Hasta el domingo 11 de agosto, la gobernación de Chaco se disputaba entre el actual gobernador Domingo Peppo, que aspiraba a su reelección, y Jorge “Coqui” Capitanich, que iba en busca en de su tercer mandato luego de haber sido gobernador entre 2007 y 2015. Ese domingo, junto a las PASO nacionales, los chaqueños también votaron por candidatos a gobernador, intendentes, legisladores provinciales y senadores y diputados nacionales. Con boleta completa junto a la fórmula nacional del Frente de Todos –que logró más del 50% de los votos contra un 25% del Frente Unidos por el Cambio–, Capitanich se impuso en las elecciones provinciales por una importante diferencia: 67 por ciento contra el 32 por ciento de Peppo. Tan importante fue la diferencia que, quince días más tarde, el actual gobernador decidió bajar su candidatura. En octubre, entonces, el peronismo provincial irá unificado por el tercer mandato de Capitanich.
Acerca de este proceso de unidad post PASO, de las diferencias y las líneas del peronismo provincial, de la situación actual y los desafíos de la (casi segura) tercera gobernación de Jorge Capitanich, hablamos con Néstor Avalle, periodista, ex director de la AFSCA y ex funcionario del gobierno provincial chaqueño.
El gobernador Domingo Peppo acaba de renunciar a competir por la reelección. ¿Qué fue lo determinante en este proceso para alcanzar la unidad en el peronismo que, en principio, parecía difícil con la competencia entre Capitanich y Peppo?
El primer punto de este proceso, que terminó con un único candidato del peronismo unificado, fue el reconocimiento que tuvo Cristina Fernández de Kirchner para con un líder provincial que, al momento de priorizar un pedido de la ex presidenta en pos de la gobernabilidad de la nación lo hizo, aun perdiendo las posibilidades de crecimiento personal como dirigente en su provincia. Me refiero al momento en que Capitanich tuvo que dejar la gobernación del Chaco, con el costo político que significó para su carrera, y asumió la Jefatura de Gabinete Nacional. Esa lealtad política que le brindó Capitanich en su momento hoy Cristina se la paga, reconociéndolo como su candidato en la provincia del Chaco para las elecciones PASO con lista larga, única, dejando a los demás competidores con listas cortas. Esto garantizó el triunfo electoral de Capitanich por una buena mayoría, por sobre un aparato provincial que congregaba al gobernador, a la presidenta de la Cámara de Diputados, al presidente del Consejo de Resistencia y a un núcleo de más de treinta y pico de intendentes. Por supuesto, ellos con el aparato estatal han hecho una campaña importante y han obtenido un porcentaje de corte de boleta histórico, llegando al 21 por ciento de los votos. Sin embargo, no alcanzó para derrotar a la lista de Capitanich.
Este triunfo electoral en la PASO de agosto, entonces, empezó a generar una serie de dudas en muchos intendentes. A la hora de ir a una elección provincial, optar entre estar en una boleta con la candidatura de Peppo a gobernador teniendo enfrente al poder arrasador de los votos de Capitanich podría implicar dar la posibilidad a que cualquier candidato que Capitanich les pusiera resultara competitivo a nivel local. Esto generó que muchos de los intendentes que apoyaban a Peppo empezaran a presionarlo en pos de la unidad, e incluso habían comenzado a gestionar la separación de las elecciones locales con la provincial, de modo que el resultado de la provincia no les repercutiera directamente. Finalmente, el pedido de Alberto Fernández de solicitarle a Peppo bajarse de la candidatura, más estos condicionamientos internos, generó la decisión del actual gobernador de renunciar para consolidar a Capitanich como único candidato del peronismo unificado. Más allá de que hay en el Chaco otros candidatos a gobernador que son de extracción peronista: el senador Eduardo Aguilar, que va por un partido provincial, y el ex vicegobernador y gobernador a cargo cuando Capitanich asumió la Jefatura de Gabinete, Juan Carlos Bacileff Ivanoff, que también va por un partido provincial.
¿Creés que este apoyo de Alberto y de Cristina, que mencionaste recién que recibió Capitanich en las primarias, fue lo determinante para la diferencia existente entre ambos candidatos en la PASO?
La fórmula de Alberto y Cristina tiene en el Chaco una cifra cercana al sesenta por ciento de aceptación, lo que se tradujo en votos en estas PASO, sumando las dos listas de Peppo y Capitanich. Es cierto que la competencia interna hizo que se elevara ese porcentaje y quizá en las elecciones de octubre ese número no se alcance. Pero, más allá de eso, como decía antes, claro que fue determinante que Capitanich fuera el candidato elegido, tanto a gobernador como a senador, por la fórmula nacional.
