La llegada de la pandemia evidenció la crisis de infraestructura del sistema sanitario argentino. Con el objetivo de brindar una respuesta ante la emergencia, el Ministerio de Obras Públicas relevó todo el sistema con el objetivo de reacondicionarlo y prepararlo para la crisis posible. Lucía De Gennaro conversó con el subsecretario de Obras Públicas Edgardo Depetri sobre las obras que se realizaron y dinamizaron para la reconstrucción del sistema de salud, y sobre los desafíos para la obra pública de cara a la nueva etapa de reactivación económica pospandemia.

Edgardo Depetri

¿Qué obras de infraestructura en salud comenzaron a realizar a partir de la pandemia del Coronavirus y ante la necesidad del sistema sanitario de enfrentarla?

La prioridad que definió el presidente es que todo el sistema de obra pública se pusiera en sintonía con la demanda y la necesidad del sistema sanitario argentino. La emergencia del Coronavirus, el desastre que venía siendo tanto en China como en Estados Unidos, nos puso en máxima alerta. Llevamos una propuesta con el ministro Katopodis de construir doce hospitales modulares en el territorio nacional, sobre todo en los sectores de mayor riesgo por concentración de gente. Ocho en el Conurbano, uno en Mar del Plata, uno en Chaco, una en Córdoba y otro en el Gran Rosario. Eso lo trabajamos con una Organización vinculada a la ONU, con presupuesto de obra pública, y se hicieron hospitales modulares, es decir, de tipo industrializados, de mil metros cuadrados cada uno, con 24 camas para alta complejidad con respiradores, más otras 50 camas con oxígeno. Es decir, en treinta días ampliamos el sistema en casi 1000 camas. Para darte un ejemplo, el hospital Ramos Mejía de provincia tiene 25 camas. Por lo tanto, cada hospital modular ha sumado una enorme capacidad de infraestructura. En cada hospital van a trabajar alrededor de cien trabajadores entre médicos, enfermeros, camilleros. Por lo cual, la respuesta que logramos dar fue importante.

Pero no solo planteamos los hospitales modulares antes del pico de la pandemia, que, por suerte, se fue corriendo y nos dio más tiempo incluso para su desarrollo. También reiniciamos la construcción de los dos hospitales en La Matanza, que había sido parados durante el gobierno de Macri y de Vidal. Del Hospital Favaloro –que es enorme, tiene siete pabellones– vamos a habilitar dos pabellones para internación o sectores de menor grado de crisis, pero también va a contar con sala de imágenes, laboratorio, placas. Es decir, se amplía en términos tecnológicos la respuesta de un distrito como La Matanza, que es el más poblado del conurbano. Y al mismo aprovechamos a impulsar más de cincuenta obras del sistema sanitario en el interior del país. Por ejemplo, estamos terminando tres hospitales que estaban paralizados por la gestión Cambiemos en Neuquén, estamos concluyendo la obra de un hospital en Formosa. Obras que estaban paradas al diez, quince, veinte por ciento. La definición del Presidente fue priorizar la obra pública en función de la salud y lo trabajamos en conjunto con el Ministerio de Salud, que definía el lugar por la situación de pandemia y el equipamiento. En un mundo en el que todos buscan respiradores, reactivos, kits para profesionales, se había puesto todo muy complejo. Hubo una sinergia entre el gobierno nacional, las provincias, las intendencias y las empresas privadas vinculadas al sector, y eso fue importante, porque nos mostró capacidad de respuesta ante una crisis muy profunda.

Considerando la importancia que la obra pública puede tener en la recuperación económica, el ministro Katopodis anunció un plan de trabajo para reactivarla ni bien pueda comenzar una nueva etapa de la cuarentena. Para esto ¿están avanzando en protocolos de movilidad, de salud? ¿Cómo se piensa esa nueva etapa?

Hay algunas obras que están avanzando. Para no entrar en un debate que algunos periodistas, medios de comunicación, y sectores de la oposición quieren instalar, según el cual nosotros solo estamos viendo la cuestión sanitaria, la verdad es que no, hay cadenas de producción que están al cien por ciento trabajando: la alimentación, la salud, muchos sectores vinculados al sector público. Obviamente, el país tiene una crisis importante porque la economía no está en acción integralmente, pero la prioridad ha sido clara: la vida sobre la muerte. No podemos considerar una economía que se puede recuperar con un pueblo enfermo. El PBI va a caer por la crisis, va a caer en el mundo, pero el PBI lo podemos levantar. En el año 2000 el PBI había caído 11 por ciento y después la recuperamos. Hoy según algunos analistas puede caer 6, 7 por ciento, pero se recupera, mientras que una vida no.

Lo que estamos haciendo en obra pública es trabajar para prepararnos ante la salida. El virus va a pasar, pero vamos a tener que convivir culturalmente por mucho tiempo con la cuestión del contagio, al menos hasta que no esté la vacuna. Al inicio del mandato nosotros habíamos lanzado el programa Argentina Hace, que son obras de infraestructura de pavimento, luminarias, cloacas, bicisendas. Es decir, pequeñas obras de infraestructura pero con alto impacto de mano de obra. Ese programa está en marcha, lo estamos trabajando porque sobre cada obra hay que hacer el proyecto, vincularlo con la financiación, hacer la licitación. El programa está en marcha, nos estamos preparando y tenemos más de quinientas ciudades donde ya están acordados los esquemas de trabajo. Ni bien se libere un poco, tal como dice el ministro Katopodis, avanzaremos con un protocolo de salud y de transporte, para que el traslado de los trabajadores no genere contagios y nos haga subir la curva, y, al mismo tiempo, de acuerdo a las regiones donde esto se puede liberar más o menos. Ya estamos firmando acuerdos con gobernadores e intendentes para esto. En el conurbano bonaerense en todos los distritos hemos destinado recursos importantes: entre 200 y 400 millones de pesos por cada municipio.

