Es habitual escuchar la pregunta “¿quién va a ganar la elección de octubre?” o, dicho de otra forma, si Milei va a ganar o perder. Como con la elección bonaerense del 7 de septiembre, a esa pregunta le cabe el meme de Guido Kaczka de “Está mal… pero no tan mal”.

En efecto, este domingo 26 de octubre no se trata de una elección, sino de veinticuatro elecciones provinciales. Se podría argüir que es una votación nacional en la que se identifica el ganador a partir la suma de diputados y senadores (estos últimos se renuevan este año en solo ocho provincias); sin embargo, esa cuenta solo sirve para La Libertad Avanza (LLA), que presenta lista en todas las provincias, mientras es engañosa para Fuerza Patria (FP) y el peronismo en general y tiene poco sentido para Provincias Unidas (PU) y los partidos provinciales que participan cada uno de su elección provincial (PU es el único frente originado en fuerzas provinciales que, además de competir donde gobiernan, armaron un intento de “franquicia” para competir en otras provincias). Y sin embargo, en estos sufragios Milei prácticamente se juega su gobierno[1].

Vamos intentar ordenar todo este rompecabezas político a partir de tres preguntas, en el siguiente orden: ¿Qué se vota? ¿Cuál puede ser el resultado o qué se puede saber hoy? Y por último: ¿Qué consecuencias políticas e institucionales puede tener ese resultado?

¿Qué se elige el 26 de octubre?

Este domingo se elegirán 127 diputados (el 49,4% del total de la cámara) y 24 senadores (un tercio del total). Con criterios que son discutibles, catalogamos a 49 (38,6%) de los 127 diputados como parte del bloque de Unión por la Patria y “aliados” (tomados con pinza, como los diputados del bloque Independencia de Tucumán). Más discutible aún, detectamos entre quienes deben renovar a 34 (26,8%) diputados “oficialistas”, considerando así a los miembros de los bloques LLA, PRO, MID, Liga del Interior y Futuro y Libertad. Finalmente, armamos un tercer grupo de “otros” para considerar a bloques que, según el momento o el tema, apoyaron al oficialismo, a la oposición o, incluso, tuvieron votaciones de sus miembros en forma dividida. Estos “Otros” son 44 diputados (34,6%) y están integrados fundamentalmente por los bloques de la Unión Cívica Radical (UCR) (sin peluca), su desprendimiento Democracia para Siempre, la Coalición Cívica (CC), Encuentro Federal, Innovación Federal, el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) y otros bloques menores.

En la Cámara de Senadores, los números son mucho menos parejos. De los 24 senadores que terminan su mandato, 15 (62,5%) pertenecen a los bloques Unidad Ciudadana y Frente Nacional y Popular, que congregan al peronismo opositor; en cambio tan solo 3 senadores (12,5%) pertenecen al PRO, que consideramos como oficialismo, incluso cuando Guadalupe Tagliaferri, una de esos tres, no funcionó como oficialista automática. En cuanto a LLA y el unipersonal Francisco Paoltroni, todos tienen mandato hasta 2029. Por último, a Juan Carlos Romero, Lucila Crexell y otros aliados eventuales del oficialismo que terminan su mandato este año, terminamos considerándolos en “Otros”, que, en total, suman 6 senadores (25%).

Tabla 1: Perspectivas de renovación de diputados y senadores, por bloque y por provincia

¿Qué puede pasar el 26 de octubre?

En un rápido golpe de vista, queda claro que el oficialismo renueva pocas bancas en esta elección, con lo cual es probable que, aun haciendo una mala elección, obtenga alguna banca más que la cantidad que debe renovar. Para el peronismo, la situación parece inversa, dado que pone en juego casi el 39% de las bancas de diputados y, especialmente, casi el 63% de las de senadores. En diputados tiene chances de salir más o menos empatado, incluso de mejorar algo; pero lograr sostener al menos los 15 senadores que pierde parece algo casi imposible. Son resultados que reflejan la elección de 2019, donde el Frente de Todos ganó en casi todas las provincias.

