Este domingo, los porteños acudirán a las urnas para elegir sus candidatos a integrar la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En concreto, se elegirán treinta de los sesenta legisladores que componen la cámara, por el sistema de Boleta Única Electrónica (BUE) con umbral electoral del 3% y distribución de escaños por sistema proporcional D’Hont. La novedad este año es la suspensión de las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) y el desdoblamiento de la elección nacional.

Ciudad de Buenos Aires es el cuarto distrito electoral más importante después de las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe y representa alrededor del 7% del total nacional de electores, un padrón de 2.526.676 ciudadanos habilitados para emitir su voto.

Asiento del gobierno nacional, es también el territorio más rico del país y centro neurálgico administrativo, financiero, comercial, cultural y de servicios del país. No obstante, se encuentra atravesada por una profunda desigualdad socioeconómica, que coincide con el eje territorial norte-sur de la topografía porteña.

Habitualmente, los temas de campaña en la Ciudad deberían girar en torno a temáticas vinculadas a la gestión local, tales como el servicio de recolección de residuos, el uso del espacio público o los distintos servicios del sistema de transporte público de pasajeros. Como en toda gran urbe de Latinoamérica, la seguridad es siempre un tema en agenda, así como también la prestación de los servicios de educación y salud, todavía más tratándose de una elección desdoblada de la nacional de octubre y en la que solo se eligen legisladores porteños. Sin embargo, esta elección presenta dos grandes ejes disruptivos que la convierten en una contienda de magnitud y que, por sus implicancias, excede con creces la agenda vecinal.

El primer eje es la nacionalización, que ha convertido a esta elección en la primera de las batallas que se da al interior del bloque de la derecha y la extrema derecha por consolidar su representación y su hegemonía de ese espectro político. El centro de las miradas estará puesto en la lucha que sostienen Mauricio Macri y Javier Milei por liderar el proyecto de la derecha para el país, quienes, por medio de sus alfiles, se ponen a la cabeza de la campaña en el distrito porteño, ambos con urgencias, aunque con distintas aspiraciones. En el caso de Macri, aspira a la supervivencia: retener su bastión histórico es lo que desvela al expresidente luego de que Milei le ganara agenda, electorado y cuadros dirigentes de distintas líneas y distritos. En el caso de Milei, el principal motor que lo impulsa en esta elección es terminar con el PRO como espacio político en la Ciudad de Buenos Aires, territorio que vio nacer a la fuerza amarilla en 2005.

El segundo eje disruptivo es el elevado nivel de fragmentación dado en el distrito, con diecisiete listas oficializadas. En la variada oferta, encontramos espacios políticos que buscan interpelar y captar electores de un mismo nicho electoral. En este sentido, es posible que tanto el PRO de Silvia Lospennato (cuya pelea principal es con Manuel Adorni) dispute votos valiosísimos con los espacios Volvamos Buenos Aires (que encabeza el ex jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta), Evolución (el espacio radical de Martín Lousteau, que lleva como primera candidata a Lucille Levy) y con la Coalición Cívica (fuerza conducida por Elisa Carrió, que lleva como cabeza de lista a Paula Oliveto). A su vez, estos últimos tres espacios políticos es altamente probable que disputen votos entre sí. De igual manera, el vocero presidencial y candidato de La Libertad Avanza en la ciudad, Manuel Adorni, corre el riesgo de fuga de votos hacia los espacios de Ramiro Marra (UCEDE) y de Yamil Santoro (Unidad Porteña Libertaria), en una fragmentación en tres espacios al interior del núcleo duro libertario.

Paradójicamente, en esta instancia y en este distrito ni el PRO ni LLA compiten con el peronismo, sino que juegan a no perder el uno con el otro. Lo que nos lleva a Leandro Santoro, quien como cabeza del frente Es Ahora Buenos Aires pareciera ser el principal beneficiado por la fragmentación. El politólogo de 49 años logró convocar, contener y articular a la gran mayoría de las tribus del peronismo en la ciudad, consolidando un espacio que se proyecta como el gran ganador de la contienda según la mayoría de las encuestas. Las excepciones a la unidad en la ciudad dentro del campo nacional y popular son las listas Seamos Libres y Principios y Valores, que se presentan con candidatos propios (Juan Manuel Abal Medina y Alejandro Kim, respectivamente). Es probable que Santoro pueda sufrir fuga de votos hacia alguno de estos dos espacios, aunque nadie ha podido cuantificarlo con certeza hasta este momento. Por otra parte, desde izquierda disputarán votos el Frente de Izquierda y los Trabajadores Unidad (Vanina Biasi), Confluencia por la Igualdad y la Soberanía (María Eva Koutsovitis) y La Izquierda en la Ciudad (Federico Winokur).

Además de la performance de Santoro y de la resultante en la disputa entre Macri y Milei por el espacio antiperonista, quizás uno de los datos relevantes en esta elección será el nivel de participación de la ciudadanía a la hora de acudir a las urnas. El ausentismo suele indicar una pauta bastante clara de la cercanía o de la distancia en la relación que se establece entre “la gente de a pie”, como decía Mario Wainfeld, y el mainstream que componen grupos mediáticos y políticos profesionales.

De cualquier modo, nivel de asistencia, resultados, ganadores y perdedores serán cuestiones que sabremos con certeza cuando, luego de las 18 horas del domingo, se abran las urnas.