El mismo día que en Argentina se vota al otro lado del charco. El Frente Amplio (FA) buscará este domingo su cuarto gobierno consecutivo. Se trata de la elección más peleada para la coalición de centroizquierda que gobierna Uruguay desde hace quince años. Todas las encuestadoras prevén un ballotage entre el candidato del oficialismo, el exintendente de Montevideo Daniel Martínez y el senador Luis Lacalle Pou, del centroderechista Partido Nacional (PN).
Como en las recientes elecciones bolivianas, donde un pastor presbiteriano ultramontano salió tercero con casi un 9 por ciento de los votos, una derecha extrema asoma en el horizonte latinoamericano. En el caso uruguayo se trata de la formación Cabildo Abierto, liderada por el excomandante del ejército Guido Manini Ríos. Lo sitúan peleando el tercer lugar con el histórico Partido Colorado (PC), que condujo los destinos del país durante 175 años.
Para analizar este escenario, SANGRRE entrevistó a Carlos Flanagan, miembro del Partido Comunista de Uruguay (PCU), exsecretario de Relaciones Internacionales de esa formación política, miembro de la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales del Frente Amplio y exembajador de Uruguay en el Estado Plurinacional de Bolivia.
¿Cree que la debacle de Mauricio Macri en Argentina, las crisis en Ecuador y Chile, el desvarío del Brasil de Jair Bolsonaro y una marcada pobreza intelectual en la derecha regional aumentan las chances de victoria del Frente Amplio?
La situación desastrosa de Argentina, como resultado de la gestión de Macri, así como el retroceso enorme en los beneficios sociales de los trabajadores con el gobierno de Bolsonaro en Brasil fueron temas obligados en la campaña electoral, no solo por parte del Frente Amplio, sino de los movimientos sociales y el sindical por medio del PIT-CNT. También se trajo a colación la alegría y las felicitaciones a Macri por su triunfo en 2015 tanto de Luis Lacalle Pou, el candidato del Partido Nacional, como de Ernesto Talvi del Partido Colorado.
En lo interno, la oposición no ha presentado un programa alternativo coherente. El debate entre Martínez y Lacalle –quienes seguramente disputarán una segunda vuelta en noviembre– fue elocuente al respecto. Por un lado, ejemplos de los resultados obtenidos en los distintos rubros por parte del FA en sus tres períodos consecutivos de gobierno. Solo para mencionar algunos: luego de dieciséis años de crecimiento económico ininterrumpido, se redujo la pobreza de 39,9 por ciento en 2004 a 8,1 por ciento en 2018 y la indigencia del 4,7 por ciento al 0,1 por ciento en el mismo período. Desde hace quince años los salarios, pensiones y jubilaciones crecen más que la inflación y el salario real creció un 55 por ciento. De acuerdo al índice Gini, Uruguay es el país más igualitario de América Latina y el Caribe.
En cuanto a derechos adquiridos, podemos destacar algunas leyes como las de concubinato, de matrimonio igualitario, de interrupción del embarazo, de identidad de género, de atención integral a las personas trans, contra la violencia hacia las mujeres basada en género y la de extensión de licencia por maternidad y paternidad. Es por todo esto que Uruguay ha sido declarado por la CEPAL el país más igualitario y por la OIT el de mayor cobertura de seguridad social de América Latina.
Resulta preocupante que las oposiciones ultraderechistas, como las que vemos en Europa y que con Bolsonaro se asentaron en América Latina, también aparezcan en Uruguay.
Sí, se trata del surgimiento de un nuevo partido, Cabildo Abierto, encabezado por el excomandante en Jefe del Ejército Guido Manini Ríos, cesado este año en sus funciones por el presidente Tabaré Vázquez. Es la voz de la derecha dura y le ha quitado votos conservadores al Partido Colorado. Hoy está en cuarto lugar en las encuestas con un 11.5 por ciento de las preferencias hacia el 27 de octubre, puede crecer y, sin dudas, tendrá presencia parlamentaria.
El discurso desembozado de la oposición es “vamos todos juntos contra el FA” y hablan de un gobierno de coalición en ese sentido. Pero aún en este designio surgen diferencias: mientras Lacalle incluye en ella a Cabildo Abierto, Talvi, candidato del Partido Colorado, no.
No hay dudas en cuanto a que el Frente Amplio gana la primera vuelta. Una de las encuestadoras más confiables le da un 41 por ciento, seguido del Partido Nacional con un 22,6 (mayor diferencia que en las elecciones pasadas) y luego el Partido Colorado con 16 puntos. Es el resultado más alto para el FA hasta ahora. En agosto estaba en un 32 por ciento.
Esto no es nuevo y ratifica el hecho de que la maquinaria partidaria del FA es lenta para arrancar; pero cuando toma velocidad es imparable.
Habrá que ver si este ascenso se consolida y en la primera vuelta el FA logra el porcentaje de votos que le permita mantener, como en estos quince años, las mayorías parlamentarias propias. Esto, que es de vital importancia para una gestión de gobierno, es lo que estará en juego.
¿Hay expectativa por el recambio generacional en el FA tras las presidencias de dos figuras de talla como Tabaré y Pepe Mujica?
La biología marca inexorablemente la hora de los recambios generacionales. Para el FA no es novedad que, nacido el 5 de febrero de 1971, es el frente de izquierda más antiguo del mundo.
Ya tuvimos un primer recambio a mediados de los años ochenta, cuando los dirigentes fundadores fueron dando paso a nuevos cuadros dirigentes en cada partido o movimiento integrante de la coalición.
Hoy estamos encarando el segundo recambio, que tiene a mi juicio diferencias con el primero, en la medida que la gestión de gobierno “atrapó” a muchos de los principales cuadros políticos partidarios e independientes que jugaban un papel primordial en las estructuras de los partidos y de las instancias orgánicas permanentes del Frente Amplio, con el consiguiente debilitamiento orgánico de las estructuras. Pero a pesar de ello van surgiendo nuevas figuras que aseguran la continuidad de la vida política tanto del Frente como de las organizaciones que lo conforman.
Hubo encuentro Daniel Martínez-Alberto Fernández. ¿Observa reedición de gobiernos progresistas y crisis de los gobiernos de derecha?
Por supuesto que esperamos con ansias el triunfo del Frente de Todos en la Argentina, dada la importancia para el progresismo en la región y especialmente para nosotros, que hoy estamos literalmente rodeados por gobiernos de derecha (Argentina, Brasil, Paraguay).
Cada día aumenta el volumen de la indignación y movilización de los sectores populares repudiando la estrategia neoliberal reimplantada por los gobiernos de la derecha en la región. Ahora bien: estos gobiernos no triunfaron en cada país derrotando a las experiencias progresistas por arte de magia. En mi opinión, es imperioso un riguroso análisis autocrítico de lo actuado y de los errores cometidos por parte de los partidos de izquierda y progresistas que sufrieron la derrota frente a la derecha en estos últimos años, junto a los que no hemos sido derrotados pero tenemos dificultades a enfrentar y procesos de cambios estructurales a los que hay que seguir profundizando.
No habrá gobiernos estables en el tiempo sin estructuras partidarias fuertes que lo sustenten y sin un diálogo fluido entre el gobierno y la fuerza política que coadyuve a la aplicación de los programas de gobierno y la profundización de los procesos de cambios.