante parecida a la que se hubiera dado el 14 de mayo.

Se habla de una diferencia de unos diez puntos a favor del oficialismo a nivel provincial. Y un escenario de empate técnico en la capital, lo cual es una buena noticia para el peronismo, que arrancó desde muy atrás en relación con la candidata oficial Beatriz Ávila, que maneja, por supuesto, todo el aparato y toda la estructura partidaria alimentada desde el municipio. Me parece que sería un gran batacazo si Rossana Chahla (la candidata del Frente de Todos) se pudiera imponer. No es fácil, pero hay que reconocer que la campaña que hizo Rossana Chahla fue muy buena, muy activa, muy protagónica, se puso la campaña al hombro. Y, siendo una persona más de perfil técnico, creo que ha ganado mucha densidad política en estos últimos años y sobre todo en la campaña. Así que no sorprendería que haga una muy buena elección en la capital. Hay que tener en cuenta, por supuesto, que las boletas son integradas, y capital es más alejada a los ideales peronistas y más proclive a las ideas que pregona Juntos por el Cambio. Básicamente por la composición social de la capital: la clase media es muy fuerte, es muy urbana. Es probable que el electorado que decida apoyar a Roberto Sánchez gobernador también elija a Beatriz Ávila intendenta, porque en general no se corta boleta a ese nivel, y ese es un punto a favor de Beatriz Ávila. Pero en la comparación figura a figura creo que Rossana demostró ser una candidata mucho más fuerte, con muchas más convicciones, que hizo jugar mucho más algunas ideas y propuestas concretas y con una cercanía a la gente bastante importante. Se la vio recorriendo barrios, caminando mucho las calles, en una campaña muy activa.

En este sentido, ¿creés que el hecho de que la senadora Ávila haya sido una de las que hizo la presentación ante la Corte, y que se mostró conforme con el fallo que derivo en la suspensión de las elecciones, influya en la votación del domingo en la capital provincial?

No, no creo que la decisión de la Corte pese en la definición de la capital. No le encuentro una relación directa. Creo que los públicos están muy predefinidos por varias cuestiones. Desde lo ideológico, por un lado; también, como decía, la composición social; las características geográficas, las tendencias de votos de los últimos años de cada uno de los distritos. Hace ya largos doce años que se ha perdido la capital y no se puede recuperar. Y con diferencias bastante holgadas por parte de Juntos por el Cambio, teniendo en cuenta que el intendente peronista de ese momento, Domingo Amaya, se pasó para Juntos por el Cambio. Hace muchos años que el peronismo no tiene la capital y no creo que sea la cuestión de la Corte lo que incida. Creo que puede ser, sí, lo que ha podido ir moldeando la figura de Rossana Chahla como una persona que genera expectativas, que está muy vinculada a la gestión, que está muy vinculada a la eficiencia, que ha hecho una muy buena gestión de la pandemia y eso le ha dejado un buen concepto, inclusive, en sectores medios que son más renuentes al voto peronista. Es decir, las características de la candidata me parece que influyen más de lo que puede haber dejado como idea el fallo claramente político de la Corte.

Muchas de las elecciones provinciales hasta ahora –quizá a excepción de Jujuy y La Rioja– estuvieron marcadas por una apelación a la discusión provincial, más allá de la discusión nacional. En Tucumán, por el contrario, las dos fórmulas principales muestran fuertes vinculaciones con las fuerzas nacionales. ¿Cómo es el diálogo entre la discusión en torno a la situación y los problemas provinciales y la política nacional?

Con respecto a la nacionalización de la campaña, creo que, a diferencia de lo planteás en la pregunta, fue una campaña muy provincializada. Se trató de provincializar la campaña en todas las fuerzas políticas. De hecho, en el Frente de Todos no hemos tenido visitas de figuras importantes para participar de nuestra campaña. Eso es un dato por lo menos innovador, porque no es lo que pasaba en las elecciones anteriores. No se lo tuvo tampoco al Presidente en estos últimos meses desde que el gobernador Juan Manzur volvió después de renunciar a la Jefatura de Gabinete, no se lo ve como principal figura del peronismo aquí en una vinculación o diálogo permanente con figuras nacionales. No ha participado ninguna figura tucumana en los debates, por ejemplo, sobre qué características tiene que tener el candidato a presidente. Si bien todos tienen postura y opinión en relación a eso, no es algo que ha aparecido de manera fuerte en nuestra campaña.

Lo que sí ha hecho Juntos por el Cambio es tratar de vincular permanentemente a los candidatos del Frente de Todos provinciales con la gestión nacional. Eso sí se ha hecho. Tanto Sánchez como Alfaro han puesto el énfasis en que Manzur y Jaldo forman parte del supuesto “fracaso” del gobierno nacional y de los indicadores negativos. Pero no creo que por parte del oficialismo se haya tratado de nacionalizar. Si bien, obviamente, se reconocen como parte del espacio y de alguna manera aspiran a que la victoria del domingo sea rotunda, sea categórica, como para que el protagonismo de Juan Manzur tenga trascendencia nacional para, por lo menos, poder participar de la mesa de discusión que se dé sobre la elección de un candidato en una fórmula nacional.