Ahora bien, es necio decir que a Peppo no lo afectaba ir con una lista corta, que era lo mismo una boleta larga con Alberto y Cristina, ya que el gobernador se vio claramente perjudicado por eso. Pero también es necio no reconocer el liderazgo de Capitanich, y que tiene a nivel provincial un voto propio, más allá del apoyo popular que tiene Cristina Fernández de Kirchner en la provincia.
En términos de la gestión de ambos gobernadores, ¿qué elementos creés que ponderaron los votantes a la hora de elegir a Coqui para que vuelva a ocupar la gobernación de la provincia?
La situación nacional siempre tiene una alta influencia en provincias como Chaco, donde gran parte de los fondos nacionales son destinados a los sueldos provinciales. Es decir, son el sustento de la movilidad económica de toda la provincia. A Capitanich le tocó en sus gobernaciones contar con un gobierno nacional alineado, y esto le permitió hacer innumerables cantidades de obras con apoyo económico de la Nación. En el desarrollo de las obras se notó, de manera abrupta, el corte en el momento del cambio de gestión. Uno no puede responsabilizar de esto a Domingo Peppo. Por el contrario, creo que el gobernador Peppo ha sido en toda esta circunstancia un verdadero piloto de tormenta, para poder sostener el sistema de pagos de haberes mensuales que son muy importantes para la cadena de pagos. Si uno observa las cifras estadísticas del INDEC en cuanto a pobreza y desocupación, tiene mucho que ver el accionar del Estado para que esas cifras en una provincia como Chaco sean las mejores dentro del espectro del norte argentino, que tiene las peores cifras a nivel nacional. En ese mapa, las mejores cifras son de Chaco y especialmente, del conglomerado de Resistencia. Eso tiene mucho que ver con el aporte provincial.
Probablemente, el costo que paga el gobernador Peppo es haber tenido que acordar muchas veces con el gobierno nacional políticas que han sido muy cuestionadas para poder garantizarse la gobernabilidad en el Chaco. La reforma jubilatoria, los pagos a los fondos buitres, distintos proyectos nacionales donde el gobierno provincial del Chaco se alineó con el gobierno nacional –no así algunos de los representantes en el Congreso que respondían a Capitanich o a la línea de Cristina Fernández de Kirchner. Es en este proceso que se fue creando la división que se plasmó en la última elección.
Por supuesto que hay que tener en cuenta la memoria latente en la gente en cuanto a obras y gestiones realizadas durante un gobierno y otro. Más allá de la responsabilidad pura de cada uno y de las realidades nacionales absolutamente disímiles, en la memoria colectiva el gobierno de Capitanich representa todas esas obras y gestiones; y eso ha tenido, seguro, mucho que ver a la hora de votar y optar entre uno u otro.
Después de estos casi cuatro años de gestión macrista a nivel nacional, ¿cómo impactó la crisis económica y social en la provincia, en qué situación se encuentra hoy y cuáles son los principales problemas que atraviesa y que deberá tener en cuenta el próximo gobierno provincial?
Fundamentalmente, como en todo el país, el principal inconveniente que tiene la provincia de Chaco es la pérdida de trabajo. Para dar un dato puntual y significativo: en nuestra provincia hoy hay poco menos de cinco mil empleados de la construcción registrados. En algún momento, producto del auge, del boom de las construcciones de edificios y de la obra pública, llegó a haber casi veinte mil. O sea, estamos hablando de una caída de las tres cuartas partes del sector. Consideremos además que la construcción es un elemento multiplicador del trabajo tanto en blanco como en negro (ya que también se incrementan las changas) y no solo directo sino también indirecto. A su vez, esto es proveedor del consumo para materiales de construcción y del consumo en general que se da alrededor de este crecimiento. Hablo sólo de una parte de la influencia que ha tenido la política del gobierno nacional en la provincia.