Para un análisis más fino por provincia, se pueden ver las estimaciones por colores, en verde cuando es probable (seguro, nunca) que se aumenten las bancas, amarillo cuando es más probable que disminuyan las bancas, gris cuando debería mantenerse la representación actual y blanco donde todo parece demasiado incierto para dar una opinión. De todos modos, como decía Tu Sam, puede fallar. Revisamos acá una página muy interesante en Wikipedia que recopila encuestas por provincia que circulan más o menos públicamente. De todos modos, creemos que es prudente tomar todo con pinzas. En algunos casos, se trata de encuestas de tres meses o más de antigüedad –algo que tendría vigencia en casi todo tiempo y lugar, menos en el gobierno de Milei y, menos aún, en estos últimos meses del gobierno de Milei–; en otros casos, no conocemos bien la fuente y los resultados nos parecen raros, así que no pondríamos las manos en el fuego por los datos. En todos los casos, los encuestadores hace tiempo que venimos cargando dificultades metodológicas, y algunas ya epistemológicas, sobre los métodos de medición, los cambios de humor en la opinión pública, la gente que no responde encuestas y los cambios tendencia de último momento (durante la veda, por ejemplo), etc. Así que sugerimos considerar esos datos y nuestras estimaciones únicamente como una arrimada de bochín.

Sí nos animamos a plantear con un poco más de confianza una tipología con la estructura de competencia que es posible encontrar en cada provincia. Es decir, cuáles son las dos o tres (cuatro juntas casi no hay) fuerzas políticas relevantes que se disputan cada elección en cada provincia. Esta lógica de organización de la “oferta” política condiciona fuertemente la estructura de la competencia y los resultados.

Consideramos para esta tipología dos variables principales: partido de gobierno provincial (peronista, exCambiemos y provinciales en todas sus variantes) y si el gobernador hizo o no un acuerdo electoral con La Libertad Avanza. Así, se obtienen seis cuadrantes posibles: cuatro de ellos con casos reales y dos sin ningún caso (ningún gobernador peronista ni provincial hizo alianza electoral con Milei). A su vez, consideramos útil unificar las distintas variantes de gobiernos provinciales no peronistas (exCambiemos y provinciales a secas) y de este modo se conformaron tres tipos de lógicas competitivas en cada provincia. Véanlo ustedes mismos.

Tabla 2: Tipología de provincias, según oficialismo y alianza electoral con LLA

La tabla nos permite ver el cuadrante de provincias celestes gobernadas por el peronismo, donde en todos los casos la competencia apunta a una lógica bipartidista contra LLA: en casi todas ellas, las perspectivas son buenas para el peronismo. Por otro lado, vemos al cuadrante violeta formado por las cinco provincias donde los gobernadores (exCambiemos, en todos los casos) cerraron una alianza con LLA y donde la competencia se encamina hacia un bipartidismo[2]: en esas cinco provincias también las perspectivas favorecen al oficialismo, con margen mayor (Mendoza, CABA) o menor (Chaco, San Luis[3], Entre Ríos) según la provincia. La parte más interesante está en las provincias no peronistas en las cuales los gobernadores, ya sean surgidos de una fuerza provincial o huérfanos de Cambiemos, no realizaron alianzas con LLA: allí todo indica que la competencia se encamina a una lógica de tres fuerzas (LLA, FP y PU o el frente local armado por el gobernador), con resultados inciertos en la mayoría de ellas.

