La pandemia impuso limitaciones y modificaciones abruptas a la casi totalidad de las actividades sociales y laborales. Los trabajadores y las trabajadoras de la cultura, en particular quienes tienen llevan adelante su labor cotidiana en los escenarios, han tenido sin dudas un año cuesta arriba. Recién en los últimos meses comenzó a entreverse un horizonte de reactivación de la actividad artística en vivo, que se espera que pueda concretarse plenamente recién en 2021, vacunación masiva mediante. El imprescindible parate empujó a artistas y hacedorxs culturales a buscar modos alternativos de acción, difusión y contacto con su público. En el caso de los músicos, el ya clásico “arte de combinar los horarios” incorporó en muchos casos un mix de ensayos y grabaciones a distancia, clases virtuales, conciertos online y una actividad sostenida en los ámbitos digitales para mantener lazos creativos, laborales y culturales tanto con pares y colegas como con seguidores y el público en general.

Sin embargo, la inédita situación también cobija iniciativas quizás inesperadas en otros tiempos. En ese sentido, en el mundo del tango –sector dinámico y protagónico de la industria musical y cultural nacional– se verifican pasos importantes de encuentro y agrupamiento. Muestras de ello son la presentación realizada en septiembre de la Encuesta Federal de Trabajadores del Tango por parte de la Asamblea Federal de Trabajadores del Tango (AFTT) y ahora, en ocasión del Día Nacional del Tango y de la Semana del Tango, el lanzamiento del canal Sonido Tango, producido por la Asociación de Creadorxs e Intérpretes de Tango (ACIT).

Esteban Falabella

Esteban Falabella es músico independiente de extensa trayectoria en el tango, guitarrista de algunas de las más prestigiosas formaciones de las últimas décadas –como el quinteto de Néstor Marconi, el Quinteto Real, el Sexteto Piazzolla, el septeto de Juan Pablo Navarro y el nuevo Quinteto Revolucionario–, director del proyecto Tango Contempo y defensor firme de las expresiones contemporáneas del tango como género musical. Le preguntamos sobre las características del proyecto Sonido Tango y la experiencia de organización que vienen construyendo los músicos y las músicas desde la ACIT, asociación de la que actualmente es vocero. Además, conversamos acerca de la situación del sector durante este tiempo marcado por la pandemia, y sobre qué significa hacer tango en el siglo XXI.

Diciembre tiene una connotación especial para la música ciudadana, con el 11 como Día Nacional del Tango –que conmemora por partida doble del nacimiento de dos fundamentales, Carlos Gardel y Julio de Caro–, pero que también da inicio a la Semana del Tango. En esta fecha y en un contexto muy particular, ustedes deciden poner en marcha un nuevo canal que, por lo que se ve, se propone también como un espacio de nucleamiento artístico y musical. ¿De qué se trata Sonido Tango?

Sonido Tango es un canal de YouTube y un conjunto de redes de difusión, una forma de difundir el tango que intenta comunicar de manera representativa la diversidad que tiene el género. Es un proyecto que llevamos adelante desde la Asociación de Creadorxs e Intérpretes del Tango (ACIT), organizado en términos artísticos a través de las seis estéticas que conforman también las representaciones en la Asociación. El objetivo es, por un lado, mostrar que el tango en la actualidad es complejo, que tiene distintos públicos y distintas formas, todas de mucha riqueza. Por eso, elegimos presentarlo en la Semana del Tango, del 11 al 16 de diciembre, con seis días de programaciones diferentes, correspondientes a lo que nosotros pensamos que son estéticas particulares y centrales del tango actual. El primer día van a estar las Orquestas Milongueras; el segundo, el Nuevo Tango Criollo; el tercero, las Nuevas Tendencias; el cuarto, las voces de Cantoras y Cantores; el quinto va a estar dedicado al Tango de Concierto, y el último día va a centrarse en el Nuevo Tango Canción.

Tenemos, como lanzamiento, más de cinco horas producidas por cada estética, docenas de propuestas y artistas de todo el mundo que compartieron su material; entonces, cualquier que quiera acercarse y curiosear y escuchar distintas facetas del tango actual va a poder meterse, ver y apreciar esa diversidad, y quedar después vinculado al canal y poder también vincularse con cada artista a través de sus respectivas redes. El desafío es que el público general vaya conociendo esa diversidad, haciéndola propia y encontrar su propio Sonido Tango. El Sonido Tango es algo abierto, que nos puede atravesar y puede tener infinidad de posibilidades. Eso es lo que tratamos de reflejar y de plasmar en este canal.

Sonido Tango, como contabas, es producido desde la ACIT, que es también una experiencia de organización reciente y novedosa. ¿Cómo se dio el proceso de conformación de la asociación, quiénes la integran?

