“Cualquier mal real es siempre menor que los males posibles que puede surgir de una acción incalculable.”
Simone Weil, Opresión y libertad

El gobernador en ejercicio de la provincia de La Rioja Ricardo Quíntela ha dado un paso insoslayable de soberanía política y geopolítica al declarar “recurso estratégico” al litio en su provincia y suspender por ciento veinte días permisos de exploración y concesiones para la explotación de dicho elemento químico.

Desde luego, la prensa argentina se ha hecho eco de tal medida institucional y como verdaderos operadores de intereses –que justamente no son nacionales– muchos medios han “saltado como leche hervida”. En el periódico La Nación se puede leer una nota firmada por Joaquín Lanfranchi y Gabriela Origlio titulada “‘Oro blanco’ argentino: polémica en La Rioja por la ley de litio que suspende concesiones a privados”. Obviamente, la opereta periodística no se priva del recurso operativo de la “desconfianza e incertidumbre empresarial” ni de su caballito de batalla preferido últimamente, “la seguridad jurídica”, mientras subraya el fuerte rechazo a la medida tomada por el gobernador por parte de la UIA (Unión Industrial  Argentina), CAEM (Cámara Argentina de Empresarios Mineros) y CAMARCO (Cámara Argentina de la Construcción).

Referenciados en esta nota y otras del mismo estilo sustentadas por Clarín y otros medios afines a los empresarios, lo que no se dice es que, por ejemplo, en Jujuy la concesión fue dada a un grupo empresario donde el 67,5% de la participación es de la empresa Australia Orocobre, mientras que en Salta el operador mayoritario es de origen estadounidense y –al menos por información que tenemos– la exploración en las demás provincias está liderada por empresas mineras canadienses.

Otro elemento que se soslaya –y, sospechamos, no porque se ignore– es ¿para qué se saca litio? Es decir, ¿qué rol jugará nuestro país en esta empresa geopolítica que está en plena reorganización luego de la pandemia y la guerra? ¿Seremos meros extractores y transportadores o, realmente, la política y los gobernadores encarnándola se pondrán los pantalones largos imponiendo un criterio que por el momento solo mostró Quíntela?

Recordemos que nuestro país ocupa el segundo lugar en el ranking mundial de reservas de litio con un 21%, y que además de La Rioja existen reservorios detectados en Jujuy, Catamarca, Salta y Río Negro. En este escenario, el hecho de participar soberanamente no solo en la extracción sino en las industrias que se ven beneficiadas por este “oro blanco” es, junto a una estrategia común entre las provincias productoras, una inteligencia estadista frente a la demanda inminente y el colapso de otras industrias mineras.

El “oro”, “el Viejo” y el saber

Entre otras aplicaciones, el litio permite el almacenamiento de altas densidades de carga eléctrica en espacios pequeños, lo que para la industria automotriz en una noticia sensacional tanto desde el punto energético como desde las variables de diseño y autonomía.  Haciendo un paralelo con los acumuladores de plomo, solo desde la acumulación de energía, el litio triplica el rendimiento del plomo. Por otro lado, la producción de litio permite la generación de hidróxido de litio, de aplicación en industrias marítimas y espaciales, fundamentalmente porque logra depurar el aire al eliminar dióxido de carbono del ambiente, con los consabidos beneficios ambientales que ello conlleva. Además, su uso puede extenderse a otras industrias, que solo cuentan con estudios incipientes de su aplicación, como es el caso de la electromédica.

El mayor rendimiento energético del litio, los espacios reducidos y la eliminación de carbono también redundan en una menor producción de elementos a destruir una vez acabada su vida útil. Este tema, tabú en distintas ramas empresariales y también en políticas gubernamentales, nos hace recordar las maniobras detectadas por la aduana argentina cuando países como Francia y China nos “exportaban” desechos industriales para ahorrarse el costo de destrucción al que están adheridos y obligados para la conservación ambiental y climática.

Hace más treinta años tuve el honor de trabajar con el ingeniero en telecomunicaciones Comelli, “Honoris causa” de la Facultad de Ingeniería de la ciudad de La Plata. Fueron cuatro años de trabajo duro, de algunas investigaciones aplicadas principalmente en adaptación de antenas y diseños de adaptadores de alto rendimiento y baja pérdida. Comelli, “el Viejo”, como le gustaba que lo llamaran sus más allegados, era un catamarqueño prodigio en temas de comunicaciones, un gran lector, sabio como pocos y afiliado al Partido Comunista, hecho que le trajo aparejado estar durante la dictadura militar sin poder ejercer su viejo amor hacia la docencia. Siempre me decía: “Namuncurá, en la Patagónica esta toda la tabla de Mendeleyev”.

Dmitri Mendeleyev fue el primer investigador en presentar ordenadamente, en 1869, la tabla periódica de los elementos, que organizaba los elementos químicos de acuerdo al número atómico. A la luz de los años, el viejo estaría satisfecho con su máxima: no solo litio se ha encontrado, sino que la historia de la localidad de Gastre en el Chubut certifica la existencia de oro, manganeso, tierras raras, a los que se suman hierro en Sierra Grande y diatomea en Ingeniero Jacobacci.

En casi todos los casos, los vectores de articulación entre esos recursos argentinos, las tecnologías extractivistas y el desarrollo nacional fue escasa: sea para el cuidado ambiental o para el desarrollo económico de las regiones en términos tecnoindustriales, da la sensación de que el Estado fue el convidado de piedra o estuvo siempre un poco atrás de la jugada de las corporaciones. Por esto es que la decisión tomada por el gobernador de La Rioja, aunque disguste a los medios corporativos y extranjerizantes, es una muestra soberana. Puesto que hoy el litio –como antes fue el cobre y el aluminio y mañana podrán ser otros elementos– tiene un valor estratégico para el mundo industrializado y por industrializar y las grandes demandas vendrán de China, Japón, Corea, Alemania y EE.UU., entre otras naciones. Quinquela, como representante elegido por las urnas de su provincia, defiende los intereses de los riojanos y define políticamente las líneas de acción sobre temas estratégico que hacen a la representación popular y geopolítica.

La letanía de “vivir del campo” o continuar como “los proveedores de alimentos del mundo” nos ha dejado en donde estamos. Vaca Muerta, la generación de energías alternativas, el uso del litio y la participación efectiva en las industrias y sus procesos productivos son ejemplos concretos de que la agregación de valor argentino no es una quimera. A condición, por supuesto, de contar con la visión de estadistas y el liderazgo político suficiente para no quedar nuevamente con “la ñata contra el vidrio”.