La presencialidad escolar aumenta un 30 por ciento la movilidad en la Ciudad de Buenos Aires, ya que el 60 por ciento de la comunidad educativa concurre en transporte público; pero el Gobierno de la Ciudad afirma que sus alumnos van en autos particulares a la escuela. El gasto en infraestructura escolar para acondicionar las aulas frente a los nuevos requisitos que implica transitar una escolaridad bajo la epidemia de COVID-19 sufrió un recorte del 70 por ciento; mientras, el Jefe de Gobierno porteño hace cadena nacional destacando la importancia de la educación. Esta distancia ente la publicidad y la realidad alcanzó un nuevo límite esta semana cuando el Gobierno de la Ciudad decidió afirmar que las escuelas abiertas no contagian para desoír un Decreto presidencial, mientras desde el inicio de las clases los casos positivos de COVID en la comunidad educativa se incrementaron de 1215 a más de 5000, y las burbujas aisladas pasaron de 500 a 950. La multiplicidad de respuestas desde la comunidad educativa (paros docentes, medidas de autocuidado que incluyeron un “paro de familias” y presentaciones de amparo), más el aumento de burbujas aisladas y contagios, repercutió en una no presencialidad de casi un 90 por ciento en las escuelas porteñas.

pablo francisco
Pablo Francisco

Sobre todo esto, conversamos con Pablo Francisco, secretario de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (CYMAT) de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) de la Ciudad de Buenos Aires.

¿Cuál es la situación hoy en las escuelas frente a la decisión del gobierno porteño de desoír el Decreto de Necesidad y Urgencia nacional e insistir con una apertura, mientras hay paro docente y la decisión de gran parte de la comunidad educativa de no concurrir a los establecimientos escolares?

Estamos desde el lunes tomando medidas de fuerza en la Ciudad. El acatamiento es muy alto, de más del 80 por ciento, lo que se suma a la no presencialidad por aislamientos que se generaron en las burbujas con casos positivos, como también por familias que están decidiendo no mandar a sus chicos a las escuelas. Si bien es una decisión que varios padres tomaron desde el inicio de clases, había chocado contra el planteo del gobierno de que aquellas familias que no enviaran a sus hijos iban a perder la vacante; entonces muchos, casi extorsionados, mandaban a los chicos igual. Pero hoy no mandarlos se da de manera cada vez más generalizada por temor a los contagios.

Y en cuanto a los directivos de las escuelas, ¿tienen también algún tipo de presión para mantenerlas abiertas?

Hay presiones, y sabemos que por canales no oficiales, informales, les piden a las conducciones que por lo menos haya alguien para abrir la puerta de la escuela y que no parezca cerrada. Entonces, hay escuelas donde la Secretaría también se adhiere al paro y otras donde hay un integrante y un auxiliar para que la escuela desde afuera se vea con las puertas abiertas. Pero la adhesión al paro se nota, también, en el tránsito. Las escuelas generan un 30 por ciento de la movilidad que tiene la Ciudad de Buenos Aires. Hoy uno sale a la calle y nota que hay mucho menos tránsito, mucha menos circulación de gente que cuando hay clases presenciales.

Sin embargo, la ministra de Educación porteña dijo que los chicos que concurren a las escuelas no lo hacen en transporte público, sino en auto. Se nota claramente, entonces, que no se refiere a los chicos de todos los niveles socioeconómicos.

A principios del año hicimos un relevamiento desde la UTE junto a la comunidad educativa, con participación tanto de los docentes como de los trabajadores no docentes y familias. Una de las preguntas que hacíamos era sobre el traslado hacia las escuelas. A partir de ese relevamiento, encontramos que un 60 por ciento de la comunidad educativa concurre a las escuelas en el transporte público: un 50 por ciento en colectivo y un 10 por ciento en subte o en tren. Es algo totalmente distinto a lo que plantea Soledad Acuña. Otra diferencia que planteamos es con respecto a los profesores de secundaria y de materias especiales (música, plástica, educación física). Tanto en el caso de los profesores de nivel secundario como los de materiales especiales, sabemos por nuestro registro que el 60 por ciento trabaja en dos o más escuelas. A la inversa de lo que decía Acuña. Y eso también promueve mayor circulación.