La creación de la ACIT fue un proceso realmente muy enriquecedor: en el contexto difícil de este año, comenzamos a conectarnos, a debatir, a consensuar, a construir; más de seis meses en los que fuimos encontrando una manera de trabajar con los músicos, con representantes de muy diversas expresiones musicales y estéticas. Ese fue el desafío primero, y conseguimos armar la propuesta de una asociación que integre y exprese la diversidad del tango en términos musicales, que nos pueda representar y nos permita también comunicar la dimensión que tiene el tango como expresión artística y cultural actual.

Generamos así una dinámica de trabajo y de estructuración de los intercambios y discusiones en línea con las estéticas que a su vez plasmamos en Sonido Tango, en la que cada una de ellas trabaja alrededor de sus especificidades y tiene a su vez dos representantes. Al mismo tiempo, también tenemos una Comisión de Género que atraviesa todas las estéticas, con el objetivo de que la temática de género esté abordada por todas las líneas. De hecho, como actividad relevante de la Semana del Tango, y junto con el lanzamiento del canal, nuestra Comisión de Género organiza una charla online titulada “Tango y género” en el Centro Cultural Kirchner, en la que nuestra compañera Bárbara Grabinski coordina una conversación con referentes de la cultura y la militancia –Dora Barrancos, Susy Shock, Pedro Saborido, Nora Veiras, Paula Rivera, Darío Stajnszrajber, Gustavo Varela y Mónica Macha– y que creemos que va a ser una experiencia importante sobre una perspectiva a elaborar, desarrollar y discutir ampliamente.

La ACIT es una estructura muy joven, pero ya estamos articulando a nivel federal con compañeros y compañeras de Santa Fe, de Rosario, de Córdoba, de Mendoza, algunos de La Pampa. Obviamente, la mayor cantidad de propuestas y de participantes hoy es de la Ciudad de Buenos Aires, pero la articulación también se está dando con algunos compañeros que están en el exterior, y la intención es articular toda esa complejidad demográfica y esa red que somos los músicos de tango. Somos hoy alrededor de 500 propuestas articuladas, estamos creciendo mucho en ese sentido y realmente estamos abiertos y en constante crecimiento.

¿Cómo evalúan la situación actual del tango en términos sectoriales? ¿Qué objetivos se plantean como organización?

Es importante entender que como sector no estábamos organizados, y que un objetivo fundamental es poder reconocer y dar a conocer el potencial que tenemos en términos de industria cultural, tanto a nivel interno como externo. En ese sentido, es necesario avanzar en reivindicar luchas en la difusión de la música del tango: que haya espacios específicos que difundan las nuevas composiciones, que la diversidad de estéticas esté presente en las radios y demás medios de comunicación, o bien que haya medios especializados incluso.

Por otra parte, es imprescindible que haya políticas públicas y de fomento específicas para el sector, en toda su amplitud. Habiendo sido declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, hoy no hay, por ejemplo, líneas específicas de subsidios para el tango como género. Sin embargo, es un sector de la industria cultural que sabemos –y es lo que queremos demostrar con la Asociación– que es grande, que es amplio, que tiene escala y proyección, y que si el Estado comprende esto puede ayudar a dinamizarlo y a que pueda tener un crecimiento exponencial, que permita a su vez generar una gran cantidad de recursos.

Como organización, también nos vinculamos con la Asamblea Federal de Trabajadores del Tango, que este año ha hecho un trabajo realmente muy importante con el objetivo de insertar al tango como industria cultural, así como el lanzamiento de la Encuesta Federal de Trabajadores del Tango, que va a ser una herramienta muy importante para nosotros, para conocernos, para entendernos y también para que los estamentos del Estado puedan desarrollar políticas públicas y culturales adecuadas. Los desafíos son muchos, realmente, y creemos que podemos aportar en este sentido.

Yendo un poco al plano local, en el que el tango tiene una presencia simbólica y material fundamental, ¿qué balance podés hacer de la situación específica del sector en la Ciudad de Buenos Aires, en especial con el impacto de la pandemia?

Lamentablemente, hay que decirlo, en este año tan complejo, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no ha implementado ningún tipo de políticas específicas para el sector. La oportunidad de brindar un paliativo para el sector con el Festival de Tango fue desaprovechada: fue un festival totalmente falto de representatividad y de participación, sin aprovechar los protocolos que la propia Ciudad ya había dispuesto para generar propuestas de participación de los artistas. Creo que la Ciudad de Buenos Aires tiene una gran ausencia con respecto al tango, y es una de las luchas que también queremos dar: poder interactuar con los estamentos del gobierno de la Ciudad y contribuir al desarrollo de políticas públicas más adecuadas, inclusivas y representativas de la realidad actual del tango como actividad musical y cultural.

