Sin margen: El 22 de julio de 2011 en Noruega, Anders Behring Breivik, un empresario de 32 años, asesinó a 77 personas, la mayoría adolescentes, y dejó un tendal de heridos. Posteriormente se conoció su militancia en el Partido del Progreso, una formación de extrema derecha, nacionalista, xenófoba y antiinmigración. El atacante se declaró admirador de Tea Party y antimusulmán.

Sin margen: En 2016, durante la campaña presidencial en Estados Unidos, nacen los Proud Boys, un grupo formado exclusivamente por hombres blancos responsable del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Donald Trump se negó a condenar a esta formación neonazi e incluso los alentó con su famosa frase “retrocedan y esperen”. También protagonizaron la violencia en Charlottesville en 2017, cuando un miembro arrolló con su coche una protesta antirracista, matando a una persona e hiriendo a más de 20.

Sin margen: Yair, el hijo de Benjamin Netanyahu, escribió en agosto de 2017 en su cuenta de Facebook que “La escoria de los neonazis pertenecen al pasado y se están desvaneciendo”, pero, a su vez, que “los matones de los Antifascistas y de BLM (Black Lives Matter) que odian a mi país, y me parece que también a Estados Unidos, son cada vez más fuertes”.

Sin margen: En octubre de 2018 el ultraderechista Jair Bolsonaro ganó las elecciones. Su brutalidad saltó las fronteras de Brasil en el golpe parlamentario contra Dilma Rousseff: “Contra el comunismo, por nuestra libertad, en contra del Foro de São Paulo, por la memoria del coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, el terror de Rousseff, por las Fuerzas Armadas, por Brasil encima de todo y por Dios por encima de todo, mi voto es sí (a la destitución)”. “Aquí hay que hacer lo que dejó pendiente la dictadura: matar a 30.000” y “las minorías tienen que bajar la cabeza ante las mayorías. O se adaptan o desaparecen” fueron otras de sus frases.

Sin margen: El 31 de marzo de 2021 el grupo neonazi Bastón Frontal acosó a Pablo Iglesias en un acto de Podemos en el barrio Coslada de Madrid. En “El programa de Ana Rosa Quintana”, el magazine matutino de Telecinco, uno de los más vistos de España, lejos de condenar el hecho, se dijo que el entonces vicepresidente de gobierno recibió un poco de “jarabe democrático”. El año anterior, el diario Infolibre develó un chat de mandos retirados del Ejército: “No queda más remedio que empezar a fusilar a 26 millones de hijos de puta”.

Sin margen: El 9 de octubre de 2021 unas 10.000 personas, encabezadas por el partido neonazi Forza Nuova y el movimiento antivacunas, lanzaron bombas de humo contra la Casa de Gobierno y asaltaron la sede en Roma de la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL). El hecho trajo a la memoria los ataques a sindicatos y trabajadores en la década de 1920. Se trata de “el retorno del escuadrismo fascista”, en palabras del catedrático Antonio Baylos.

En un programa de TV el candidato ultraderechista francés Eric Zemmour le dice a una mujer afrodescendiente que no puede vivir en Francia

Sin margen: El 10 de abril habrá elecciones en Francia y parece que Marine Le Pen ya no es lo suficientemente intolerante. Peleando el segundo puesto está Eric Zemmour, un provocador condenado tres veces por discursos de odio. Su partido, Reconquista, fue fundado en 2021. Su figura se popularizó a raíz de sus apariciones en el programa del sábado por la noche “On n’est pas couché”, que se emite en CNews, cadena ultra financiada por el multimillonario conservador Vincent Bolloré.

Sin margen: Parecía que Portugal estaba inmune al virus europeo ultraderechista. Sin embargo, en las elecciones que consagraron al Partido Socialista de António Costa con una histórica mayoría absoluta se coló como tercera fuerza el partido de extrema derecha Chega con el 7,15% de los sufragios (15 diputados). Con un ascenso meteórico en apenas tres años, el discurso ultraconservador, religioso y racista se hace un lugar en la política lusa.