Empecemos a mirar provincia por provincia, comenzando por el cuadrante violeta. Mendoza es la única donde el resultado parece ser holgado para La Libertad Avanza: todas las encuestas le otorgan alrededor de 50% de intención de voto y a FP debajo de 30%. Luego, sigue la Ciudad de Buenos Aires, que empezó el proceso electoral de manera similar a Mendoza, pero durante el último mes los sondeos registran cambios que ubican a LLA en torno al 40-45% para senador, e incluso menos del 40% en la lista de diputados que encabeza Alejandro Fargosi; FP, por su parte, se acerca al 30%, con algún peso mayor en las mediciones por frentes electorales y en Senadores que en Diputados. En cualquier caso, LLA ganaría con seguridad, con una diferencia mayor al 10%, quizás también al 15%, pero lo que no es seguro es que la alianza LLA y el PRO esté sumando los 46 puntos que por separado reunieron en mayo pasado. Por último, en Entre Ríos, Chaco y San Luis LLA pica en punta, pero con menos votos o menos diferencia: en Entre Ríos no alcanza el 40% y podría ganar por menos de 10 puntos; en Chaco podría pasar el 40%, pero es probable que sea una de las elecciones más bipartidistas y competitivas de las 24 provincias; en San Luis, LLA apenas supera el 30% de intención de voto, pero tiene el beneficio de un peronismo que se presenta dividido a la elección y con un alto nivel de indecisos que deja abierto el resultado final.

Y aquí se acabarían los triunfos más o menos confiables para Milei. Algunos dicen que podría ganar en Tierra del Fuego, Santa Cruz o alguna más del cuadrante naranja, pero eso no nos consta. Solo vemos triunfos más o menos claros de la mano de los gobernadores con los que realizó alianzas.

El peronismo, representado principalmente en Fuerza Patria, se encuentra en una situación similar, en espejo a LLA: ganaría, con distintos márgenes de ventaja, allí donde gobierna[4]. De Formosa no tenemos datos, pero tampoco dudas, como diría un fiscal brasilero. De La Rioja tampoco tenemos datos, ni tampoco demasiadas certezas. En el resto de las provincias que gobierna, el peronismo se sitúa arriba de los 35 puntos y en algunos casos supera el 40%. La única excepción, según las encuestas, podría ser Tierra del Fuego, donde en algunos sondeos FP mide debajo de los 30 puntos. LLA, por su parte, rara vez llegó al 30% en las elecciones provinciales recientes. De todos modos, la división entre las listas de FP y Defendamos Tierra del Fuego del intendente de Río Grande deja el final abierto y la posibilidad de que LLA dé el batacazo.

En la provincia de Buenos Aires la cosa parece más transparente, tanto por la reciente elección como por la abundancia de encuestas congruentes. Allí, el peronismo repetiría la elección de septiembre en torno al 45% (aunque siempre hay que ver qué pasa con el ausentismo) y aventajaría por 10 puntos o más a La LLA[5]. En Santiago del Estero ganaría una vez más el Frente Cívico, un aliado ya histórico del peronismo. Allí, el actual senador peronista José Neder se presenta separado por el frente Fuerza Patria Peronista, pero esto no pondría en riesgo el triunfo del zamorismo e, incluso, parece más un artilugio para intentar quedarse también con el senador por la minoría[6]. En el caso de La Pampa, a la ventaja peronista se le suma que la UCR se presenta por fuera de la alianza entre LLA y el PRO, lo que deja aproximadamente 10% de los votos por fuera de la competencia entre libertarios y peronistas: allí el peronismo mide casi 40% y obtiene alrededor de 20 puntos de ventaja.

Tucumán también parece haber definido el partido de antemano, con la unificación de las corrientes peronistas, lideradas respectivamente por el gobernador Osvaldo Jaldo y el senador Juan Manzur, en una sola boleta (si la memoria no nos falla, en los últimos quince años el peronismo tucumano unido obtuvo siempre entre 40 y el 60% de los votos). Además, el no-peronismo se divide en cuatro: los libertarios, los exCambiemos de Roberto Sánchez y de la actual diputada Paula Omodeo, y el incombustible Ricardo Bussi Jr. Difícil que el triunfo jaldista esté en riesgo.