Con respecto al desarrollo de la pandemia, y las medidas de apertura de las restricciones que se van tomando, somos un sector que recién ahora está empezando a poder encontrar lugares donde interactuar. Hay algunas casas de tango que van a abrir en breve, por ejemplo, porque el turismo va a llegar. Y en este sentido, es necesario reconocer al tango como gran dinamizador de la economía de la Ciudad y también del país: es un actor muy importante, que articula con todo el turismo, y esta reactivación paulatina del turismo avizora una pequeña reactivación, si bien las salas de concierto no pueden estar al máximo, las propuestas tienen que ser acotadas, y para las orquestas grandes se dificulta el poder encontrar espacios en los que se puedan cumplir los protocolos. Por ahora, todo es limitado; la actividad vuelve, pero también con muchos limitantes. Así que pensamos que a mediados del año que viene, tal vez, sí se pueda volver a alguna “normalidad”, en el sentido de la actividad laboral.

Mientras, estamos también acompañando a muchos compañeros que están pasando momentos muy difíciles. Realmente hubo que readaptarse: si bien hay algunas modalidades de streaming, clases virtuales, etc., no llegan a suplir la actividad en vivo. Por un lado, hay mucha oferta online, y está bueno eso; pero la demanda tampoco es tan grande: imaginemos la cantidad de gente que ya está un poco saturada de estar siempre en la pantalla, trabajando. Entonces, es una propuesta más, pero no llega a paliar la situación.

Estamos terminando este 2020, y por lo tanto el tango está cumpliendo justamente cien años de su “conquista” de Europa y de su formalización, es decir, aquel momento en el que se asentó estilísticamente la forma musical que nosotros hoy conocemos y que luego tuvo décadas de desarrollo y de renovación como expresión popular. En este sentido, ¿cómo definirías este momento del tango? O, en otras palabras, ¿qué elementos ves, en términos musicales, que hacen del tango una expresión actual, contemporánea? ¿Qué es lo que una persona del siglo XXI puede encontrar hoy en el tango?

El tango es una construcción colectiva de ya más de cien años, y el crecimiento y la representatividad que tiene en el siglo XXI que nos toca vivir sin dudas lo ha complejizado, lo ha diversificado. Por ejemplo, a partir del crecimiento de un público melómano, incorporó todas las técnicas de composición del siglo XX y de la música académica, y también tomó cosas de otros géneros populares. Entonces, el músico de tango actual también es el reflejo de toda esa globalidad que nos atraviesa. Pero esa riqueza siempre es abordada desde un gesto y desde un lugar estético específico, desde una gran baldosa llamada tango. Es decir, el tango es capaz de incorporar y metabolizar nuevas formas estéticas que atraviesan la ciudad, el espacio urbano, las personas, y seguir con un gesto propio y tanguero muy fuerte desde lo musical. Lo mismo ocurre con lo poético: hay una nueva forma de contar la realidad, de transitar las vivencias, que el tango está reflejando hoy de otra manera: en ese sentido, por ejemplo, nosotros hablamos de un “Nuevo Tango Canción”.

Otros ejemplos de esta relación entre lo que perdura y lo que se ramifica tienen que ver, en buena medida, con estas distinciones estéticas que hemos retomado en la asociación. Por ejemplo, cómo en el “Nuevo Tango Criollo” los guitarreros también incorporan nuevos materiales, pero el gesto sigue siendo de transmisión oral: o sea, en esa escuela guitarrística que es fundacional del género hay algo que se mantiene en el modo en que se sigue enseñando y aprendiendo, algo que es como un gran cofre del tesoro. Pero que, a la vez, cuando ya se consolida el lenguaje, puede ir incorporando nuevas sonoridades y recursos contemporáneos y seguir siendo tango. Por otro lado, en el caso de lo que damos en llamar “Nuevas Tendencias”, se parte de toda una concepción contemporánea del tango, pero también con un gesto muy referencial a la línea de Pugliese por ejemplo, que está siempre presente. También las figuras arquetípicas del cantor y de la cantora persisten y a la vez se reinventan y llegan a nuestros días con nuevos repertorios, con nuevas formas de hablar del amor, de representarlo, pero siempre ligadas a la historia. O las orquestas milongueras que, si bien muchas reencarnan los estilos fundamentales del tango de la época dorada, al mismo tiempo hay nuevas composiciones y una nueva propuesta para la gente que baila el tango que va ganando su espacio.

Hay, sin duda, una gran disociación entre lo que se está haciendo ahora y lo que, por ahí, cierto imaginario colectivo, que no tiene acceso a las nuevas creaciones, a los nuevos compositores, tiene del tango. Por eso, es fundamental mostrar que hay un tango que representa el siglo XXI, que está vinculado a las raíces pero que también tiene un fuerte compromiso y conexión con el momento que nos toca vivir.

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