Neuquén vivirá en breve –el 10 de marzo– una elección “de aparatos”, donde ninguno de los cuatro candidatos despierta grandes entusiasmos. El aparato del gobierno, con Omar Gutiérrez, el gobernador, asentado en sesenta años de gobierno y en miles de puestos y funcionarios; el aparato de la ciudad capital, donde vive el 30 o 40 por ciento de los neuquinos, que maneja Horacio “Pechi” Quiroga, un candidato carismático que viene del radicalismo, que ha estado cerca del FPV; el tercero que es el aparato de los movimientos sociales con Ramón Rioseco, que se hizo famoso como piquetero allá en los noventa. También se presentará el ex gobernador, Jorge Sobisch, que ganó la provincia por el Movimiento Popular Neuquino, en 1991, en 1999 y en 2003. Esta vez, ira por fuera del MPN, y se calcula que puede alzarse con el 7 por ciento de los votos, quedando en cuarto lugar.
Cualquiera sea el vencedor, y por más que hoy digan lo contrario, el destino económico de Neuquén, su futuro inmediato y mediato está atado a Vaca Muerta y la política extractiva del petróleo. Neuquén es hoy una provincia de grandes recursos gracias a esas políticas. Con similares características poblacionales y hasta físicas que Rio Negro, Neuquén tiene un 35, casi 40 por ciento más de presupuesto que su vecina, en virtud de los incrementos que ha tenido en los últimos años por las regalías petroleras y las inversiones que se han hecho en Vaca Muerta. Todo un sector social se ha enriquecido a partir del petróleo en la provincia: no solamente los dueños de las empresas petroleras sino también sectores medios que han visto las necesidades de la expansión y pusieron sus servicios a disposición –maquinarias, transporte, comercios, supermercados, etc.–, de los excelentes sueldos que se pagan en el petróleo. Este hecho, que se ha dado en llamar “inflación neuquina”, ya que la provincia tiene valores distintos a los del resto del país, dio como resultado sectores enriquecidos que en la coyuntura política en que se darán las elecciones posiblemente confíen más en Omar Gutiérrez que en Quiroga o Rioseco.
El peronismo de Neuquén nunca fue un peronismo de excelencia, ni por asomo. Hegemónicamente manejado por Parrilli durante muchos años, no ha dado los frutos que tal conducción pudiera prever. Algunos buenos cuadros que ha tenido el peronismo neuquino en su historia han debido dejar la política o trasladarse. Es en tal sentido el caso de Jorge Rachid, médico, capacitado, inteligente y profundo militante que tuvo que irse de la provincia al ver cerradas todas las puertas y posibilidades de poder del peronismo.
Ahora bien, el candidato peronista, Ramón Rioseco, si bien no proviene del peronismo, cuenta con el apoyo partidario y tiene una preparación natural para liderar. No está salpicado por ningún hecho de corrupción, ya que no ha tenido ocasión de estar en el gobierno provincial, por lo tanto también está liberado del denuncismo de campaña. Lleva a un peronista de vice, lo que no deja del todo satisfecho al peronismo, pero los compañeros entienden mientras se asuman los compromisos y se les responda a la confianza que han brindado al líder social. Un hombre que tiene un carisma especial hacia los más desprotegidos de la provincia que lo ven como a un igual que puede ayudarlos; que podrá liderar movimientos sociales pero que –a riesgo de caer en esquemas mentales que tienen que ver con la política tradicional–, quizás no tenga imagen de gobernador para los neuquinos, hoy agrandados, “achetados” con su mejora económica a través del petróleo, que quizás vean a Rioseco como ajeno o alejado de los intereses que ellos tienen que defender.
Estas variables nos dejan de cara a una pregunta: ¿existen chances de que el Movimiento Popular Neuquino pierda en las próximas elecciones provinciales? En Neuquén, a pesar de lo que algunos medios están informando, no parece haber tanta paridad ni tantas chances de que el MPN pierda. Aplicando algún criterio, desde el año 1960 aproximadamente, casi sesenta años, que el MPN no pierde una elección para gobernador –en algunas ocasiones, dos o tres, perdió elecciones de medio término para diputados. Si bien ahora está medio debilitado porque Rolo Figueroa, que es el vicegobernador, del MPN, planteó una fuerte interna contra el gobernador: incluso se preveía que pudiera jugar por afuera, no lo hace, pero no hay que descartar que pueda jugar una cantidad de votos hacia la candidatura de Jorge Sobisch o a la de Ramón Rioseco, el candidato de Unidad Ciudadana y del PJ.