En el caso de Catamarca, solo accedimos a encuestas viejas en las cuales LLA sacaría alrededor de un tercio de los votos contra casi el 40% del peronismo, un escenario relativamente abierto y competitivo. En esas viejas encuestas, tanto la UCR como el PRO cosechaban alrededor de 6 puntos de intención de voto cada uno, pero, como finalmente no se presentan a la elección, habría que ver cuánto de ese electorado se traslada hacia LLA.

Hasta aquí, todo está más o menos fácil. Ahora bien, cuando pasamos al cuadrante naranja, la competencia se vuelve tripartita y mucho más pareja. Recordemos que el cuadrante naranja está compuesto principalmente por los gobernadores que formaron el frente Provincias Unidas y algunos otros provinciales que no acordaron alianza con Milei[7]. Un interés adicional en este cuadrante es cuánto le suma (o le resta) a los gobernadores la nueva franquicia Provincias Unidas: por ahora parece que poco, nada o menos que nada, pero todo está por verse.

Vayamos a cada provincia. De Misiones, Santa Cruz y Corrientes no tenemos dato alguno. Sobre Corrientes, sabemos que recientemente, el 31 de agosto, el hermano del gobernador Gustavo Valdéz le ganó por casi 30 puntos a la lista de LLA. En el caso de Misiones, sabemos que el 8 de junio el Frente Renovador hizo lo propio, pero por un ajustado 28 a 21%. Acerca de Santa Cruz, ni siquiera tenemos eso: la elección provincial se realiza con las nacionales este 26 de octubre y es la primera del gobierno de Claudio Vidal, armador de la boleta local de Provincias Unidas. Algunas notas periodísticas dicen que los libertarios dicen que van a ganar en Santa Cruz… (vean aqu emoji de las manitos abiertas, para despegarse de esas afirmaciones).

Córdoba y Santa Fe son dos de las provincias de las que hay a la mano más información y encuestas. En Córdoba parece que ganaría nuevamente Juan Schiaretti, uno de los principales accionistas de Provincias Unidas, aunque no por mucha diferencia respecto a LLA, ambos entre el 30 y el 35%. En ambos espacios también ocurrieron escisiones que les restarían votos: del lado de la derecha, la UCR y Héctor Baldassi se presentan por fuera de la lista de LLA, presuntamente compitiendo por el mismo electorado; por el lado del cordobesismo, Natalia De la Sota y su Defendamos Córdoba compiten, aquí sí con alguna perspectiva de disputar con claridad el tercer puesto y obtener bancas. Por otra parte, aparecen casi sin perspectivas electorales la lista de FP de Pablo Carro y dos listas trotskistas. Por todo ello, el resultado final es abierto, con ciertas ventajas para el cordobesismo.

Como hemos reflexionado en columnas anteriores en SANGRRE (por ejemplo acá o acá), entendemos que los oficialismos subnacionales suelen ser más fuertes que lo que se cree e, incluso, de lo que no captan las encuestas. En el caso de Santa Fe, sin embargo, esa creencia puede que no esté funcionando. Hasta ahora, no dimos con encuesta alguna que prediga allí un triunfo de PU; como máximo, aparece alguna paridad en los márgenes de error con FP. LLA también parece más débil de lo que se esperaba: hacia la primera mitad del año medía alrededor de 25 puntos, pero los últimos meses habría caído en torno al 20%. FP, por su parte, con la joven concejala rosarina Caren Tepp de candidata a diputada, parece crecer hasta el 30% y se posiciona primera en las encuestas. En realidad, que en Santa Fe termine ocurriendo una competencia entre tercios y de final abierto no debería sorprender a nadie.

Completando con las provincias cuadrante naranja del centro del país, en San Juan parece haber algún predominio de la lista oficialista Por San Juan entre el 35 y 40%, seguida de cerca por el peronismo agrupado en Fuerza San Juan, que ronda el 30%, y luego por LLA, que aparentemente queda debajo del 20%.

