El domingo 27 de octubre, en simultáneo con la elección presidencial, La Rioja define su futura conducción provincial. Luego de que la Corte Suprema impidiera al actual gobernador Sergio Casas presentarse a la reelección, el oficialismo peronista propone la fórmula Ricardo Quintela-Florencia López y aspira a ganar con una comodidad similar a la que tuvo la fórmula Fernández-Fernández en las PASO nacionales de agosto, en las que consiguió el 49,55 por ciento y más de veinte puntos de diferencia con Cambiemos. Sin embargo, el exgobernador Luis Beder Herrera –enfrentado con Casas desde hace más de un año, pero con peso aún dentro de la dirigencia peronista provincial– cree que puede disputar eso voto, incluso sin el sello partidario, y se presenta por fuera del Partido Justicialista en fórmula con Karina Viñas. Cambiemos, con el senador radical Julio Martínez a la cabeza, apuesta a conservar el 30 por ciento de los votos que tradicionalmente saca su fuerza y esperar una división de los votos peronistas que le permita ilusionarse con una victoria.
Conversamos con la periodista Dolores Quiroga acerca de los procesos de armado de cada fuerza y los detalles y expectativas de esta elección.
Después de la decisión de la Corte Suprema de no permitir a Sergio Casas presentarse nuevamente a la gobernación de la provincia, ¿cómo fue el proceso de consenso que terminó en la designación de Ricardo Quintela como candidato? Además de él, se especuló con la posibilidad de que pudieran ser candidatos la exdiputada nacional y actual diputada provincial Teresita Madera, el exgobernador y hoy diputado nacional Luis Beder Herrera y la intendenta del Departamento Arauco, Florencia López. ¿Qué fue lo que se priorizó para que encabezara Quintela?
El actual gobernador, siguiendo la línea del frente nacional que representa, patrocinó el consenso para definir al candidato a sucederlo. Sin embargo, nunca estuvo claro a qué consenso se hacía referencia, con candidatos que de antemano no incluía ese consenso. Los candidatos reales en cuestión eran tres: Florencia López, intendenta de Arauco, favorita de gran parte del gabinete y que contaba con el respaldo de la gran mayoría de los diputados provinciales; Teresita Madera, la referente fémina con más trayectoria en la provincia y líder de un espacio con movilización propia, principalmente en la capital; y Ricardo Quintela, el hombre con más trayectoria política de entre los aspirantes, quien ya había intentado ser gobernador de la provincia en dos ocasiones. Beder Herrera, exgobernador y actual diputado nacional, no entraba en consideración, descartado desde el inicio dentro del espacio oficialista por una fuerte pelea con el gobernador en 2018, que provocó la ruptura total entre ambos y que resultó en que la dirigencia peronista apoyara a quien hoy maneja la provincia y el partido. Bajo estas premisas, Beder nunca estuvo realmente dentro de los posibles candidatos del oficialismo.
En ese proceso de consenso, todo parecía indicar que se esperaría hasta último momento, al sábado 7 de septiembre, fecha límite para presentar la formula, para no forzar el enojo anticipado –y sus consecuencias–de Quintela y Madera, exponentes del Departamento Capital, que representa a casi el 50 por ciento del electorado de la provincia, ya que la elegida sería Florencia López. Sin embargo, una semana antes del cierre, el gobernador convocó a los tres aspirantes a la candidatura, y finalmente todos obtuvieron algo: Madera candidata a intendente, Quintela a gobernador y López a vicegobernadora. Aunque no hubo un motivo expuesto, aseguran que la decisión se debió a que Quintela era quién más media en las encuestas. Si quedaba algún malestar por la decisión, se aplacó rápidamente, ya que para el día martes de esa semana la fórmula contaba con el aval de Alberto Fernández y todos debieron aceptarla, aunque aún haya algunos diputados, intendentes, ministros y secretarios que sostienen que están “dolidos”. Es que señalan como un factor clave que CFK estaba fuera del país, ya que Quintela no contaría con su apoyo ya que su hermana, Teresita Quintela, votó en contra de la 125 y eso permitió que finalmente Cobos tuviera el voto definitivo que termino por hundir dicho proyecto. Siguiendo este razonamiento, señalan que es llamativo que, a diferencia lo que ocurrió en Chaco, donde desde el ámbito nacional le pidieron a Peppo que se bajara para que no entorpecer las posibilidades de Capitanich, esto no haya ocurrido en La Rioja, donde Beder Herrera no recibió ningún pedido para bajar su candidatura. Esto, más el hecho de que Cristina no se fotografió con Casas y Quintela en las fotos del acto en La Pampa en 17 de octubre, le da crédito a Beder Herrera para decir que CFK “apoya su candidatura desde el silencio”.