Otra cuestión central es que las obras que se hacían en las gestiones anteriores venían financiadas por el gobierno nacional. Ahora las obras que se realizan tienen que tener necesariamente una contrapartida de la provincia del Chaco, lo cual es complejo en esta situación económica. Otro ejemplo puntual: Chaco sufrió la peor inundación por lluvias de su historia desde diciembre del año pasado hasta marzo: campos totalmente inundados, el agua atravesando rutas nacionales que tuvieron que cortarse para que pudiera pasar el agua y poner un puente Bailey. O sea, toda esa circunstancia generó que la provincia tuviera que disponer de un fondo de cien millones de pesos para ayudar a los productores. ¿Cuánto aportó el gobierno nacional en esa ayuda? También cien millones de pesos. Si el gobierno provincial hace el esfuerzo que hizo para poder darles a sus productores ese monto, que venga el gobierno nacional ante tamaña emergencia y otorgue también solo cien millones de pesos está hablando de una desconsideración, un destrato y una falta de visión de su parte ante una emergencia de esas características. Hablamos de gente que se quedó no ya sin su producción, sino sin su vivienda, sin lugar dónde vivir, que se quedó sin nada.
Pensando en la próxima gestión a nivel nacional, Alberto Fernández se expresó sobre la necesidad de conformar un gobierno federal con participación activa de las conducciones provinciales. En este sentido, ¿qué puntos serían importantes que figuren en esta agenda para el desarrollo de Chaco en particular y, más extensamente, para la región del NEA?
Las provincias del norte argentino son provincias que aún necesitan fuertes inversiones de infraestructura para poder generar oportunidades distintas a las actuales o similares a las que tienen quienes viven en ciudades como Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires. Para dar una idea: Chaco es una de las dos provincias a nivel nacional que no tienen gas natural. El gasoducto está llegando por primera vez al Chaco. Cualquier persona que vive hoy o se va a vivir a muchos otros lugares de nuestro país lleva su cocina y conecta el gas sin problemas. Nadie les pidió a esas provincias que paguen su red de conexión de gas. ¿Por qué los chaqueños tendríamos que pagar las conexiones de gas? No hablo, obviamente, de la conexión de la casa de cada chaqueño, sino de las redes, que deberían ser algo sobre lo que el Estado debe ocuparse. El Estado ha financiado las redes en todos los lugares. Por el cambio político, este gobierno pretende que Chaco consiga financiamiento propio para las redes de gas natural de una localidad. Es injusto, para una provincia que necesita desarrollarse, no contar con obra pública de esta naturaleza, ya que, sin ella, no lo va a lograr de ninguna manera.
En este sentido, pensando en esta visión federal que plantea el nuevo gobierno, en esta articulación, hay obras fundamentales. Como el Gasoducto del Norte. O el Electroducto del norte NEA-NOA que, por suerte ya funciona y le permite al Chaco tener una doble entrada de alta tensión en nuestra provincia. O la Hidrovía Paraná Paraguay que se pretende ahora que se termine en el puerto de Rosario: si no se logra el dragado, la señalización y el balizamiento de toda la cuenca del río Paraná hasta el alto Paraná, se van a quedar sin posibilidades de navegación todos los puertos de Rosario para el norte –con todo lo que implica esto para la comercialización con Paraguay, por ejemplo, por vía fluvial–. Esto impactaría en el abaratamiento de costos, fundamentales para provincias como Chaco o Corrientes que podrían poner en funcionamiento sus puertos. Que los tenemos, ya que son puertos que tienen movilidad, quizá no demasiado, pero significan un aporte importante.
En materia de viviendas, cloacas, agua potable, el gobierno de Capitanich ha hecho muchísimo. El problema es que las estadísticas de las cuales se parte en el Chaco son tan bajas que uno puede hacer mucho pero siempre va a faltar mucho más. Durante sus ocho años de gestión, se hicieron once acueductos: acueductos chicos, que llevan agua desde un río hasta dos o tres localidades cercanas. Con esto se fueron solucionando, por regiones, situaciones de agua potable. Pero hay lugares como, por ejemplo, el sudoeste del Chaco, donde el río más cercano está a 250 kilómetros; esto implica una inversión monstruosa, que se inició en la etapa de Capitanich y se está continuando en la etapa de Peppo. Pero, lamentablemente la situación económica que ha generado este gobierno nacional ha provocado que se detenga esa obra, o que se avance muy pero muy lentamente. Ojalá que, con un nuevo apoyo del gobierno nacional, una obra como esa se pueda completar, porque lleva agua a más de sesenta localidades y tiene más de 400 kilómetros de tendido local, más todas las ramificaciones impresionantes. Y hay tantísimas obras como esta que provincias como el Chaco necesitan realizar, para poder darle mejores condiciones de vida a la población a través de una infraestructura que garantice iguales y similares oportunidades para quienes vivimos en esta parte del país.