El ancho cuadrante naranja del medio cierra con dos provincias del NOA (Salta y Jujuy) y tres patagónicas (Neuquén, Río Negro y Chubut). En las recientes elecciones para legisladores provinciales de Salta, las listas que apoyaban al gobernador Gustavo Sáenz ganaron en casi todas las localidades, excepto en la capital, donde el oficialismo quedó a 5 puntos de LLA. El escenario no es fácil de predecir: alguna encuesta disponible, pero de mediados de año (una eternidad), le daba a Fuerza Patria apenas arriba del 30% y ponía primero a LLA con valores cercanos al 35%. Sin embargo, no medía a Primero los Salteños, la lista de Sáenz, ni contemplaba la presencia del Frente para la Victoria que lleva a Sergio “Oso” Leavy de candidato a senador. Es de esperar una competencia entre tres: Juan Manuel Urtubey (FP), María Emilia Orozco (LLA) y Flavia Royón (PLS). En las elecciones provinciales de Jujuy, en mayo último ganó la lista del gobernador Sadir, Frente Jujuy Crece, que se presenta nuevamente y es el favorito. En esa oportunidad, LLA apenas superó el 20% y ahora no parece haber mejorado mucho. Por su parte, el peronismo hace muchos años está sumido en una crisis importante, en mayo obtuvo casi 11% y también parece mantenerse en esos valores. La izquierda es importante en Jujuy, con Alejandro Vilca como candidato, y compite con el peronismo por el tercer puesto.

En las tres provincias restantes de este cuadrante, la competencia y la incertidumbre son más altas aún. En Chubut, los libertarios se ilusionan con un triunfo, si bien a principio de año superaban por poco los 30 puntos y una encuesta más reciente les da 27%; una vez más, se ve la tendencia a perder lentamente votos que se repite en distintas provincias y mediciones. La misma medición que le otorga 27% a LLA vaticina un 37% para Unidos Podemos, el nombre del frente peronista de Chubut. Lo extraño es que la única coincidencia en los pocos sondeos que vimos de esta provincia es que Despierta Chubut, el nombre del frente del gobernador Nacho Torres, mide 16% y monedas, o sea digamos, terceros cómodos. El domingo se verá si esto es efectivamente así. Algo similar, más marcado incluso, ocurre en Río Negro: hace tiempo que las encuestas vienen marcando una pérdida de apoyo al gobierno de Wereltineck; así y todo, algunas indican poco más de 10% de intención de voto, demasiado poco. Por el lado libertario tampoco la pasan bien: Lorena Villaverde, la primera candidata a senadora de LLA, es pareja del primo de “Fred” Machado (el amigo y mecenas de José Luis Espert acusado por narco y detenido a la espera de ser extraditado a EE.UU.) y también afronta denuncias por tráfico de drogas en EE.UU. Las encuestas pasaron de darle a los libertarios entre 30 y 35% a medir menos de 20% en las más recientes. Por el lado de FP, los sondeos indican valores que arrancan en 25% y llegan hasta un tercio del total; es probable que el peronismo pueda sumar también a esta provincia como un triunfo. Por último, en Neuquén tenemos datos propios: allí se configura, una vez más, una competencia en tercios. En julio, los libertarios marchaban primeros, con valores menores al 30% que variaban según si se medía al sello LLA, a su candidata a senadora Nadia Márquez o al candidato a diputado Gastón Riesco. En septiembre, sin embargo, esos valores habían bajado entre 2 y 6%, según la categoría medida. En paralelo, el frente La Neuquinidad, del gobernador Rolo Figueroa, que en julio aparecía segundo, empataba en torno a los 20 o 25 puntos con LLA, según la categoría medida. Por el lado de FP, que en julio estaba tercera y a los premios con alrededor del 10%, para septiembre fue la fuerza que más subió, colocándose en torno al 20%. Otros fuerzas y candidatos locales, como Carlos Quintriqueo, Carlos Eguía o la izquierda, se ubican entre el 3 y el 5%. En nuestra opinión, la tendencia confirma que el partido del gobernador terminará obteniendo, por más o por menos, el triunfo.