¿Cómo impactó que Beder haya quedado afuera del armado del peronismo provincial? ¿Cómo impacta en la elección que se presente por fuera: tiene una intención de votos que podría contribuir a dividir los votos del peronismo y beneficiar a la fórmula de Juntos por La Rioja? En esa disputa entre las dos fórmulas, ¿cómo incidirá que Quintela vaya pegado a la fórmula Fernández-Fernández y no así Beder?
Después de la gran pelea en mayo de 2018 entre Beder y Casas, casi de inmediato los funcionarios más fieles al exgobernador salieron del gabinete (como Ricardo Guerra, ministro de Hacienda hasta ese momento) y el PJ quedó fracturado. Pero la mayoría de los dirigentes entendieron que la conducción del partido la tenía Casas, por lo cual el actual gobernador obtuvo el respaldo de la dirigencia y empezó a tomar fuerza su intento de reelección, que finalmente la Corte Suprema truncaría varios meses después. Beder Herrera hasta último momento se mostró abierto al dialogo y hasta había ofrecido “ceder” la gobernación y acompañar la fórmula como vice dentro del oficialismo, pero con la condición de que no fuese Quintela quien la encabece, algo que Sergio Casas no aceptaría. Como hubo varios dirigentes disconformes del proceso de consenso, eso alimentó la decisión de Beder Herrera de lanzarse a competir, considerando que tenía verdaderas posibilidades aun yendo sin el aparato oficial. En verdad, si hay un hombre en la provincia capaz de bancarse una campaña por sí mismo y con la suficiente espalda para dar verdadera pelea al PJ es el exgobernador, quien, por ejemplo, eligió no poner candidatos a intendentes en la mayoría de los departamentos en su armado para no entorpecer las chances de “sus amigos” y, puertas adentro del gobierno, temen un éxodo considerable de funcionarios al sector bederista. Beder apuesta a dar el batacazo apoyándose en su buena imagen en el interior y a dar pelea en Capital al contar con dos importantes dirigentes del principal distrito: el actual intendente Paredes Urquiza y el actual vicegobernador Néstor Bosetti, ambos candidatos por su espacio a la intendencia en Capital.
El gran beneficiado de esta separación del PJ es, sin dudas, Julio Martínez, líder del radicalismo en la provincia. Se sabe que el radicalismo en la provincia tiene aproximadamente un 30 por ciento de votos cautivos, con lo cual sus chances de hacerse con la gobernación aumentan tras esta división del voto peronista.
A pesar de todo esto, el favorito para las elecciones del 27 de octubre sigue siendo Ricardo Quintela, por el voto arrastre que supondría ir pegado a la boleta nacional de los Fernández. Beder Herrera ha presentado ante la Justicia un pedido que impida a los candidatos provinciales ir adheridos a la boleta nacional; dicha decisión está ahora en su instancia decisiva a cargo de la Cámara Federal Electoral que deberá expedirse en estos días. Si finalmente Quintela puede ir en boleta larga se convertirá sin dudas en el gran favorito a triunfar; sin embargo, si todos los candidatos van con boleta corta es probable que termine tercero, ya que gran parte de la dirigencia del interior podría apoyar a Beder Herrera. Una escisión de la boleta nacional beneficiaría también a Julio Martínez, ya que quedaría despegado de Mauricio Macri, que tira abajo lo números de cualquier candidato.
