Neuquén ha concentrado la consideración nacional en los últimos tiempos a raíz del descubrimiento de lo que se considera el segundo yacimiento de gas no convencional en el mundo y, en cierta medida, por ser el único proyecto económico de relativo éxito en el modelo económico instalado por el macrismo.
Después de tres años de yerros económicos constantes y una política de desarrollo heredada (“pesadamente”) del peronismo –que nacionalizó la Petrolera argentina YPF y sancionó una ley de hidrocarburos para permitir el desarrollo y la inversión en la explotación comercial de los “no convencionales”– hoy le toca a Neuquén, la provincia que florece sobre la Vaca Muerta, inaugurar el calendario electoral de 2019.
El oficialismo provincial, en manos del Movimiento Popular Neuquino (MPN) hace más de cincuenta años, acompaña al gobierno nacional de Cambiemos y sus políticas de despojo con votos decisivos en el Congreso, como lo fueron cada presupuesto nacional o la reforma previsional. Cada vez que el gobierno de los metrobuses y los globos los necesitó, la gestión neuquina encabezada por el gobernador Omar Gutiérrez no escatimó gestos de obediencia. En esa coyuntura, el mandatario provincial, en un gesto de “astucia” de los que caracterizan a su partido, ha “madrugado” a todos sus competidores, internos y externos, y fijó fecha de elecciones para 10 de Marzo. Es decir, los neuquinos tendremos un nuevo gobernador electo diez meses antes de la asunción presidencial. Un hecho que envidiaría la más consolidada democracia nórdica si no fuera porque es vox populi que la extraña decisión del gobernador busca desesperadamente despegarse de la imagen del presidente Macri que en la provincia no ha parado de bajar desde octubre de 2017.
La escudería oficial de Cambiemos lleva como candidato a gobernador a Horacio “Pechi” Quiroga, quien ocupa la intendencia capitalina por cuarta vez y que supo, según soplaran los vientos, ser delarruista, kirchnerista, cobista y macrista, eso sí: siempre desde la primera hora. Su vice en la fórmula, el pastor evangélico David Schlereth, consiguió el triunfo en 2017 como diputado nacional –un hecho que entusiasmó a Cambiemos, que creyó había llegado el turno de arrebatarle la gobernación al MPN después de medio siglo–, pero la mega-devaluación, los tarifazos y la caída del empleo lo fueron alejando de la sortija electoral.
Mejor parece ser la suerte de Ramón Rioseco, representando al único espacio real de oposición al gobierno nacional. Rioseco ha sabido encolumnar tras su candidatura a gran parte del electorado provincial, harto de ver como su gobernador está listo para levantar la mano cada vez que llaman desde la Rosada. El candidato de Unidad Ciudadana-Frente Neuquino es quien más creció según los sondeos pre-electorales, fundamentalmente al haber sumado a Darío Martínez como vice –la principal figura electoral de PJ local– y haciendo realidad la “unidad” tan mentada y reclamada aun por otros lares. Quizás también se transforme en el candidato que mejor capitalice la pelea interna en el MPN entre el gobernador Omar Gutiérrez y el histórico Jorge Sobisch, hoy candidato por la Democracia Cristiana.
En un año que puede ser “bisagra” por uno u otro resultado a nivel nacional, Neuquén se aproxima a este desenlace rápido. Habrá que estar atentos a dos datos. Por un lado, la contienda por la gobernación dada entre el favorito oficialista Omar Gutiérrez y Ramón Rioseco que parece asomar en estos días. En segundo lugar, la suerte que correrá el delfín de la Casa Rosada, “Pechi” Quiroga, a quien Macri y Marcos Peña daban por seguro ganador hasta hace tan solo unos meses.
La historia está por contarse y Vaca Muerta puede hablar.