“El presidente Evo Morales hizo poner las banderas de ambos países indicando que ya lo considera presidente de la Argentina”, así definió a Sangrre una fuente de la Vicepresidencia de Bolivia el trato que el mandatario le dio a Alberto Fernández, el candidato del Frente de Todos, en su reciente visita al país andino-amazónico.
Agregó que el encuentro fue de “mucha confianza”, que “se notaba la buena energía entre ambos” y que sorprendió el convencimiento de Alberto “de lo que hay que hacer para sacar a la Argentina de la crisis y la coincidencia en la necesidad de la integración de los pueblos”.
Efectivamente, en la foto difundida se observa a Morales y Fernández flanqueados por las banderas del Estado Plurinacional de Bolivia, la de la República Argentina y la whipala, que representa a los pueblos originarios.
El nexo entre ambos fue Ariel Basteiro, quien es muy respetado y valorada en el gobierno boliviano tras su fructífero paso como embajador durante la última presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. El propio Evo le pidió el teléfono de Alberto. Lo llamó y así se concretó el encuentro en un hotel de la oriental Santa Cruz de la Sierra.
Para Basteiro “es doblemente significativo el mensaje de Alberto en pos de una recuperación de la integración latinoamericana. No fue a buscar la bendición a Estados Unidos como lo hizo Mauricio Macri”. Por eso, destacó esta visita a Bolivia, la que al día siguiente realizó a Perú, como así también “el encuentro con Lula da Silva en Brasil y con Pepe Mujica en Uruguay, más los diálogos con México, que muestran un bloque vigoroso de países progresistas que desmienten que la derecha vino para quedarse”.
El coordinador del Instituto Patria destacó además “el dato político de que una dirigente mundial como Cristina, con relaciones fluidas con líderes de todos los bloques de poder, será la vicepresidenta de la Nación. Es decir, al presidente y al ministro de Relaciones Exteriores se le agrega ella para los vínculos internacionales de tanto valor en un mundo interconectado”.
Desde el otro lado de la frontera, el periodista Julio Peñaloza subraya que el cónclave Morales-Fernández “parecía una conversación formal de protocolo de Estado entre dos presidentes”. Y amplia: “El mensaje de Evo poniendo la bandera argentina detrás de Alberto es un recado muy contundente”.
Para Peñaloza es “muy notable que una expresión tan contundente del peronismo tenga una admiración tan grande por Evo Morales y por todo lo que se ha hecho en Bolivia. El mensaje político de Fernández es muy fuerte, con claridad territorial e ideológica, con qué causas está identificado y con qué visión de cómo gobernar. Observamos a un político muy inteligente”.
Son muy fuertes los vínculos comerciales entre ambos países, con eje central en la venta del gas de Bolivia a la Argentina. Desde la asunción de Macri se han incumplido en varias oportunidades los volúmenes de compra establecido en el contrato firmado en 2006 que tiene vigencia hasta 2026. El exministro de Energía Juan José Aranguren fue uno de los impulsores del quiebre para beneficiar a una empresa en la que tiene acciones, la Shell. La cuestión sanitaria y migratoria también agitó crispaciones en la relación bilateral.
Morales siempre agradece a Néstor y Cristina Kirchner el apoyo incondicional de su gobierno en los primeros años de mandato, cuando la derecha de la llamada Media Luna pretendió dar un golpe de corte separatista. Alberto Fernández era el jefe de Gabinete de ambos en esos álgidos momentos para la democracia boliviana.
Una semana antes que las elecciones argentinas, el 20 de octubre, Morales buscará su cuarto mandato consecutivo. El promedio de las encuestas publicadas hasta el momento lo ubican ganando en primera vuelta ya que supera el 40 por ciento más 10 puntos de diferencia de intención de voto con su inmediato perseguidor.
Si esto se confirma, y se suman las victorias del Frente de Todos y del Frente Amplio en Uruguay, un renaciente vigor de los procesos de cambio latinoamericanos sería el dato político de 2019, una expresión de deseo explicitada por Morales y Fernández en su encuentro del 19 de septiembre.