Y eso es todo. Para facilitar la cosa, acá va un cuadrito resumen de los resultados, según el color político del gobierno provincial y los pronósticos desde el punto de vista del oficialismo provincial (triunfo seguro, probable, indefinido o derrota).

Tabla 3: Pronóstico de resultado electoral, según oficialismo provincial

¿Qué consecuencias puede tener estos resultados?

Como vimos, y si las cosas ocurren más o menos de esa manera, la elección del próximo domingo no tendrá un ganador nítido y quizás tampoco un claro perdedor, aunque un no-triunfo para el gobierno puede implicar consecuencias devastadoras (ya vamos a ir a eso). Por un lado, el peronismo haría una elección relativamente buena: ganaría todas o casi todas las provincias que gobierna y pelearía con chances de ganar Santa Fe, Rio Negro, quizás también Chubut, San Luis y, tal vez, hasta Chaco. Es muy poco factible, sin embargo, que logre retener los 15 senadores que pone en juego (sobre un total de 24 en danza). Quizás sí logre acercarse más hacia retener los 49 diputados que pone en juego (sobre un total de 127 a ser elegidos). Pero aún en una elección donde aparezca como la fuerza ganadora y picando en punta para las presidenciales del 2027, su poder legislativo se verá menguado.

Respecto de los gobernadores “ni peronistas ni mileístas” y, especialmente, para los más homogéneos dentro de ellos –esto es, los que se sacaron la foto de Provincias Unidas–, los resultados pueden ser más agri que dulces. De los seis de aquella selfie, en principio tres ganarían, aunque sin descollar, mientras los otros tres pueden perder o ganar con la lengua afuera y hasta peleando en la Justicia Electoral. No parece probable que la noche del domingo 26 de octubre Schiaretti y Llaryora, de la mano de Pullaro, Nacho Torres y un par más, anuncien que ahora sí se viene la verdadera ancha avenida del medio (donde las normas igual parecen indicar que se circula por la mano derecha). Aunque, quién sabe, algo de tiempo todavía resta. Misiones, Salta y Neuquén aparentemente van a seguir más o menos como hasta ahora, y de San Juan la verdad no sabemos mucho. Río Negro puede ser la que tiene más chances de comenzar un fin de ciclo. Una nota al pie para cerrar con la avenida del medio: ¿qué pasó con el radicalismo? ¿Ya cerraron ese antro?

Finalicemos el análisis con la que quizás sea la parte más jugosa de la elección, la del oficialismo nacional de LLA. Por un lado, si nos atenemos a la cuenta de bancas propias, el mileísmo aliado con el PRO seguramente pueda decir el domingo a la noche que tiene más fuerza legislativa, ya que seguro saca más de 3 senadores y 34 diputados (aunque esto último está por verse); pero difícilmente pueda convencer a nadie de que ganó la elección si no suma al menos 35% a nivel nacional, si pierde por más de 10 puntos la provincia de Buenos Aires y si no gana ninguna provincia en la que no fue aliado con un gobernador que ya la ganaba sin ellos. Ganar Tierra del Fuego, o incluso alguna provincia más, quizás no alcance para sentirse campeones, ni para que, por otra parte, los demás así lo crean el domingo a la noche. El tema, en este punto, será la consecuencia de esa especie de derrota. Es difícil hacer evaluaciones binarias en una elección como se avecina, pero, si Milei no gana, probablemente la lectura no sea otra que una derrota.

También hay algo que hasta aquí no dijimos: hace muchas elecciones –podría decirse que al menos hace una década– que las encuestas no captan las tendencias de último momento, y hay una porción cada vez más importante del electorado sin compromiso identitario que define su voto en los últimos días. En ese sentido, podría ocurrir que una corriente silenciosa, enojada con el oficialismo, haga que todo esto sea peor. Puede parecer tendencioso, pero es lo que viene ocurriendo desde 2015 a 2023, con excepción de 2017. Una derrota de ese tipo sería probablemente caótica.