Sin margen: El “Convoy de la Libertad” tomó el 29 de enero las calles de Otawa, la capital de Canadá, y bloqueó algunos pasos fronterizos con Estados Unidos. Con la excusa del pase sanitario para camioneros, grupos de extrema derecha se sumaron a la violenta protesta. El Freedom Convoy se llenó de esvásticas, banderas confederadas, alusiones bíblicas, fotos de Trump y carteles con la frase “Fuck Trudeau”. Se reveló la complicidad de la policía con los líderes de las protestas.

“Convoy de la libertad” en Quebec, manifestación contra las medidas sanitarias, febrero de 2022

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La ultraderecha está en la calle y también en los gobiernos. En el mapa europeo, solo 7 de los 27 países de la UE tienen administraciones de centroizquierda, 5 son centristas, 11 de derecha y 4 de derecha extrema (como en los casos de Polonia, Hungría y Eslovenia). También están presentes en 22 parlamentos. Hoy América Latina se muestra más como un territorio en disputa, pero con la presencia cada vez más potente de la formación española VOX, que ya viene pisando fuerte en la región desde el golpe de Estado contra Evo Morales en 2019 y también con la participación como observadores en las elecciones de Perú y Honduras como parte de su pelea contra “el comunismo, el Grupo de Puebla y el Foro de Sao Paulo”.

El debut oficial ocurrió el 18 y 19 de febrero en un hotel cinco estrellas de Bogotá con el I Encuentro Regional del Foro de Madrid. Las franquicias de VOX se reunieron porque está “en peligro la existencia de la democracia, la libertad y el Estado de Derecho en toda la región”. Atacaron sin pudor al candidato presidencial de la izquierda, Gustavo Petro, que, para ellos, representa “una amenaza” para Colombia.

La Carta de Madrid es el manifiesto que reúne a la derecha recalcitrante de la región –lo rubrican más de 10.000 dirigentes; de nuestro país hay muchos del PRO y también figuran Javier Milei y José Luis Espert– y afirma sin ruborizarse que “una parte de la región está secuestrada por regímenes totalitarios de inspiración comunista, apoyados por el narcotráfico y terceros países. El proyecto ideológico y criminal que está subyugando las libertades y derechos de las naciones”. Usan el término “Iberoesfera” –en reemplazo de “Iberoamérica”–, de la que, aseguran, “tiene todas las condiciones para ser una región de libertad, prosperidad e igualdad ante la ley. Sus pueblos no están condenados por ningún tipo de determinismo histórico”. Integran esta alianza neofascista Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente brasileño; Keiko Fujimori, excandidata presidencial en Perú; Andrés Pastrana, exmandatario de Colombia; Jeanine Añez, exmandataria de facto de Bolivia; y el derrotado líder del Partido Republicano de Chile, el pinochetista José Antonio Kast.

Por primera vez desde la recuperación de la democracia una región de España estará gobernada por la ultraderecha de VOX

El periodista español Miquel Ramos es uno de los mayores especialistas sobre la ultraderecha. Próximamente publicará el libro Antifascistas. En una entrevista con el portal Ctxt afirma que “la extrema derecha es hoy la principal amenaza violenta interna en varios países occidentales” y, en relación con la crisis mundial por la invasión de Rusia a Ucrania, recuerda: “Algunos venimos informando sobre qué estaba haciendo la extrema derecha de uno y otro lado desde el Maidán. Desde los neonazis que acabaron liderando el golpe hasta los batallones neonazis como Azov que combaten en el Donbás, donde, no lo olvidemos, llevan ocho años de guerra y cerca de 14.000 muertos, muchos de ellos civiles a causa de los bombardeos de las fuerzas ucranianas. Allí, las milicias neonazis han tenido un papel importante, y han cometido numerosos crímenes de guerra contra la población prorrusa. Y son hoy el fetiche del neonazismo occidental. Ucrania lleva años siendo el lugar de peregrinaje y entrenamiento militar de neonazis de todo el planeta, debido a la impunidad de la que gozan sus milicias (algunas forman parte incluso de las Fuerzas Armadas) por su papel en el Donbás. Esto no lo digo yo exagerando el video de cuatro nazis en Twitter. Esto lo advertían hasta analistas norteamericanos expertos en seguridad y terrorismo, conscientes de que la extrema derecha es hoy la principal amenaza violenta interna en varios países occidentales”.

