El 28 de enero de 2013 se realizó en Santiago de Chile la I Cumbre de Presidentes de la CELAC. Como anfitrión, el presidente Sebastián Piñera le traspasó el mando de este organismo del continente americano sin la presencia de Estados Unidos y Canadá a Raúl Castro con las siguientes palabras: “Bienvenido, don Raúl Castro, lo felicito y le entrego el mando y va a contar con el apoyo total y absoluto de todos los que estamos aquí”. Mientras se estrechaban las manos, el presidente cubano agradeció “en primer lugar, a Chile por las atenciones recibidas”.

A 10 años de aquel gesto entre presidentes con orígenes, historias e ideologías tan divergentes, el contraste con el pataleo de la oposición argentina es brutal. Esta exhibió un grado de cinismo y sobreactuación ante la presencia de mandatarios que no le gustan, al punto de vanagloriarse por la ausencia del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. La referente de la ultraderecha local Patricia Bullrich tuiteó: “¡Ganó la democracia! Frenamos al narcotraficante de Maduro y no vendrá a la Argentina. Celebro cómo miles de venezolanos, que tuvieron que emigrar a nuestra patria expulsados por el delirio socialista, evitaron la ofensa de ver al gobierno recibir con honores a este dictador”. No es que no saben cómo funcionan los mecanismos supranacionales – como presidente, Mauricio Macri se dio la mano con Miguel Díaz-Canel y con Xi Jinping´– o que sean amantes de las democracias. Es la falta de escrúpulos la que guía sus pasos.

¿Acaso Juntos por el Cambio olvidó que Macri fue uno de los primeros gobernantes en reconocer a la dictadura de Jeanine Añez y que envió ilegalmente armas a ese régimen para reprimir la resistencia del pueblo boliviano al golpe? ¿Cuál sería el grado de apego a la democracia del macrismo cuando está aliado a Bolsonaro, Trump y VOX o cuando su líder elogia sin tapujos a la monarquía de Qatar, un país sin elecciones ni derechos?

Los medios mainstream no se quedaron atrás del festival de la sobreactuación. Ningunearon el rol de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y los acuerdos celebrados por los 33 países en la llamada Declaración de Buenos Aires (que tiene 100 puntos de consenso y 11 declaraciones especiales). Las tapas y coberturas de La Nación y Clarín del 25 de enero despliegan esta nueva era de la desinformación: magnificar eventos que no pasarían de un pirulo y convertirlos en la noticia principal. Por ejemplo, el pataleo del presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, por los países que “no respetan la democracia ni los derechos humanos”, cuando en su coalición de gobierno tiene a una formación filomilitar nostálgica de la dictadura, ocupó los grandes titulares.

Que Lula y la infinidad de gestos en su estadía en Argentina no sean tapa es también una muestra del rol de los medios. El flamante presidente de Brasil, que tuvo que desactivar un golpe de Estado a una semana de asumir, se movió como la locomotora política y económica de la región. Se notó el retornó del gigante sudamericana luego de que Jair Bolsonaro sacara al país de la CELAC en 2020. “Brasil está de vuelta en la región y listo para trabajar lado a lado con todos ustedes, con un sentido muy fuerte de solidaridad y proximidad (…) Estaremos asociados a nuestros vecinos bilateralmente, en el Mercosur, la Unasur y la CELAC”, señaló en su intervención ante sus pares.

Cabe también destacar el mensaje del presidente Alberto Fernández omitido por la “gran prensa”: “La democracia está en riesgo. No debemos permitir que la derecha fascista ponga en riesgo la institucionalidad de nuestros pueblos”.

Fernández le traspasó la presidencia pro tempore al primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, un país del Caribe sur de 100.000 habitantes y que a pesar de las presiones de Estados Unidos se ha mantenido con sus convicciones dentro del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos).

CELAC Social

De forma paralela a la cumbre oficial se conformó un espacio denominado CELAC Social, que integran unas 300 organizaciones de todo el continente.  Con un acto que dio espacio a las voces de la región y una multitudinaria marcha para promover “una verdadera integración de los pueblos” se lanzó este colectivo que logró dar visibilidad a pueblos que resisten a regímenes brutales como los de Perú y Haití, que han dejado un tendal de asesinatos a manos de las fuerzas de seguridad. Y también a la solidaridad con Venezuela por los ataques recibidos contra Maduro, quien no pudo asistir a la cita denunciando un plan de agresión por parte de la derecha vernácula. El documento elaborado por este colectivo fue entregado a Gonsalves y Lula.

SANGRRE dialogó con referentes del Perú y Haití.

Anahí Durand, exministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables del Perú: “Estamos aquí para dar a conocer la importante lucha que están protagonizando hombres y mujeres en todas las regiones para sacar a esta dictadura que se ha impuesto desde el 7 de diciembre, para poder abrir también un nuevo proceso democrático que incluya una nueva constitución escrita por todos los pueblos del Perú de manera paritaria y Plurinacional. Hay una descomposición del sistema político, por eso la gente quiere cambiar la Constitución. Porque la derecha, al no ganar la presidencia, lo que hace es cambiar las leyes y tener, de hecho, un régimen parlamentarista y desde el parlamento gobierna. De esos seis presidentes, solo dos fueron electos por voto popular; el resto son pura maniobra parlamentaria, leguleyadas que indignan a la población. La gente dice: ‘Yo voté un presidente y desde el Congreso arreglan y ponen a otro’. Entonces, en este momento la lucha no es solo para sacar a Dina Boluarte, es por una nueva Constitución en la cual haya nuevas reglas de juego que se respeten y se pueda tener un régimen como tal. La comunidad internacional, los países de la CELAC no pueden ser cómplices de las masacres que estamos viviendo en Perú, de los atropellos que estamos pasando. El sábado la Universidad de San Marcos, que es la más importante del país, en la que soy docente, ha sido intervenida con tanques militares. Han detenido a 200 estudiantes que recién están siendo liberados. Ha habido episodios de violencia sexual contra las mujeres. Es una situación muy grave y la comunidad internacional no puede estar indiferente, tiene que haber una condena y una denuncia de lo que está pasando en Perú”.

Henry Boisrolin, coordinador del Comité Democrático Haitiano Argentino: “Ariel Henry es un primer ministro de facto, ilegal e ilegítimo, que fue designado a través de un tuit de la jefa de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití, Helen la Lime. Los organismos multilaterales y los medios de comunicación dicen estar preocupados por la presencia de otros mandatarios a quienes llaman dictadores, pero aquí miran para otro lado y ningunean al pueblo haitiano. Hay una propaganda que señala a Haití como el país más pobre del hemisferio cuando, en la realidad, más que pobre es el más empobrecido: digo esto porque, por ejemplo, tenemos reservas de oro y la empresa que lo extrae pertenece al hermano de Hillary Clinton, mientras que en la división internacional del trabajo nos asignan el lugar del país proveedor de mano de obra superbarata. Pero hay otros intereses geopolíticos en juego, por ejemplo, que somos la nación más próxima a Cuba y un punto estratégico del Caribe, una región considerada como el primer patio trasero para Estados Unidos. Las organizaciones populares haitianas hoy cuentan con mayor legitimidad que el autoproclamado primer ministro y reclaman un gobierno de transición de dos en el que tengan participación y sin dictámenes de las potencias extranjeras que tanto daño causaron; en el camino, debemos avanzar en una Asamblea Constituyente y recuperar la soberanía y autodeterminación”.