João Pedro Stédile, líder del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil (MST), concedió este miércoles una extensa entrevista colaborativa con el Foro de Comunicación para la Integración de Nuestra América (FCINA) en la que abordó varios temas: la situación de los movimientos populares en ese país; el tercer gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva; el avance de la extrema derecha en el continente y el mundo; las iniciativas de integración y alianza de la clase trabajadora del campo y la ciudad; la crisis del capitalismo, y el rol de Estados Unidos en el año que se cumple el bicentenario de la Doctrina Monroe.
Stédile es el referente del movimiento de trabajadores sin tierra más grande del mundo. El MST, cuyos embriones se remontan a la lucha por la tierra en la década del 70, se fundó en 1984, durante el Primer Encuentro Nacional, en Cascavel, estado sureño de Paraná, con el objetivo de luchar por la tierra, la reforma agraria y los cambios sociales en Brasil. “Queremos ser productores de alimentos, de cultura y conocimientos. Queremos ser constructores de un país socialmente justo, democrático, con igualdad y con armonía con la naturaleza”, proclamaban. En la actualidad este movimiento está organizado en veinticuatro estados de las cinco regiones del país. Ya son más de medio millón de personas que conquistaron su territorio por medio de la organización.
A continuación, algunos de los conceptos vertidos en la entrevista.
Crisis del capitalismo y democracia: “Estamos en un cuadrante de la historia de una crisis estructural del modo de producción capitalista que afecta todo el occidente. El capitalismo está en una crisis económica grave, porque ya no consigue producir los bienes necesarios para la población, aunque los capitalistas se vuelven billonarios. Hay una crisis política, porque al estado burgués no le interesa la democracia, al capital financiero transnacionalizado no le interesa la democracia: por eso han financiado los golpes de Estado, han impulsado los grupos fascistas, han financiado a la extrema derecha. Hay también una crisis ambiental gravísima en todos los países. El capital ha funcionado como una ofensiva sobre los bienes de la naturaleza que deberían ser de todos, pero tratan de apropiarse privadamente de la naturaleza. En Brasil tuvimos cuatro golpes antidemocráticos en los últimos seis años, en este período llegamos a setenta millones de trabajadores fuera de la estructura productiva”.
Gobierno Lula y la extrema derecha: “Sabemos que se trata de un gobierno de coalición, de un frente amplio, pero igual estamos tratando de presionar para que cumpla con el programa mínimo, el plan de emergencia que se comprometió en la campaña: combatir el hambre distribuyendo alimentos, construir las viviendas necesarias y adoptar un plan económico que nos lleve a la reindustrialización y producción de alimentos sobre la base de la agricultura familiar campesina. Pero la derecha fascista, que perdió las elecciones, se incrustó en el parlamento, que es una trinchera de la derecha. La izquierda solo tiene 130 diputados garantizados de 513. Por eso, desde esa tribuna la derecha impuso una Comisión de Investigación para acusar al MST de crímenes por las tomas de tierras; pero las tomas de tierra no son un crimen, son un derecho de la gente. Por eso Lula tendrá dificultades en avanzar en sus políticas y será muy difícil avanzar en cambios estructurales sin el apoyo de las masas”.
Doscientos años de la Doctrina Monroe y rol de EE.UU.: “Desde hace doscientos años ellos nos tratan como colonia: solo quieren de nosotros las materias primas, los commodities, nuestros mercados, explotarnos con el dólar, y con esos papeles pintados de verde compran gobiernos, fábricas. Compran todo en nuestra Latinoamérica, expoliando nuestras riquezas y nuestro trabajo. Lula está consciente haciendo relaciones bilaterales, alzando su voz contra el dólar, que es el centro de la explotación de nuestros pueblos, para empezar a usar nuestras monedas. Lula pide construir la paz, pero Estados Unidos quiere guerras para vender su mercancía principal, que es la industria bélica. Los problemas de nuestros países latinoamericanos no se pueden resolver de manera aislada, sino recuperando los pensamientos de los clásicos, como José Martí, Hugo Chávez, Fidel Castro, que enfrentaron la teoría Monroe. Lula rescata que los problemas latinoamericanos solo serán solucionados si construimos integración regional”.
Situación de los movimientos sociales: “El internacionalismo es nuestro principio, es una necesidad: o nos juntamos como clase trabajadora o no venceremos. El MST es heredero de esa voluntad política que aprendimos con la Revolución Cubana, aprendimos que la solidaridad es un principio, no caridad, es una forma política fundamental de actuar. No hay cómo construir una civilización humana más desarrollada. Sin derrotar al capitalismo financiero, sin derrotar al imperio no lograremos cambios, y para eso necesitamos un largo período de lucha de clases que va más allá de un período de un gobierno. La mayoría de las fuerzas de izquierda que llegaron a los gobiernos no entienden el tiempo que vivimos: son tiempos de cambio, no son tiempos de acomodación o conciliación. Y eso tarda tiempo. ¿Cuál es el tiempo? El tiempo histórico no será dado por los gobiernos, aunque necesitamos elegirlos. Se dará por la movilización de masas. Y tampoco depende de la decisión de dirigentes, de la coordinación de las centrales sindicales o de los partidos de izquierda. Las masas a veces tardan en darse cuenta de lo que está ocurriendo”.
Iniciativa Mujica: “En el ámbito de integración popular, que envuelve al ALBA Movimientos, CLOC-Vía Campesina, colectivos de izquierda, Movimiento de Participación Popular (MPP) y la CSA (Confederación Sindical de las Américas), hemos planificado con Pepe Mujica una especie de aula magna, ‘Pensando el futuro’, aprovechando su pensamiento e ideas, y por eso los convocamos para asistir el 23 de junio en la forma de una red continental para que el viejo Mujica nos diga cuales son los dilemas de la humanidad en ese cuadrante que es la lucha de la clase trabajadora”.