Todo esto lo estamos planificando y avanzando bajo el programa y la política contracíclica que definió el presidente para el nuevo presupuesto que los disputados y senadores tienen que votar. Porque nosotros todavía estamos trabajando con el presupuesto del macrismo y en obra pública estamos con una deuda de 35 mil millones de pesos, que la estamos pagando y normalizando. Entonces, con protocolos de salud, vamos a promover las obras de infraestructuras que son necesarias. Algunas de ellas, como el Camino del Buen Ayre, donde el Ministro ya estuvo planteando el relanzamiento, más grandes obras de infraestructuras que discutimos con gobernadores, intendentes y que tienen que ver con planes de cloacas, con rutas, con puertos. Pero también está la obra pública vinculada a la salud, porque el tema vino para quedarse, hay que seguir trabajándolo fuerte. Esto implica, por ejemplo, en Lanús, la inversión sobre los cuatro hospitales provinciales, con el Evita como emblema, con un fuerte plan de inversión. Y, en cada uno de los rincones del país, una obra pública que se vincule con una plaza, con un desarrollo urbano, con una cloaca, con una rotonda, con una ruta.

El ministro Gabriel Katopodis, el intendente Juan Zabaleta, el secretario Martín Gill y el subsecretario Edgardo Depetri, en el flamante Hospital Modular de Emergencia de Hurlingham

El tema de cloacas y agua, por ejemplo, que aparece hoy como problema central en los barrios populares, ¿cómo lo están trabajando?

Todo adquiere una dimensión mayor cuando vinculamos el tema sanitario, porque, sin agua potable, hay diarrea en los chicos, consumo de agua con plomo, con microbios. Eso enferma a la población e influye en el sistema sanitario. Nosotros vamos a relanzar el programa de obra pública. Ahora mucho más cuando aparece una mirada más clara, más contundente del rol del Estado. El Estado tiene que tener mayor importancia en la economía nacional y la obra pública es generadora de empleo. Para el trabajador de la construcción pero también para el pintor, para el que vende cemento, hierro, cables para la electricidad. Es un elemento dinamizador de la economía. Y en eso ya estamos trabajando. No es que por el coronavirus no desarrollamos planes de acción y de trabajo con gobernadores e intendentes. Lo vamos a ir liberando de acuerdo a la decisión del presidente, que está muy firme, y es correcto su planteo, con el cuidado, la salud y una mirada con sectores de reactivación de la economía. Porque tengamos en cuenta que la presencia del gobierno en términos económicos es muy fuerte. Casi 8 millones de beneficiarios del IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), créditos a tasa cero a los sectores monotributistas, aumento a los jubilados, a la AUH, la tarjeta Alimentar, las acciones y propuestas de congelamiento y prorrateos de los pagos de la luz, el agua, de los servicios. El gobierno está poniendo muchos recursos y eso es política económica. Eso es hacerse cargo de los problemas de nuestra gente. En ese marco, las prioridades, obviamente, son el alimento –para que les llegue a los sectores populares que es donde más golpea la crisis– y la salud –que no nos colapse el sistema–. Pero no hay una dicotomía entre salud y economía, estamos abordando las dos cosas al mismo tiempo.

Decías recién que, en este esquema de pensar la gestión de la obra pública, algunas cosas se modificaron, como el incremento en el sistema de salud. ¿Hay otras variables, modificaciones en prioridades, en relación a lo que se planteaba el Ministerio al inicio de la gestión y hoy en el marco de esta crisis?

Nosotros pensamos que el esquema de obra pública tiene que ser federal. No la podemos definir el equipo de secretarios, subsecretarios, técnicos que estén en el Ministerio. Hay que abrir una discusión muy fuerte con gobernadores, intendentes pero también con la sociedad civil. Mucha de la obra pública tiene que ser discutida en los consejos deliberantes, con los sindicatos, con los movimientos sociales. Porque también pensamos que hay que destinar gran parte del recurso para construir obras que demanda la comunidad con las cooperativas y las pymes. Es mejor hacer diez obras de 50 millones de pesos a una obra de 500 millones; porque eso nos permite, primero, orientar la obra pública a desarrollo de infraestructura priorizando lo social; y segundo, dinamiza la economía local y le permite a las pymes competir y entrar en las licitaciones, en los plazos para financiar obras, en las asistencias financieras y crediticias que les permiten desarrollar esos proyectos. Y también a las cooperativas, que tienen un desarrollo muy fuerte y cuentan con una experiencia muy importante en la construcción, por ejemplo, de vivienda –como la Tupac Amaru–, como otras cooperativas que están en condiciones de hacer pavimento, escuela, jardín, sala comunitaria.

Obviamente, hay obras de infraestructura que requieren de mucha capacidad técnica y están destinadas a grandes empresas e incluso multinacionales. Pero mucha de la obra pública que cree empleo, que cree valor, que dinamice la economía, que se realice con trabajadores del lugar y con empresas locales, va a ser posible porque hay voluntad del gobierno nacional de reactivar la obra pública desde esta visión: crear trabajo y crear empresas (pymes, micropymes) que reactivan los mercados locales. Para eso, tenemos que pensar no solo en grandes obras. La obra pública es parte de un modelo económico que tiene que dinamizar el mercado interno en el marco de la crisis de desocupación y de pobreza que nos va a dejar la pandemia. Es en situaciones como estas cuando el Estado tiene que estar más presente.