Otro sábado patrio, ya con el sol del 25 bien asomado y campante en el cielo celeste. “¡Viva la Patria!, se oye / y el clamoreo… / Y nos entra en la sangre / cierto hormigueo”. ¿Qué mejor que hacerle caso a aquel viejo gato patriótico y escuchar música de la más maravillosa? Con selección musical de Blas Finger y glosas de Emilio Sadier, presentamos una playlist spotifiana perfecta para la ocasión: siete próceres musicales que se dedicaron, entre los ’60 y los ’70, a ensanchar las fronteras sonoras de nuestra tierra.

 

EDUARDO LAGOS / Figura central de la llamada “proyección folclórica”, que agregó improvisación y nuevos lenguajes al folklore en la década de 1960, Lagos sabía cobijar y nuclear alrededor de su piano a grandes músicos en reuniones caseras y discos. Este tema, en el que se luce Mariano Tito en vibráfono, forma parte de Así nos gusta, disco mítico editado por el sello independiente Trova en 1969 que vale la pena oír entero, con un dream team imposible de invitados: Astor Piazzolla, Oscar Alem, Hugo Díaz, Antonio Agri, Cacho TIrao, Domingo Cura, Oscar Cardozo Ocampo y siguen las firmas.

ENRIQUE “MONO” VILLEGAS / La historia es la siguiente: el 15 de septiembre de 1968, al día siguiente que tocara Duke Ellington en el Gran Rex, el “Mono” Villegas convence a Paul Gonsalves y Willie Cook, de la banda del Duque, a ir a los estudios Ion y grabar, en una sola toma y junto a Alfredo Remus en bajo y Eduardo Casalla en batería, el disco Encuentro (también editado por Trova). “Perdido”, de Ellington, abre el álbum y resume el espíritu de la sesión: presentado el tema, se larga Gonsalves con un solo de saxo; a continuación, solo de trompeta de Cook; al minuto 4 y monedas entra Villegas y todo se pone bastante Monk; después, trompeta y saxo dialogan en un contrapunto enorme a medias frases, que va y vuelve hasta el minuto final, cuando se les junta el Mono para cerrar la joya sónica, que impulsa a salir corriendo a escuchar el resto del disco.

REMO PIGNONI / Rafaelino para toda la vida, compositor prolífico de obras folklóricas, Pignoni fue además un exquisito instrumentista: solo tres discos editados bastan para ponerlo en el Olimpo del piano argentino. Esta chacarera forma parte de De lo que tengo. Música popular argentina, disco doble grabado en Buenos Aires en 1981 en el Teatro de las Provincias (nombre que tuvo el Teatro Regio durante la última dictadura) y editado por un pionero de la edición discográfica independiente argentina, Iván Cosentino (fundador de los sellos Qualiton e IRCO).

GUSTAVO “CUCHI” LEGUIZAMÓN / Aunque el Cuchi ya es un clásico absoluto por todo lo que le aportó como compositor al folklore y la canción argentina, su forma de tocar y de cantar sigue siendo algo que está en el futuro a años luz de todo lo conocido. Esta versión de “Chacarera del zorro” corresponde a su primer disco en estudio, editado por Phonogram en 1966, y es el último tema del lado A, integrado por temas en piano solo (en el lado B canta acompañándose en guitarra algunos futuros clásicos como “Serenata del 900”, “Zamba del carnaval” y “Chacarera del expediente”). Disonancia, ritmo y fraseo en su máxima expresión.

CARLOS DI FULVIO / De formación clásica y a la vez autodidacta, Di Fulvio arrancó su carrera con solo catorce años, a comienzos de la década de ’50 en su Córdoba natal. Virtuoso indiscutido de las seis cuerdas, autor de temas fundamentales del folklore como “Guitarrero” y “Campo afuera”, se inclinó desde los años ’60 a componer obras de más largo aliento y discos conceptuales, como el Canto monumento a la memoria de José María Paz o el Concierto supersticioso –que relata el afán de búsqueda del saber diabólico por parte de los hechiceros criollos– del que este tema, “El sueño del brujo”, es su primer movimiento.

DOMINGO CURA / “Juana Azurduy” es una de las canciones de Ariel Ramírez y Félix Luna a las que en 1969 Mercedes Sosa puso voz en el disco Mujeres argentinas. En 1975, en su tercer LP solista (Gloria, editado por Tonodisc), el bombisto santiagueño hace esta versión lisérgica digna de Carlos Santana o de Arco Iris, en la que jazzrockea a pleno los parches sobre la melodía electrificada por guitarras y sintetizadores.

HORACIO “CHIVO” BORRARO / Arquitecto, pintor, fotógrafo, escritor, multi-instrumentista, compositor, arreglador: todo eso y más fue Horacio Borraro, que arrancó en los años ’40 haciendo jazz tradicional con el clarinete y a mediados de los ’60 tocaba el saxo tenor como si John Coltrane se hubiese afincado en Buenos Aires. En este tema, el Chivo irradia esplendor y una maestría furiosa, acompañado del bajo de Jorge “el Negro” González, la batería de Néstor Astarita, la percusión de Miguel “Chino” Rossi y los teclados de Fernando Gelbard (hijo del estos días tan mentado Jorge Bel, quien en el momento preciso de esta grabación –julio-octubre de 1973– era ministro de Economía de Héctor Cámpora). Después de oír “Mi amigo Tarzán”, seguir derecho viejo con el resto del disco –Blues para un cosmonauta– es algo tan irresistible como esencial.