Otra de las cuestiones que se remarcó durante estos días en relación a la postura y los dichos del Gobierno de la Ciudad tiene que ver con la desinversión que durante su gestión el macrismo ha hecho, en todo sentido, en el ámbito de la educación.

Este año tenemos el presupuesto educativo más bajo de la historia de la Ciudad de Buenos Aires. Hace once años, del total del presupuesto, un 28 por ciento estaba destinado a educación; hoy se destina solo un 17 por ciento. Este año, en el contexto de la pandemia, era fundamental la inversión en infraestructura escolar, porque había que hacer adecuaciones a los edificios escolares para generar ambientes ventilados y mayores espacios de circulación. Pero específicamente el área de Infraestructura Escolar sufrió un recorte del 70 por ciento. Y otra aspecto también fundamental para financiar en este contexto era la conectividad, a través del Plan Sarmiento, ya que hasta el propio vicejefe Diego Santilli había anunciado que cuando llegara la segunda ola había que cerrar escuelas durante quince días. Si se preveía esta situación, era necesario entregar conectividad y dispositivos a todos los estudiantes de las escuelas públicas. Pero el Plan Sarmiento sufrió un recorte de 370 millones de pesos, que fueron derivados a la Dirección de Escuelas de Gestión Privada.

Hay, en síntesis, un recorte del presupuesto educativo en general, como viene sucediendo todos estos años desde que el PRO gobierna la ciudad; pero, además, hay un recorte significativo en las áreas más sensibles. Y las consecuencias son las que tenemos todos los días: la falta de productos de limpieza, la ausencia de insumos en las escuelas, la falta de solución en las aulas que no tienen ventilación. Nosotros registramos que dos de cada tres aulas no tienen ventilación adecuada (cruzada o, al menos, con una ventana que dé al exterior).

¿Y cuál es la situación hoy en relación a la cantidad de contagios en CABA? Sabemos que hay muchas burbujas en aislamiento por casos de COVID-19 y cuáles son las medidas que van a seguir sosteniendo para mostrar esta realidad.

Cuando vemos la curva de la cantidad de contagios de la Ciudad, podemos observar cómo a partir del 3 de marzo hay una suba acelerada de los casos de COVID. Eso es trascendente, porque en esa fecha se cumplieron catorce días del comienzo de la presencialidad escolar. A partir de ahí, hay una suba acelerada de la curva hasta el día de hoy. Cuando comenzó la presencialidad estábamos en un promedio de 700 casos de COVID por día; hoy estamos en más de 2500 positivos diarios. Y esta suba también la vemos con claridad en los casos reportados a través de las escuelas. Según los datos oficiales, durante el primer mes de clases presenciales hubo 1215 casos positivos y se aislaron alrededor de 500 burbujas que afectaba a 7200 personas entre trabajadores docentes, no docentes y estudiantes. Para el segundo mes de clases presenciales, la cifra de casos positivos reportados desde las escuelas ascendió a 5006 casos y la cantidad de burbujas aisladas a 950. Y es importante destacar que esos chicos aislados durante al menos diez días no tienen clases.

Nosotros venimos pidiendo la suspensión de la presencialidad por un tiempo, tal como lo determinó el DNU: por un lado, para morigerar los casos de COVID en las escuelas, bajar la circulación en la Ciudad y ayudar así a bajar los casos y descomprimir la ocupación de camas. Pero, además, porque lo que se está viviendo en la Ciudad de Buenos Aires hasta ahora es una presencialidad ficticia. Ya que, producto de los casos positivos, de los contactos estrechos y de los casos sospechosos, hay cada vez más aislamiento de burbujas. Es difícil encontrar un grupo que vaya más de dos semanas seguidas a la escuela sin tener un aislamiento de diez días. Entonces, en definitiva, lo que está implementando el Gobierno de la Ciudad es una “presunción de normalidad”, porque en los hechos se está dando una suspensión temporal pero alternada cada vez que un grupo entra en aislamiento y deja de concurrir a la escuela. Por eso, en cuanto a las medidas, las vamos tomando día a día. La próxima será este viernes 23 de abril, a las 18 horas, cuando vamos a hacer un bocinazo de la comunidad educativa en Parque Patricios, en la puerta del Gobierno de la Ciudad.