Sergio Palazzo es el Secretario General Asociación Bancaria y un pilar indispensable de la Corriente Federal de Trabajadores que –con posturas muy críticas sobre los pasos de la actual conducción de la CGT– junto a Pablo Moyano, las dos CTA y movimientos sociales ha construido el núcleo más sólido y activo de movilización en contra de las políticas recesivas del macrismo. Luego de la Marcha Federal del 1° y el paro general del 25 de junio, charló con Sangrre sobre la actualidad de la CGT y la situación política del país.
¿Qué momento coyuntural atraviesa la CGT? ¿Cómo se atraviesa esta etapa previa al Plenario de agosto?
En principio, no hay ningún acto útil –como dicen los abogados– que indique que vaya a haber un plenario de CGT en agosto, porque no han convocado desde la conducción de CGT ni al Confederal, que es la herramienta que puede convocar a dos cosas: primero, modificar el estatuto para volver a una conducción unipersonal; y, en segundo lugar, ponerle fecha a un plenario normalizador. Hasta ahora no veo que exista esa voluntad, aunque creo que debería existir porque la propia conducción de la CGT ha reconocido que ha fracasado, que su tiempo se había agotado. Además, porque la gestión que han hecho no ha sido buena para los trabajadores ya que el Gobierno ha avanzado sobre la reforma previsional, pretende avanzar sobre la reforma laboral, hubo despidos masivos, pérdida del poder adquisitivo, un ataque muy claro a la industria nacional, y creo que desde la CGT no se ha hecho lo suficiente para revertir esa situación.
¿En esa perspectiva, cómo analizas la posición y el futuro de la Corriente Federal dentro de la CGT?
Yo creo que, si no se llega a convocar a ese Plenario Normalizador que propuso la CGT, desde la Corriente Federal vamos a seguir en la unidad en la acción junto a las dos CTA, a los compañeros de los Movimientos Sociales y al sector de la CGT que responde al moyanismo. Por otro lado, cada vez son más los sindicatos, los grupos y las actividades que se incorporan en ese primer núcleo de unidad. Es muy sencillo: las condiciones de vida de los argentinos cada día se degradan más y esa realidad es con los dirigentes o sin los dirigentes. Una prueba la tuvimos el 21F, donde toda la dirigencia de la CGT al principio dijo que iba a acompañar y después no acompañó; sin embargo, éramos trescientos mil argentinos en la calle. Así que a veces la opinión de los dirigentes no va en sintonía con los que los afiliados quieren en los sindicatos, con lo que los trabajadores quieren en general.
¿Cuál es tu visión respecto a la posibilidad de una construcción dentro de la oposición para enfrentar a Cambiemos en las elecciones del 2019?
Primero, veo un plano de mucha conflictividad, porque el acuerdo suscripto con el Fondo Monetario Internacional, agregado a las políticas que venían impulsando, va a generar más desocupación, más miseria, más hambre. Acá ya no hay grieta de pensamiento ideológico, acá ahora hay grieta entre quienes pueden llevar un plato de comida a su casa y quienes no pueden hacerlo. Cuando eso pasa, se generan conflictividades muy grandes en un país, así que me parece que se vienen tiempos muy difíciles. En este sentido, creo que hay una deuda pendiente de los partidos de oposición, que no sé si es lograr una síntesis pero al menos sí una agenda de puntos básicos en defensa de los trabajadores con empleo y sin empleo, en defensa de los jubilados, en defensa de recuperar la industria nacional y un mercado interno que se está perdiendo. Yo creo que si logramos, no un programa político, pero sí al menos una serie de puntos básicos de coincidencias políticas, nos conduciría a un proceso electoral que de por tierra con las políticas de Macri. El tema es que para eso se necesita tener grandeza, y creo que hoy está faltando mucha grandeza en la dirigencia política para poder afrontar la hora que el pueblo le está reclamando.