Como tercera figura aparece Ricardo Bussi, hijo del fallecido represor y exinterventor y gobernador tucumano Antonio Domingo Bussi. Sobre todo, teniendo en cuenta el apoyo de Javier Milei, quien lo sostuvo como uno de sus pocos candidatos en las provincias, ¿creés que funcione esta alianza en términos electorales?

Creo que forma parte de una alianza netamente ideológica. Son muy compatibles desde el punto de vista de sus valores y las cosas que pregonan. Casi sería una alianza natural, en ese sentido. Desde un punto de vista más instrumental y funcional, creo que hay una especulación de Bussi en relación a la capacidad de tracción que puede llegar a tener la figura de Milei y que eso puede llegar a favorecerlo, en cuanto a generar esa especie de identificación provincial con esa figura nacional. En el caso de Milei, entiendo que la opción tiene que ver con que no cuenta con estructuras provinciales, no tiene construcciones territoriales y necesita anclarse por lo menos en alguien que entienda, que conozca el territorio, que tenga algún mínimo de representatividad. Y Fuerza Republicana la tiene, es una fuerza que tiene muchos años de construcción, muchos años de participación institucional y que entiende el juego, digamos. Más allá de lo que uno pueda pensar sobre lo que ellos representan, significan, los discursos que promueven y uno pueda estar en las antípodas de todo eso, hay que reconocerle representatividad social. Bussi es una figura que tiene muchos legisladores de su espacio, que tiene concejales, que tiene llegada territorial al interior de la provincia. Entonces, me parece que eso es tentador para personajes mediáticos como Milei que no han, todavía, construido una trayectoria como para tener estructuras provinciales. Así que entiendo que este acuerdo va, por un lado, por lo ideológico y, por otro lado, por lo netamente instrumental.

¿Cuáles serían los principales desafíos para la nueva gestión?

Tucumán es una provincia muy activa económicamente, con una diversidad bastante grande en los últimos años, con una capacidad de generar articulaciones y trabajo conjunto entre instituciones de mucho peso, como la Universidad Nacional de Tucumán, algunos sectores productivos, junto a las políticas públicas de parte del gobierno. Tiene muchas chances de poder generar un nuevo ciclo que reúna a actores muy diversos. Al mismo tiempo, es una provincia que tiene muchas deudas pendientes en muchos aspectos: se podría nombrar como de los más destacados el atraso en infraestructura básica. Se necesitan muchas obras de infraestructura en caminos, rutas, puentes. Tiene inundaciones crónicas en el sur de la provincia. Las calles de la capital, sobre todo, están detonadas. En ese sentido, Tucumán necesita una inversión enorme en obra pública, muy fuerte y que se note rápidamente, como para que el nuevo gobierno genere una buena impresión en ese sentido. Que fue uno de los puntos más fuertes de lo que fue el gobierno de Alperocivh hace ya más de doce años, que se caracterizaba por generar bastante impacto en ese punto, teniendo en cuenta que eran otros tiempos: estaban los gobiernos de Néstor y de Cristina.

Hay muchos problemas con el tema seguridad, también. Es una de las cuentas pendientes de los últimos dos gobiernos, por lo menos, y es un punto a trabajar muy fuerte, porque genera mucho descontento y muchísima conmoción social. Sobre todo, saliendo de la zona más céntrica ya los problemas de inseguridad se van agudizando a medida que se va deteriorando la situación económica. El tema inflacionario está golpeando muy fuerte a los sectores populares y, a su vez, el crecimiento de la economía que se ve no genera impactos a nivel de provocar situaciones de mayor igualdad en los indicadores. Eso está generando una bomba de tiempo que hay que desactivarla claramente con políticas de inclusión, pero también dando señales de que la inseguridad va a dejar de ser un tema de la agenda permanente. Tendrá que incluirlo la agenda del nuevo gobierno, aprovechando los potenciales de la economía, de los sectores más dinámicos de la economía. Acá hay todavía mucho por hacer para favorecer el aumento de las exportaciones de los productos en los cuales es fuerte Tucumán. Que todavía tienen que ver con la economía básica, pero, de a poco, van generando estas fusiones, estas articulaciones que van creando posibilidades de nuevos mercados y nuevas actividades económicas.

Después, obviamente, hay también desafíos en el campo de la educación y de la salud. La educación, por ejemplo, ha sido muy golpeada por la pandemia. No se han vuelto a ver los niveles de escolaridad que se veían antes de la pandemia. Y eso, obviamente, traen muchos problemas, porque hablamos de chicos de entre diez y quince años que no han vuelto a la escuela.