El otro detalle a tener en cuenta tiene que ver con las colectoras. Los dos candidatos del PJ llevan numerosas colectoras para los Concejos Deliberantes, y, si bien el oficialismo es el que más posee, es al que menos le suma, ya que los propios candidatos de las colectoras necesitan del corte de boleta para llegar a la victoria y por lo tanto hacen campaña por las tijeras.
Entre la trayectoria de Quintela, uno de los puntos más importantes fue, seguramente, haber sido intendente de la capital provincial. ¿Cómo se evalúa esa gestión en la provincia? ¿Cuáles son las potencialidades que Quintela puede llevar de esta gestión de la capital en la provincia?
Ricardo Quintela era, entre los candidatos del oficialismo, quien contaba con mayor caudal de votos propios. Dichos votos provienen, justamente, de sus gestiones como intendente de la capital, donde se ganó el reconocimiento de muchos por sus políticas implementadas, sobre todo del orden social. No obstante, su gestión tuvo altibajos: muchas veces fue criticado principalmente por el tema del bacheo –eterno problema de los capitalinos–, aunque también recibió halagos por acciones puntuales como los Munibus, un servicio de transporte público en colectivos que él puso en marcha, que durante su gestión funcionaron muy bien y hoy están casi desaparecidos. También recibió elogios y críticas por el tratamiento de la basura: una de las acciones que más llamó la atención fueron los camiones recolectores nuevos con el sistema Easy, que prometía un cambio total en la recolección de residuos y funcionaron muy bien, aunque hubo quienes se quejaron de que los camiones no durarían ya que los repuestos eran importados y muy caros. De hecho, hoy ya casi no hay contenedores.
Por el lado de Cambiemos, Juntos por La Rioja también pasó por una dura interna antes de elegir a sus candidatos, entre el senador radical Julio Martínez, elegido por la Casa Rosada, y el intendente peronista de la capital provincial Alberto Paredes Urquiza, respaldado por Pichetto. ¿Por qué, finalmente, la preferencia por Julio Martínez? ¿El acompañamiento del intendente de la capital en la fórmula de Martínez le brinda mayores posibilidades de ganar la gobernación o, por el contrario, el Frente de Todos podría ganarle la intendencia a Paredes Urquiza?
Las PASO fueron fundamentales para decidir la candidatura a gobernador en la oposición. Si bien había un “acuerdo inicial”, donde Paredes Urquiza ponía al primer candidato a diputado nacional Felipe Álvarez y, a su vez, desistía de su candidatura a gobernador y acompañaba a Martínez, el aplastante resultado en las primarias generó una ruptura en la alianza entre Martínez y Paredes Urquiza. El actual senador nacional Martínez es desde hace dos décadas el líder del radicalismo y el más cercano al Poder Ejecutivo nacional, por lo cual en realidad nunca estuvo en riesgo su candidatura.
Paredes Urquiza, golpeado por las primarias, se dio cuenta que estaba en un barco que parece condenado a hundirse, motivo que lo llevo a acercarse nuevamente a Beder Herrera y hoy es el candidato a intendente en la boleta del exgobernador. Inés Brizuela y Doria, actual senadora por el Pro, entonces, pasó a ser la candidata de dicho espacio a la intendencia y ya son muchos los que la ven como la gran ganadora de este cierre. Ya que, como es del riñón radical, se espera que obtenga el 30 por ciento de los puntos históricos de ese espacio, un porcentaje suficiente para hacerla vencedora ya que el PJ en la intendencia de capital se divide en tres: Paredes Urquiza, Bosetti y Tere Madera. Claro que, en el oficialismo, apuestan al voto arrastre de la fórmula nacional Fernández-Fernández para poder lograr no solo la gobernación sino también la intendencia. Ya sea por el arrastre o por la gran división del PJ, la intendencia pareciera quedar a cargo una mujer: Brizuela y Doria del PRO o Teresita Madera por el peronismo.
