Estamos muy felices por lo que acaba de ocurrir. El pueblo de Chile expresó en las urnas que no pasará el fascismo, que no queremos retornar al pinochetismo. El pueblo de Chile apostó y le dio la confianza a Gabriel Boric por una diferencia del 12% y le dijo “no” a la ultraderecha, a la derecha de Pinochet.

Teníamos la esperanza de un triunfo que pensamos que iba a ser más apretado. Sin embargo, no fue así: hubo mayor participación, mayor involucramiento de un sector de la población que quizá no encontró una motivación en la primera vuelta y sí la tuvo en la segunda. Este triunfo se sostuvo principalmente sobre los pies y las voces de miles y miles de jóvenes que se movilizaron en esta segunda vuelta: muchos que no habían ido a votar desde el plebiscito constituyente, otros que nunca habían ejercido el derecho al voto y lo hicieron por primera vez, lo que permitió que creciera el nivel de participación y, por lo tanto, las voluntades que querían un Chile transformador y de cambio, con mayor justicia social, con reconocimiento de los pueblos originarios y de la diversidad sexual, con derechos económicos sociales y culturales para todos los habitantes del territorio sin distinción.

El boicot del gobierno y de los empresarios del transporte para evitar que los sectores populares pudieran ir a las urnas produjo un efecto contrario: se activó la solidaridad de trabajadores y trabajadoras, de vecinos y vecinas. Algunos fueron caminando, otros en bicicleta, otros facilitaban el traslado de gente que estaba en la calle y quería votar. El gobierno intentó poner en jaque y contra la pared, mediante el engaño y el sabotaje, al pueblo de Chile; este respondió de la única manera que lo sabe hacer y lo viene haciendo hace mucho tiempo, que es con solidaridad, con voluntad, con entereza y con convicción, para decir: queremos seguir avanzando hacia un futuro de cambios y queremos hacerlo con el conglomerado de Apruebo Dignidad y de Gabriel Boric como presidente de la República.

Estamos muy contentos, no solo por el triunfo, sino también por la gran diferencia de votos, que confirma que los resultados de la primera vuelta fueron sorpresivos, tal vez porque faltó algo de la épica de las revueltas que comenzaron en octubre de 2019, de esa agudización de la contradicción entre los grupos que proponían un Chile del capital, de la empresa privada, de los ricos y poderosos, y el pueblo, que finalmente habló y dijo lo contrario.

Se nos abre un período que no será fácil. Será complejo porque la derecha intentará boicotear estos cuatros años de gobierno, porque no estará dispuesta a que sigamos avanzando con los cambios. Se necesitará, entonces, el apoyo internacional, el rol de los medios alternativos de Latinoamérica, esa solidaridad activa de los pueblos. Vamos hacia adelante, por un futuro mejor para los habitantes de nuestra patria.