Ahora bien, desde una opinión personal, no parece que vaya a emerger de la elección un ganador que pueda poner orden en el horizonte político. Hay más aroma a un 2001, una especie de “que se vayan todos” que a un triunfo de nadie. Claro que, para el peronismo, volver a tener perspectivas de gobernar es parecido a un triunfo. Al 2001 lo siguió el 2003, y allí Néstor Kirchner fue electo presidente y reinauguró este último ciclo político en el cual aún estamos. Pero nunca hay que olvidarse –y mucha gente a veces se olvida– de que esa elección estuvo a alrededor de tres puntos de terminar en un balotaje Menem vs. López Murphy, y allí seguramente estos veintipico de años hubieran sido distintos, sin duda al menos los primeros doce. Las situaciones muy extremas, de crisis profunda, a veces abren caminos nuevos y prósperos para el pueblo, pero otras veces salen cosas feas; la historia está repleta de ejemplos en ambos sentidos que no vamos a detallar aquí. No decimos FIN, porque no somos Adorni (nunca). Mejor ensayamos un cierre provisorio citando a Favalli: “Por fuerza debemos ser pesimistas. El equipo del que disponemos es demasiado tentador: cualquiera puede tratar de arrebatárnoslo. El día de mañana tiene que encontrarnos lejos de aquí”.

La pedagogía distópica de El Eternauta, de H.G. Oesterheld, siempre vigente, sea 1957 o 2025.

Notas

[1] Algún día se debería estudiar la atracción de la mayoría de los dirigentes políticos por el tratamiento periodístico de los resultados la noche misma de la elección y las cuentas y análisis para decir quién ganó o perdió como si se tratara de un torneo deportivo. Poca importancia se le suele dar a los efectos institucionales, como la composición de las cámaras resultantes. En cambio, se asume la elección de medio término, e incluso algunas provinciales importantes, como plebiscitos sobre la salud del gobierno y el futuro de la política nacional.

[2] En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires podría llegar a emerger una tercera fuerza, especialmente en la competencia de Diputados, de algún exmiembro de Cambiemos que rompió con el macrismo porteño en alianza con LLA. De todos modos, hoy ese espacio parece atomizado y sus distintas partes se encentran compitiendo por llegar al 8% necesario para lograr un diputado.

[3] El gobernador de San Luis decidió no participar de la elección, pero en realidad como forma de apoyar a La Libertad Avanza en la competencia nacional de Diputados.

[4] El peronismo alineado en Unión por la Patria y otros aliados gobiernan las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Tierra del Fuego, Formosa, La Rioja, y también consideramos aquí al Frente Cívico de Santiago del Estero porque es una alianza ya de muchos años y sus legisladores comparten bloque o interbloque. Del mismo modo, incluimos a Catamarca y Tucumán porque más allá del apoyo intermitente al gobierno de algunos legisladores de esas provincias, en ambas terminó concurriendo el peronismo unido a elecciones.

[5] Algunas encuestas de última semana muestran un leve repunte de la imagen de Milei de 2 o 3%, pero el traslado a voto es menor a esos valores y están lejos de poner en duda el ganador.

[6] Otro hecho que hace sospechar algún tipo de coordinación en la presentación de listas separadas es que, en la misma elección, se elige gobernador y, en ese caso, contra LLA y Despierta Santiago solo compite la lista del Frente Cívico, no la de Fuerza Patria Peronista.

[7] Este grupo está compuesto por Córdoba, Santa Fe, Chubut, Jujuy, Corrientes y Santa Cruz de Provincias Unidas, y San Juan, Río Negro, Neuquén, Salta y Misiones con otros nombres de frentes.