Cierra el ciclo 2022 de Venas Abiertas, la sección de política internacional de Sangrre, que trata que el mundo no sea tan ajeno. Primero, es imposible soslayar la alegría que la Selección de Fútbol nos dio con la tercera Copa del Mundo de la mano de Lionel Messi y La Scaloneta que nos hizo volcarnos a la calle en júbilo popular. Segundo, Francia (perdón, no podía deja pasar la ocasión). Este Mundial también nos hizo conocer el amor por la celeste y blanca en muchos países del globo, sobre todo aquellos que padecieron el yugo británico.

Pero, fuera de este acontecimiento tan maravilloso, el año que se va dejó muchas historias para contar. Van algunas.

La guerra

Comenzó a fines de febrero y se la calificó como una “operación relámpago”. Sin embargo, la guerra ente Ucrania y Rusia continúa y no tiene visos de un pronto fin (se viene el invierno). La invasión impensada ocurrió y el argumento de occidente fue que Vladimir Putin “está loco”, que demostró que es “un dictador”. Aún estando en contra de atacar a un país de manera preventiva (gringos copyright), los argumentos del presidente de la Federación Rusa tienen lógica: a) Apoyar a la región del Donbás, que desde 2014 padece el asedio de Kiev y en ocho años ha reportado unos 14.000 ciudadanos pro-rusos asesinados; b) Detener el constante avance de la OTAN, cuyas bases militares están cada vez más cerca de la frontera rusa y cuyo coqueteo con Ucrania era un límite explicitado por el Kremlin; 3) Desmilitarizar y desnazificar Donetsk y Lugansk: allí campeaba a sus anchas el batallón Azov, fetiche del neonazismo mundial. En los últimos años, Ucrania ha sido la meca de grupos fascistas para entrenarse militarmente. Aunque no acaparen los flashes, no debemos olvidar los conflictos armados de diferente intensidad en Yemen, Etiopia, Eritrea, Sudán, Siria, Azerbaiyán y Armenia.

Lula homérico

Como un héroe de la poesía épica de Homero, Luiz Inacio Lula da Silva obtuvo por tercera vez la presidencia de la República Federativa de Brasil, luego de pasar 580 días presos por un juicio escandalosamente ilegal, ser proscripto en las elecciones de 2018, perder a su esposa, a su nieto y a su hermano. La derecha celebraba que había desaparecido del mapa político a Lula, al petismo, a la clase trabajadora. Tal es la dimensión de esta victoria. El 1º de enero asumirá la presidencia con estándares altos de seguridad, ya que un extremista bolsonarista fue detenido cuando intentaba perpetrar un atentado con explosivos en el aeropuerto de Brasilia para evitar la asunción de Lula. La base radical de Jair Messias Bolsonaro sigue en la puerta de los cuarteles pidiendo golpe de Estado. El actual mandatario no le entregará la banda a Lula, demostrando así el nulo apego a la democracia del excapitán.

Colombia hizo historia

La fórmula Gustavo Petro-Francia Márquez –un exguerrillero del M-19 y una activista afro– representa la victoria de un proyecto inédito para Colombia. Son el reflejo de una población hastiada que se levantó contra la violencia uribista en 2020 y el gobierno autoritario de Iván Duque. A pesar de las campañas de odio –tal es la obscenidad que llegaron a afirmar “que Petro hizo un pacto con el diablo”–, el Pacto Histórico le dio por primera vez en la historia republicana del país la victoria a un proyecto de izquierda. El desafío es enorme; por ello, el corpus central del flamante gobierno es la paz (ya se iniciaron los encuentros con la guerrilla del ELN). Entre 1958 y 2020 se han registrado 357.108 hechos violentos con un saldo de 265.505 víctimas fatales, 4.513 desde la firma del Acuerdo de Paz con las FARC en 2016. Desde 1985, más de 8 millones de colombianos tuvieron que huir de sus tierras, indicó Human Rights Watch. Entre 1973 y 2019, 3.300 sindicalistas fueron asesinados, según la Escuela Nacional Sindical. La pobreza alcanza al 39% de una población de 51 millones, el desempleo es del 12% y un 60% de los trabajadores está en la informalidad.

Perú en su laberinto

Seis presidentes en seis años. Tal la crisis de representación en el Perú tras la vacancia del presidente Pedro Castillo, quien había asumido en julio de 2021 con la esperanza de representar al Perú profundo, rural, trabajador e indígena. No pudo cumplir ninguna de sus promesas, fue expulsado de su partido, su bloque parlamentario se partió, hizo 70 cambios de ministros y su inexperiencia le jugó una pésima pasada cuando decidió cerrar el Congreso y convocar a una Asamblea Constituyente, evocando al Fujimorazo de 1992. La respuesta: la vacancia de un Congreso que lo quiso destituir desde que asumió, que ya ni le otorgaba los permisos para salir del país y buscaba cualquier medio para darle un golpe. Habrá nuevas elecciones en 2024, que solo servirán para patear la crisis hacia adelante. La vicepresidenta Dina Boluarte asumió la presidencia y ante la protesta social decidió declarar el estado de emergencia y sacar al ejército a las calles. Más de 30 manifestantes fueron asesinados. Las organizaciones populares reclaman el cierre del Congreso y la convocatoria a una asamblea constituyente para refundar al país.

Apuntes finales

– Un paso más hacia la ultraderecha da Israel con la conformación de un gobierno con la presencia del movimiento nacional colono. Esto implica más racismo, más ocupación militar, más colonias en territorios palestinos. Este año al menos 222 palestinos fueron asesinados por fuerzas militares o colonos israelíes. Esto es apartheid.

– Las mujeres de Irán y Afganistán continúan su lucha por derechos elementales. En el primer caso, exigen más libertades públicas al estado teocrático; en el segundo, se han acrecentado las protestas porque el régimen talibán está cerrando todos los espacios educativos.

– En China el vigésimo Congreso del Partido Comunista le dio a Xi Jinping un tercer mandato inédito. Ante un panorama mundial cada vez más fragmentado y la guerra fría cada vez más glacial con Estados Unidos, China opta por un liderazgo sin fisuras y a largo plazo.

Hasta el 2023, ¡Salud!