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El colectivo casi completo circula por la calle Combate de Los Pozos rumbo a la estación Constitución. Es una tarde de invierno, disminuye la luz natural.

El ómnibus atraviesa Monserrat y al frenar frente a un semáforo roza sin intención el guardabarros de una camioneta oscura, de marca.

De la camioneta baja un tipo cuya ropa también es de marca. Pelo corto, aspecto de quien nunca en la vida recibirá el insulto de “negro de mierda”.

El tipo encara contra el colectivo, insulta al chofer. Entra de nuevo a su camioneta y sale con un fierro en la mano. Empieza a golpear al bondi con el fierro, el chofer cierra todas las puertas.

Adentro hay gritos. Madres con su bebé en brazos, ancianos. Hay desesperación.

Varios llaman al 911 para que venga algún patrullero. El chofer del colectivo hace un rodeo por una calle lateral y escapa de la escena, mientras los pasajeros comentan el hecho en voz alta.

Unas cuadras más adelante vuelve a aparecer la camioneta del incidente. El tipo se lanzó a perseguir al colectivo. Quiere dejar en claro que a él, ningún chofer le roza la camioneta. Vuelve a obstaculizar el paso del bondi.

El tipo de la camioneta está más alterado aún, y destroza el parabrisas a golpes de fierro. No parece importarle mucho lo que sucede a bordo del transporte. Los vidrios astillados podrían lastimar a alguien ajeno al motivo de su odio.

Los pasajeros entran en pánico. Siguen llamando a patrulleros que no vendrán. El chofer mantiene cerradas todas las puertas, por lo que se vuelve imposible abandonar el rodado. Por otra parte, ¿bajarse para qué? ¿Para tomar un taxi? Casi todo el pasaje va a Constitución a tomar algún tren. No es gente que ande gastando plata en taxi.

Alguien se percata de que ahora el incidente ocurre a metros de una comisaría, que tampoco muestra reflejos.

En los asientos del fondo del colectivo, tres pibes de gorrita dicen “loco, vamo a darle masa a este gato”.

El violento no está solo en la camioneta, y no termina de quedar claro si su acompañante procura calmarlo o no.

El cronista baja del bondi y se pierde por ahí, por lo que no es posible contar desenlace alguno. Ya es casi de noche.

 

2

Colectivo de la línea Oeste, a metros de la estación de trenes de La Plata. Suben muchos pasajeros, con destino fuera del cuadrado de la ciudad.

Entre el pasaje, dos pibes de no más de catorce años. Morochos, de gorrita. Pagan su pasaje con la SUBE.

Alguien detecta entre sus ropas una pistola de plástico, y grita “¡está armado!”.

De inmediato un adulto se abalanza sobre el pibe y lo baja del colectivo a empujones.

Desde los asientos del fondo, una mujer grita “¡no le peguen, es un nene!”.

El micro está detenido frente al Banco Provincia, en el centro. El pibe expulsado hierve de ira, toma un trozo de baldosa y destroza un vidrio del ómnibus. Gritos, terror entre el pasaje.

Más piedras, más vidrios rotos. El chofer no atina a nada. Algunos pasajeros llaman a la policía, que no aparece. Siguen los piedrazos. Finalmente el pibe se va corriendo, y los pasajeros bajan del micro y suben a otra unidad de reemplazo.

Es una tarde de sol.

[Ilustración: Ana Celentano]