Vos mencionabas recién las posibilidades del arrastre de la fórmula nacional. De hecho, en las PASO de agosto, la fórmula presidencial del Frente de Todos sumó el 49,55% en La Rioja, una diferencia de veinte puntos sobre Mauricio Macri. El peronismo ganó en los 18 departamentos, incluyendo la capital provincial. ¿Cuán posible es que este resultado se repita en las fórmulas a gobernador entre Quintela y Martínez? ¿O habrá otras consideraciones de los riojanos a la hora de votar localmente y puede haber corte de boleta?
La elección del próximo 27 de octubre está totalmente provincializada. Primero, porque ya parece una certeza que el presidente será Alberto Fernández, por el cual la preocupación de los riojanos se centra en quién será su próximo gobernador. Además, los tres candidatos que pelean el liderazgo provincial son viejos dirigentes de la política, con votos propios y mucha trayectoria y reconocimiento. Si a eso le sumamos el disgusto (teórico) de algunos dirigentes del oficialismo para con su propio candidato, más las chances reales del radicalismo de lograr la gobernación por la división del PJ, la pelea por la gobernación es un campo de batalla que se lleva todas las miradas y donde pareciera que todo puede suceder.
Aun así, en el oficialismo esperan lograr la victoria por el efecto arrastre, argumentando que es imposible que se dé un corte de boleta tan grande como para voltear una elección de casi veinte puntos de diferencia. Pero, del otro lado, están los que creen que puede haber un record de corte para estos comicios. La decisión que tome la Cámara Electoral sobre la adhesión de boleta podría resultar un factor clave, aunque, aun compitiendo con boletas largas, la gran cantidad de colectoras (las cuales todas impulsan el uso de la tijera) también podría llegar a ser decisiva.
Alberto Fernández –seguramente próximo presidente– plantea un gabinete federal. ¿Qué políticas nacionales serían importantes desarrollar en función de los problemas que tiene hoy la provincia de La Rioja? En este sentido, ¿qué problemas emergieron o se agravaron durante la última gestión macrista nacional? ¿Y qué aporte podría hacer La Rioja en el nuevo panorama de desarrollo nacional?
El principal problema que tuvo La Rioja durante la gestión nacional de Mauricio Macri fue la desarticulación del parque industrial, el cual está en un estado crítico. Pero no solo la industria se ha visto vulnerada; también los productores están pasando malos momentos y el sector comercial se ha derrumbado. Esos serían tres ejes a mejorar en el próximo gobierno. También hay que recordar que el salario riojano está entre los más bajos del país. Aunque esto ya existía con anterioridad al macrismo, se ha perdido aún más poder adquisitivo, como en todo el país, durante la gestión de Cambiemos. Por lo tanto, es fundamental que existan políticas que contribuyan al aumento de los ingresos y se apliquen medidas que ayuden a la industria, el comercio y la producción, como la quita de impuestos, el control de importaciones y los subsidios de los servicios esenciales que han golpeado fuertemente a las tres áreas.
La salud y la educación también están atravesando una profunda crisis. En especial la salud, donde se necesitan insumos y mejoras salariales con urgencias, ya que el éxodo de trabajadores, en especial de médicos, a otras provincias es masivo. Hay lugares del interior provincial que cuentan con muy pocos médicos, cuando en La Rioja hay dos universidades que año tras año gradúan nuevos profesionales, pero que por lo general al terminar sus estudios migran a otras provincias con mejores oportunidades laborales.
En cuanto al aporte que La Rioja puede hacer al desarrollo nacional, cabe destacar la capacidad minera de nuestra provincia. Más allá del conflicto social que despertó en los últimos años –en especial en Famatina, quizás el lugar más rico de la provincia en cuanto la minería, donde el pueblo está constantemente movilizado–, desarrollar minería de forma responsable y sustentable podría llegar a ser posible, allí y en otras regiones. En cuanto a la producción agropecuaria, la vitivinicultura y la olivicultura son piezas fundamentales de la economía riojana y pueden cumplir un rol importante a nivel nacional en un futuro cercano, si cuentan con las posibilidades de desarrollo necesarias.