Pero, como el mundo de hoy es más complejo, el clivaje fascismo-antifascismo no sirve para entender esta guerra. Allí aparecen las relaciones de Vladimir Putin con formaciones ultraderechistas europeas como el Partido de la Libertad de Austria, Alternativa para Alemania, El Reagrupamiento Nacional en Francia, la Liga Italiana, Fidesz y Jobbik en Hungría, VOX o el Partido del Brexit de Reino Unido. Ramos agrega que “enmarcar este conflicto en estos términos perjudica mucho al antifascismo, porque asociar la invasión de Ucrania a una suerte de cruzada antifascista es regalarle a Putin esta lucha mientras en su país persigue y encarcela a militantes antifascistas”.

La plataforma Antifa International señala que los ataques de estos grupos crecen año a año. El blanqueamiento constante de la ultraderecha por parte de los medios de comunicación también ha vuelto cotidiana su presencia. Resulta por demás insólito el espacio que la prensa le da a discursos de odio naturalizando sus posiciones racistas, homofóbicas, xenófobas con postulados que plantean la regresión total de derechos. Javier Milei girando en loop por canales y radios: la amplificación de su discurso anacrónico, conservador y violento como si fuera novedoso termina facilitando su ingreso a las instituciones democráticas, a las cuales justamente repudia. Ese virus se multiplica en la toxicidad de las redes sociales. La revista Science señaló en un estudio que las noticias falsas se difunden más rápido que la verdad. El 1% de las noticias falsas se difunde entre 1.000 y 100.000 personas, mientras que las verdades rara vez llegan a más de 1.000 personas. Las fake news reciben un 70% más de retuits que la información verdadera.

“Fue precisamente la total irracionalidad de sus consignas lo que favoreció la fascinación ideológica del fascismo. En España, como antes lo había hecho en Italia y en Alemania, el fascismo activó fuerzas inconscientes cuya existencia la izquierda no había reparado: temores y resentimientos que existían también en el seno de la clase obrera”: esto lo escribió en 1972 el intelectual alemán Hans Magnus Enzensberger sobre la Guerra Civil española, en su libro El corto verano de la anarquía. Vida y muerte de Durruti.

En este raconto de un mundo sin margen no solo hay que volver a decir que la Tierra es redonda, que las vacunas son buenas, que los nazis son malos, sino también que lo que pregonan los ultras es lo contrario a la libertad, aunque ahora se apropien del término. La suya no es la libertad solidaria y fraternal de los pueblos y sus organizaciones, sino la “libertad” egoísta, individualista y propietaria.

En realidad, ellos anhelan todo lo contrario a la libertad. Su proyecto es la involución al estado corporativo fascista. Pregonan el supremacismo, el odio clasista, el fin del multiculturalismo, el retroceso de los derechos sociales, la supresión del diferente. Ante este oscurantismo, las fuerzas sociales, políticas, sindicales, las organizaciones del campo popular deben imponer su fuerza democrática para enfrentar al peor peligro de la humanidad: el fascismo.

Urge potenciar las resistencias y las contraofensivas: esa América Latina que presenta bocanadas progresistas en sus gobiernos y poderosas organizaciones en sus territorios. La aparición impensable de Bernie Sanders en Estados Unidos 2016, de Jean-Luc Mélenchon o de Podemos en España, hoy integrando un inédito gobierno de coalición desde el retorno de la democracia, son muestra de esa contraofensiva.

El sin margen también aplica para la izquierda política. Sin margen para medias tintas, sin margen para no hacer huelgas, sin margen para no hacer políticas estructurales, sin margen para correrse más al centro. Sin margen, porque los que estaban a las puertas de nuestras casas en muchos casos ahora duermen en el cuarto de al lado.